I
Tengo muy clara en mi memoria la imagen de un anestesiólogo venezolano dándole a una especie de globo con aire conectado a un paciente intubado en una sala de cirugía.
Aquella vez le pregunté a un anestesiólogo si eso era posible. Su respuesta fue positiva. Resulta que los anestesiólogos venezolanos entrenan mucho sus manos y sus brazos porque de su fuerza, y sobre todo resistencia, puede depender la vida de una persona.
Si tomamos en cuenta de que ya es común que mientras se está en una sala de cirugía se vaya la luz, debemos entender que esta es una práctica común en los hospitales venezolanos. Y no es culpa del coronavirus.
Los médicos venezolanos tienen el único recurso que hace falta, amor a su profesión. Lo que pueden resolver, lo resuelven, y lo han venido haciendo hace años, porque la peste chavista los ha obligado a responder.
II
Cuando el vicepresidente ministro afirma que hay 13 personas en unidades de cuidado intensivo y que algunas están en CDI, lo que provoca es reírse. Desde hace tiempo se sabe que los CDI no tienen ni agua y que son muy pocas las camas de terapia intensiva disponibles en el sistema público de salud.
Es responsabilidad de los medios y periodistas venezolanos o extranjeros desmontar las mentiras de este manipulador de mensajes.
Hay que tener presente que si ponemos en claro la información, contrastamos con hechos y datos, podremos tener una ventaja ante la pandemia. Debemos explicarle al mundo que los venezolanos venimos padeciendo la peor de las enfermedades que en 20 años ha hecho estragos en nuestro sistema de salud y en nuestra sociedad.
No tenemos manera de responder a una enfermedad extra altamente contagiosa. Si existen subregistros de desnutrición, de enfermedades ya erradicadas en una oportunidad como la tuberculosis, el sarampión, la malaria, ¿qué podemos esperar del covid-19?
III
Las cifras de enfermos crónicos son poco claras también. Y sabemos que las enfermedades de base tienen un papel importante a la hora de un virus que ataca de manera tan agresiva. No sabemos cuántos hipertensos, diabéticos, con enfermedades respiratorias o inmunosuprimidos hay en realidad. Pero tenemos la seguridad de que solo un porcentaje mínimo recibe regularmente su tratamiento.
El mundo debe saber que la peste chavista ha creado un caldo de cultivo perfecto para que cualquier simple gripe prolifere y se disemine por toda la nación. No tienen capacidad de respuesta, y por lo tanto somos un caso de estudio para las ciencias de la salud, pero también para las ciencias políticas en general, porque el régimen sigue las mismas directrices de los gobiernos de Rusia y Corea del Norte.
Hay que decirlo con toda seriedad. En estos momentos no solo el coronavirus llega a su semana clave, en la que se espera un repunte de contagios, sino que además el chavismo, la peste, llega a su máximo grado de exposición.
Lamentablemente creo que no podremos luchar contra uno si no neutralizamos el otro. Ahora más que nunca nos jugamos la vida.
@anammatute