En medio de la agitación política que define el panorama venezolano, es imperativo que todos los sectores de la sociedad permitan que el país decida su futuro en las elecciones de 2024. Esto implica la habilitación de todos los candidatos, tanto aquellos que participaron en las primarias como aquellos que no lo hicieron. El pueblo debe tener la oportunidad de elegir entre todos los candidatos, incluyendo a los opositores, independientes y el candidato del gobierno.
Es hora de abandonar el discurso de descalificación hacia aquellos que presentan su nombre para las elecciones, ya que esto es fundamental para el juego democrático.
Es crucial recordar que en una democracia genuina, todos los ciudadanos tienen el derecho de presentarse como candidatos a un cargo público. Sin embargo, este derecho no implica automáticamente ser el único candidato en disputa. En el caso de María Corina y otros líderes políticos, es fundamental reconocer su derecho a participar en el proceso electoral, pero no como la única opción. Existen otros líderes con visiones liberales que comparten su defensa de la economía libre, pero que difieren en la búsqueda de venganza. Es esencial comprender que el capitalismo libre solo puede prosperar en un entorno de paz y estabilidad.
La elección de 2024 debe ofrecer al pueblo venezolano la oportunidad de decidir si desea transitar desde la extrema izquierda hacia la extrema derecha, o si busca un gobierno de centro-derecha que respete las corrientes políticas existentes mientras implementa cambios económicos significativos. Es crucial que la población pueda determinar el rumbo del país, y esto solo será posible si se abandonan las prácticas de descalificación y se fomenta un debate político constructivo.
En última instancia, es fundamental reconocer que la política no puede basarse en la descalificación del otro. La construcción de una sociedad democrática y pluralista requiere el respeto mutuo entre los diferentes actores políticos, así como la apertura a la diversidad de opiniones y enfoques. Solo a través de un diálogo respetuoso y una competencia electoral justa se podrá avanzar hacia un futuro próspero y pacífico para Venezuela.
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