OPINIÓN

No hay punto medio

por Julio César Arreaza Julio César Arreaza

La corporación criminal se maneja con la lógica del delincuente apoyado por las acrobacias discursivas de los falsos políticos que no representan a nadie y constituyen vulgares entes apaciguadores para su permanencia.

La dolarización que ha surgido de hecho como consecuencia de la repudiabilidad del bolívar, institución social destruida por el peor gobierno de la historia republicana, no tendrá alto vuelo y pasará como muchas otras falacias. Beneficia a un pequeño sector complacido en vivir en una burbuja y para ello está dispuesto a normalizar la narcodictadura.

Las condiciones de vida que promueve el ecosistema criminal para beneficio de sus capitostes y de una pequeñísima burbuja está en contra de la libertad y la vida, dejando intactas las formas de vida criminal de los corruptos, malandros y saqueadores. Denunciamos a los cómplices que permiten que el ecosistema criminal opere y funcione, aunque su futuro es claro: el colapso de la organización de vida criminal que premia al malandro y brinda impunidad ante el delito. Condenamos la moral perversa que relativiza el bien y el mal en medio de un clima de institucionalidad corrupta y criminal.

La dolarización desordenada que vivimos es consecuencia del caos generado por la hiperinflación de 36 meses; llevamos 6 años de franca caída del aparato productivo, 35% cayó en 2019. La dolarización de hecho, asimétrica e injusta, es consecuencia de la ausencia de política monetaria y fiscal, en un clima de absoluta falta de confianza.

La apertura de cuentas corrientes en dólares no significa ningún avance, se guardan en el banco en lugar del colchón; servirá únicamente para resolver el problema del vuelto. El régimen es responsable de la repudiabilidad del bolívar, en medio de una sequía de reservas con solo 800 millones de dólares disponibles.

El sector bancario ha reducido en 88% su tamaño, maneja una cartera de 230 millones de dólares contra los 7.000 millones que manejaba antes. El peor gobierno de la historia republicana destruyó al bolívar como institución social, en 2018 le dio la estocada cuando le eliminó 5 ceros. Pagamos con 4 esquemas cambiarios, somos el único país en que el euro y el dólar tienen la misma paridad. El esperpento del petro genera inflación. El usurpador devaluó 97% el bolívar, acabó con su usabilidad.

9 de cada 10 familias venezolanas no cuentan con recursos necesarios para subsistir. Hay 1 millón de pequeñitos sin sus padres en el país por el éxodo. Me dijo el poeta: “Tanto dolor causado por este nivel de destrucción no lo he visto en países comunistas”. Cada persona que recibe dólares de los chavistas se convierte en su propiedad, verbigracia la mesita, factores del G4 y el partido español Podemos. Qué decir de los seudoempresarios, mejor llamarlos mercachifles, ajenos a las penurias de la mayoría, que hablan de reactivar las casas de bolsas pensando solo en sus intereses pecuniarios y se convierten en el centro de la tragedia social que genera su colaboracionismo rapaz. Sus tiempos y los nuestros son distintos.

La impunidad de los corruptos es lo que impide la salida del régimen forajido usurpador. Hay que salir de ellos para sacar al régimen. No hay que ser tolerantes con los intolerantes de la libertad ajena.

La dolarización fáctica no expresa la salud de la economía sino el caos imperante. Abiertamente desordenado no se ha dado en lo laboral, al margen quedan los pensionados y los 6 millones de funcionarios con sus familias. La dolarización consecuencia del desastre por la muerte del bolívar trae mayor inequidad, injusticia y desigualdad a los que no tienen acceso a las divisas. Defenestra perversamente a los pobres.

¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!