Estas líneas están siendo escritas en la noche del jueves 29 de febrero y están destinadas a ser publicadas el sábado 2 de marzo. Entretanto, el viernes 1º de marzo en la noche, la Sala de Apelaciones de la Corte Penal Internacional, en la ciudad de La Haya, Holanda (Países Bajos), habrá emitido la muy esperada decisión según la cual se dará curso o no a la investigación que el fiscal de dicho tribunal, Karim Khan, adelanta en la causa conocida como Venezuela 1 abierta en 2021 para determinar la culpabilidad de la cadena de mando venezolana que ordenó y mandó ejecutar los delitos de lesa humanidad cometidos en nuestro país. Dicha causa resulta de la investigación preliminar abierta en 2018 que ha atravesado varias etapas.
La causa en la que se emitirá la decisión se llama Venezuela I porque -créase o no- el propio gobierno “bolivariano” en 2020 dio inicio a otra causa conocida como Venezuela II en la que busca se condene a Estados Unidos por crímenes de lesa humanidad que consistirían en la adopción de sanciones.
El desarrollo de la causa y los trascendidos obtenidos por quienes gestionan este asunto permiten adelantar que existe una buen posibilidad que la Sala de Apelaciones decida dar continuidad a la investigación ya iniciada por el fiscal y apelada por Venezuela. De estar en lo cierto el caso pasa ya a una fase en la que no se pueden poner obstáculos y demoras, como se ha visto hasta ahora. Pudiera también ocurrir que la sentencia tuviera algunas condicionantes que al día de hoy no conocemos, pero -habiendo impulsado el asunto desde 2018- anticipamos que la investigación continuará y se pasará a la fase donde el Tribunal puede emitir citaciones u ordenes de aprehensión a los responsables de la cadena de mando, comenzando por Maduro y siguiendo hasta donde concluya el nivel decisorio. No se trata de condenar al subalterno que torturó a las víctimas, sino de ir al vértice desde el cual se emitieron las órdenes delictivas.
Tampoco es que en estas líneas vamos a pasearnos por los aspectos procesales, sino que intentaremos analizar cuáles puedan ser las consecuencias políticas que resultarán ante el bochorno de que Maduro y su combo puedan resultar imputados, juzgados y condenados por los delitos más horribles que existen. No serían los primeros.
Sin aspirar a convertirnos en profetas como los de la Biblia ni a emular al legendario adivinador francés del siglo XVI Nostradamus, que tuvo éxito en la predicción de importantes eventos políticos, pero habiendo observado como ha actuado el régimen usurpador, podemos anticipar con cierto grado de certeza cuáles puedan ser las reacciones que se puedan esperar.
Pudiera ser que el canciller Yván Gil anuncie que la decisión “fue un triunfo para la revolución” tal como lo hizo en derrotas anteriores, o también pudiera ser que Maduro truene afirmando que la Corte Penal es “lacayo del poder colonial”, o que el imperialismo ordenó la resolución y -por qué no- que la Exxon es la que está detrás pagando todos los gastos. Quien esto escribe ha estado involucrado en el caso desde el principio a través de Ciciven (Comité Internacional contra la Impunidad en Venezuela) a puro pulmón y sin recursos, tanto que el propio presidente de la institución, el conocido compatriota y luchador William Cárdenas Rubio, está pagando sus propios gastos para estar presente en la audiencia.
El siguiente paso será el altivo desconocimiento de la sentencia y el correspondiente anuncio de que no será tomada en cuenta.
De allí seguirá la expulsión sumaria de la delegación de la Corte prevista que se instale en el país para colaborar en el fortalecimiento del sistema judicial nacional.
Luego vendrá el anuncio de que la república bolivariana se retira del Tratado de Roma (constitutivo de la Corte) no solo aceptado y firmado por nuestro país, sino impulsado por los más competentes juristas y diplomáticos de finales de los setenta. Igual hicieron retirándose de la OEA en 2017 cuando las cosas se le pusieron feas y retirándose de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2013, evidenciando el deseo de sustraerse de todo compromiso en esa materia sin tomar en cuenta que ello significa el aislamiento del mundo de los que respetan los derechos fundamentales.
No faltará el ingrediente verbal del desvergonzado programa televisivo que conduce el “rey de la impunidad” Diosdado Cabello, quien tuvo el brío de demandar a este periódico por difamación con la consecuencia de despojar a sus dueños no solo de su sede física en Los Cortijos sino, además, de haber logrado la mayor indemnización jamás impuesta por un tribunal venezolano.
Entretanto Miraflores recibirá la solidaridad de los “demócratas” del continente y el mundo (Cuba, Nicaragua, Bolivia, Rusia, Bielorrusia etc.) y se solazarán escuchándose unos a otros en la Cumbre de la Celac iniciada ayer mismo en St. Vincent, cuyos discursos bien podemos adivinar en la mayoría de los casos antes de que se produzcan.
Naturalmente no faltarán las pataletas por las sanciones y los esfuerzos del psiquiatra y su hermanita por salirse de los acuerdos de Barbados.
Lo anterior es el cuadro de esta semana y de la que viene. Analice usted si estos síntomas son de fortaleza o de debilidad. Después me manda un tweet y me cuenta.
@apsalgueiro1
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