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Noruega a la cabeza en uso de electromovilidad

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No es un eslogan ni un cliché.

Cuando nos adscribimos al uso de electromovilidad significa, sin temor a equivocarme, que de forma paralela se tenga una industria sólida en renovables y en producción de gas y nuclear.

No hay tiempo ni espacio para fundamentalismos verdes.

Noruega es ese país del que no escuchamos hablar las barbaridades que pasan en algunos países africanos o los constantes problemas que vemos en Tv en dictaduras latinoamericanas. En Noruega pasan desapercibidos. Son un país de primer mundo.

Tiene alrededor de 1700 centrales hidroeléctricas (electricidad generada por agua) es sin duda el mayor productor de hidroelectricidad de Europa, puesto que dispone de nada menos que una capacidad instalada de 33 GW (gigavatio).

Ello le permite tener electricidad suficiente para estimular una agresiva política de cambio de matriz en el transporte de fósiles a eléctricos, lo que ubica a Noruega en que 2023, alrededor del 82,4 % de ventas de vehículos fueron eléctricos.

No por ello descuidaron su industria de petróleo y gas natural, en donde introdujeron importantes medidas para hacerla más sostenible y amable con el medio ambiente: son uno de los mayores productores de oil (2% de la producción global) y gas natural (3 % de producción de gas natural a nivel global). Para 2023 incrementó producción de petróleo a 2,26 mdp (millón de barriles diarios); y en producción de gas natural 121,000 bcm (billion cubic meter millones de metros cúbicos). Esa posición de productora de petróleo y gas y de electricidad vía renovable (hidro) le permite abastecer de gas a Europa para “liberarla” del yugo del gas natural ruso que por muchos años fue factor clave para que Rusia mantenga a Europa “del cuello” en geopolítica internacional, hasta que se dieron cuenta que deben independizarse del gas ruso con la agresión que Ucrania sufrió en 2022.

Lograron tener una “ecuación casi perfecta” entre producción de energía fósil y renovable. Prueba de ella es que su participación en el mercado de vehículos eléctricos mundial es importante.

Producto de la venta de petróleo y gas organizaron un fondo soberano. Vale decir la denominada “renta petrolera” (conceptualmente todos los ingresos por venta de petróleo, gas natural o derivados) que por ejemplo Venezuela y Bolivia “utilizaron” (¿despilfarran?) a mano llena, en Noruega la invierten. Este juego de negocios (inversiones, bolsa, etc.) -por supuesto con cuidados y análisis del caso- ha generado resultados y rendimientos: lograron el denominado “círculo virtuoso”, vale decir: generar dinero a través del dinero. Y ese “capital semilla” viene de los hidrocarburos. Llegaron a acumular más de 828.600 millones de dólares americanos (¡ochocientos mil millones!).

Con sus políticas acertadas, lograron implementar una sólida política energética que logró: reducir GEI (gases de efecto invernadero); incentivar uso de electricidad desde renovables (mayor uso de paneles solares, mayor uso de vehículos eléctricos), y más inversiones en tecnologías de captura y almacenamiento de carbono elaborando una hoja de ruta bastante razonable, fundamentada y financiada de lo que se quiere para llegar al carbono-neutralidad.

Debido a los factores geográficos y al potencial hidroeléctrico, se espera que el sector hidroeléctrico continúe su dominio en el mercado estudiado durante el período de pronóstico.

Actualmente, hay 754.303 coches eléctricos en Noruega, superando por primera vez a los 753.905 vehículos de gasolina. (Fuente: Intriper, Josefina Bonari).

La tendencia a utilizar más la movilidad eléctrica demuestra no sólo el liderazgo de Noruega en la transición energética, sino que la tecnología empleada en los vehículos es de vanguardia porque comprueba su funcionalidad en los climas bastante extremos que hay en ese país.

El Estado tiene un rol importante: permitir que privados importen vehículos con políticas de incentivos como exención de impuestos de compra y circulación, reducción en peajes y estacionamientos, y además incentivos a la construcción de puestos de carguío (infraestructura de carga).

Noruega será siempre un faro de ejemplo a seguir para todos, particularmente en lo relacionado a sus políticas energéticas.  

@BorisSGomezU

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