En una temporada con mensajes difíciles de manejar, no tanto por la severidad de los contenidos sino por la valentía que se debe poseer para permanecer siendo, en medio de tales circunstancias, nuevamente una conversación ha inspirado mi corazón. Entre tanto que se dijo, el interlocutor con gran apresto expresó: “Eso no es una canción, pero es adoración”. Esa frase horadó a la perfección en mi corazón, porque lo que parecía estar viviendo, aunque no implicaba la elevación de un canto sincero, sin duda se constituía una gabela que solo podía ser sostenida en andamios de devoción.
Pletórica la información suministrada por el atalaya, que en su amplia ventana miraba donde otros se asoman y no ven nada, o divisan dimensiones alternas de lo que se ajusta a sus propias gríngolas que enmarcan la vida. Hay quienes ven hasta donde sus narices les permiten, y están los que se asoman y miran con enojo solo una superficie reflectora. Del otro lado, el campo abierto donde pastan aquellos equipados con una única brújula y exceso de corazón, listo para bombear tanta sangre como la situación lo requiera.
Aquella frase embebió el alma de ojos brillosos, recordando el huerto en el que se trabaja, que constantemente es limpiado sin guantes y con el dolor de quien se lastima las manos, o se excede en momentos de radiación. Junto con tales remembranzas, se hace oportuna la respuesta que eventualmente se obtiene en procesos similares, e incluye brotes de renuevos y retoños florecidos de especies con esencia, y las propiedades exactas que se sembraron. Todo, con el propósito de ser útil, dar respuesta y tener algo de inmensurable valor que aportar, propiedades como esas no se pueden comercializar puesto que su valor es incalculable y ha implicado una vida entera de buenos cultivos.
Una tertulia como esa, aun pasados un par de días hace ruido, se graba entre los momentos que querrás recordar y comentar como anécdota. Sin embargo, más importante que eso, refleja que la devoción es percibida como perfume grato ante quien verdaderamente importa, y en la gracia de su majestad todo tiene un sentido. Entonces, si la única opción sigue siendo guardar silencio y permanecer, no temas, quien escogió la naturaleza de lo que sería sembrado, preservará el huerto.
@alelinssey20