Cuando el filántropo norteamericano Melvin Jones acarició la idea de crear un gran movimiento comunitario, quizás no imaginó su trascendencia en la vida de millones de seres humanos durante más de cien años. Gozaba del espíritu emprendedor de su padre, un capitán de la Armada de Estados Unidos. Su recia personalidad siempre andaba en la búsqueda de planes que redundaran en beneficio de todos. Los vientos susurrantes que provenían del lago Michigan traían ideas esperanzadoras para un planeta que sufría una conflagración que hería de muerte los sentimientos. En aquel Chicago, bajo los vítores del final de la Primera Guerra Mundial (1917) se iniciaban los clubes de leones como una entidad que estaría al servicio de los más necesitados. Creció vigorosamente al ponerse a favor de aquellos que sufren. El amor presto para servir con un corazón desprendido. En cada calamidad, carencia humana o material, siempre estará un león para ser un apoyo que de manera desinteresada ofrecerá su concurso. Es abrazarse con el dolor hasta lograr minimizarlo con buenas acciones donde el interés fundamental es ayudar. El altruismo como herramienta fundamental de una organización comprometida con el servicio. Ese elevado valor de la conducta humana es el espíritu universal que inspira a cada león que habita en nuestro mundo. Es el respeto a la dignidad de cada ser que padece dificultades en un planeta cada día con mayores dosis de desigualdad. Como podemos inferir, se trata de un apostolado que une a hombre y mujeres con el propósito de habitar un mundo con ascendentes dosis de bienestar. Los clubes de leones son un gran aliado en cada área en donde funcionan. En la actualidad tiene presencia decisiva y protagónica en más de doscientos países. Son casi cincuenta mil clubes con millón y medio de miembros que son ciudadanos que prestan servicios comunitarios con gran amor por sus semejantes. No existe mayor organización de este tipo en el planeta. Hace poco destinó una enorme cantidad dinero para socorrer a los refugiados de Ucrania. Es una labor que se presta permanentemente en los cinco continentes.
El Leonismo en Venezuela se inició en la ciudad de Barquisimeto. Un solariego domingo del 3 de enero de 1943, el próspero comerciante trujillano Teodoro Méndez García, en las instalaciones del hotel Astor, creaba esta organización al servicio de la gente. Se había encargado de convocar a reconocidos personajes de la sociedad larense conminándolos a desarrollar una organización que pudiera servirle a la comunidad. Aquellos seres de gran influencia social se entusiasmaron con la idea. Una ciudad con semejante empuje económico podría cumplir con tales fines. Luego recorrería la nación creando clubes de leones con la intención de construir toda una red que perseguía el bien común. En ese año nos convertimos en la nación número dieciséis en donde funcionaba este maravilloso apostolado.
Hace algunos días se escenificó en la bella ciudad de Lecherías, en nuestro estado Anzoátegui, la octogésima primera convención del Distrito Múltiple. En un ambiente caracterizado por la fraternidad y armonía leonistica. Fue electo como Presidente del Consejo de Gobernadores del periodo 2024-2025 el licenciado Ángel Isaac Montilla. Estamos hablando de un hombre comprometido con los ideales de la asociación. Su liderazgo y gran capacidad para unir lo hace una elección acertada. Estamos hablando de alguien caracterizado por la innovación y la creatividad para llevar a cabo proyectos altamente beneficiosos. En sus manos el Leonismo venezolano logrará un impulso extraordinario. Conocemos de su integridad a la cual coloca como guía de sus acciones. Era el momento de darle al mundo león una directriz con gran alcance. Por ello fue escogido con el propósito de lograr un mayor crecimiento en todas las áreas de la República. Un ente que transforme la vida de las personas. Que en cada calamidad tengamos el auxilio de aquellos que siembre están para socorrer. Sembrar en cada rincón de la nación la semilla de esta misión tan necesaria para llevar un poco de felicidad a las personas vulnerables.
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