El jueves pasado Draghi, Macron y Sholz visitaron Kiev. Se les sumó Klaus Lohamis, presidente de Rumania, para demostrar la unidad de Europa con Ucrania y sus ciudadanos. Según palabras de Macron es de “apoyo para hablar a la vez del presente y futuro, porque sabemos que las próximas semanas serán muy difíciles”. Sholz manifestó que quieren “también asegurar la ayuda financiera, humanitaria, pero también en lo que respecta a las armas continuará… siempre que sea necesario”.
En el día 115 las noticias sobre la invasión de Ucrania ya no son las principales de los medios de comunicación, da la sensación de que se han transformado en parte de la información importante pero rutinaria.
Posiblemente sea producido por la reiteración de hechos, el estancamiento del combate armado y la asunción por parte de la mayoría de los ciudadanos, analistas y políticos de que la invasión va para largo. La mayor duración de la guerra de Putin es a la vez dañina y necesaria para el bien de Ucrania, Europa, del mundo y de la democracia. Si los rusos hubieran conquistado, arrasado y destruido Ucrania en unos días, como pretendían, y simultáneamente no se hubieran tomado ninguna medida de presión y coacción contra Putin y por lo tanto a corto plazo el mundo hubiera podido continuar como si nada hubiera pasado. Pero no es así, hubieran pasado demasiadas cosas. Como cuando el 12 de marzo de 1938 Hitler invadió Austria. Posteriormente Gran Bretaña, Italia, Francia y Alemania celebraron una conferencia en Múnich el 29 y 30 de septiembre de 1938, en la que aceptaron la anexión alemana de Los Sudetes a cambio de la oferta de paz con Checoslovaquia. Los checoslovacos no tuvieron más remedio que aceptar el acuerdo, a pesar de no estar invitados a la reunión, por presión de Gran Bretaña y Francia. Hitler violó el Pacto de Munich, tomó Bohemia y Moravia, parte del territorio checo anexionándolo como protectorado alemán, ocupó Eslovaquia convirtiéndolo en estado independiente como aliado de Alemania. Hungría que previamente había anexionado el sur de Eslovaquia tomó la Transcarpatia de Ucrania. El 23 de marzo de 1939 Hitler tomó Memel y el 1 de septiembre invadió Polonia lo que provocó que Gran Bretaña y Francia declararan la guerra a Alemania que supuso el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Los Sudetes son una minoría étnica de alemanes que habitaban determinadas zonas de Bohemia, Moravia y Silesia oriental pertenecientes a Checoslovaquia. El Memel actualmente es parte de Lituania.
Por mucho que Putin y muchos de los alarmistas y colaboracionistas lo digan, no hay ni habrá Tercera Guerra Mundial. Solo sería posible si dejáramos hacer a Putin todo lo que quiera y como quiera y renunciáramos a ciertas medidas de disuasión como actualmente de forma tímida se están aplicando. Ucrania es en nuestro símil la Austria de 1938, la antigua Checoslovaquia y otros serían como Moldavia, los países bálticos y Georgia actuales. Demasiada similitud. Si no aplicamos la disuasión frente a Putin entonces sí que sería el desastre de los desastres, pero no puedo pensar que seamos tan torpes e irreflexivos. Paramos al monstruo violador o el daño y los destrozos humanos, sociales, democráticos, de infraestructuras y riqueza mundial serán espeluznantes. La capacidad bélica de Rusia es muy limitada y tremendamente inferior a la que ellos, sus acólitos y colaboracionistas proclaman. No podemos ni debemos empoderar a los monstruos y violadores, tenemos que defendernos de ellos y en mayor medida cuando somos muchos más y más fuertes que ellos. Es mal asunto aceptar un chantaje porque empoderamos al criminal, pero si encima de aceptarlo no tenemos seguridad total de que con el pago del rescate o la cesión a la presión no concluye el chantaje, somos torpes y no querremos entender ni los hechos ni la historia. El problema de chantaje de Putin no es solo de él, también porque por contagio o por mal ejemplo puede ser ejecutado de manera similar por China o por el resto de los países totalitarios, tramposos y gamberros.
Significaría el debilitamiento del mundo, las libertades, la economía, los derechos humanos y el fortalecimiento de culpables y generadores de la mayoría de los problemas del mundo. En los próximos días se celebrarán importantes reuniones en las que se puede y se deben tomar importantes decisiones relacionadas con Ucrania y con consecuencias para el mundo de defensa de la democracia y las libertades. La Cumbre de la OTAN el próximo miércoles 29 y el jueves 30 de junio. Del 26 al 28 de junio se celebrará en Schloss Elman, Los Alpes, Alemania, la Cumbre del G7, el 23 y 24 de junio el Consejo Europeo. En todos ellos se debe avanzar en la ayuda económica, de presión a Rusia y el apoyo con armas, inteligencia y logística a Ucrania y su gobierno. Hace una semana, el presidente ucraniano manifestó que “la ofensiva rusa en el Donbás ha comenzado a perder fuerza… En el sur los intentos de ataque ruso han sido frustrados”. Insistió y aseguró que Ucrania recuperará el Donbás y la península de Crimea.
El expresidente de Rusia Dimitri Medvedev, hombre títere, siempre manejado y a las órdenes de Putin, incluso cuando él era presidente le nombró jefe del gobierno, ha lanzado unas nuevas, duras y apocalípticas amenazas. Acusó a Occidente de buscar la muerte de Rusia y manifestó: “¿Quién dice que Ucrania estará en los mapas dentro de dos años?… Los jinetes del apocalipsis están en camino”. Para terminar, diciendo sobre Occidente “los odio, son unos bastardos y débiles”. Parece que con algo de tiempo de retraso y arrastrado por el pensamiento de gran parte del mundo por la presión de la sensibilidad ciudadana y posiblemente de la lógica política y democrática Sholz como hicieran otros, Borrell, ha girado a favor de Ucrania con menos dudas y discrepancias. Ayer apostó para agilizar y simplificar el proceso de adhesiones a la Unión Europea para facilitar y acelerar el ingreso de Ucrania, dijo que “es el momento de que los países candidatos y también la propia Unión Europea se preparen para la ampliación del club”.
Puso en duda la necesidad de unanimidad en determinadas decisiones diciendo “no se puede decidir todo lo que hay que decidir a día de hoy por un voto de unanimidad”. Como ya manifesté anteriormente en el diario político de una invasión, estoy totalmente de acuerdo en eliminar la unanimidad en cualquier organización. Por la necesaria operatividad de estos y para que no se utilice esta exigencia para chantajear, presionar y por intereses concretos políticos o económicos. Esto vale para la Unión Europea, la OTAN y para todas las organizaciones que estén formadas por más de 5 miembros.
Al final esta necesidad de unanimidad puede favorecer a las minorías frente a la mayoría, a las organizaciones totalitarias frente a las democráticas. No podemos ni debemos depender de los intereses de Turquía y Hungría para que decidan o no bloquearnos ante medidas de defensa de Ucrania, las libertades y la democracia.
Son importantes las próximas reuniones del Consejo Europeo, del G7 y de la OTAN, se debe salir ellas con resoluciones claras y eficaces con relación a la invasión de Ucrania. Todo lo que sea procrastinar es en general torpe y dañino. En este caso, de forma mucho más grave en lo económico, político y democrático y con graves consecuencias para el futuro de todos. La lista que hay que hacer es clara, se resume en apoyar a Ucrania en todo incluyendo muchas más armas de todo tipo y para que David pueda ganar a Goliat.
Hoy, día 116, los ucranianos han recibido de Estados Unidos 1400 sistemas aéreos Stinger, 6.500 sistemas Javelin, helicópteros MI-17 sistemas Harpoon y aviones tripulados.
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