Así como lo leen, ni una letra más ni una letra menos: Maduro no da para más.
Maduro quiere concretar el Golpe de Estado que dio junto con Elvis Amoroso la noche del 28 de julio, pero no podrá hacerlo.
Su permanencia en el poder es insostenible; él sabe –y todos los demás– que está derrotado que no puede mantenerse en el coroto, pues perdió las elecciones presidenciales.
Nicolás Maduro ya no tiene pueblo, quedó en evidencia al perder todos los estados del país y la inmensa mayoría de los municipios.
Ya no tienen quien lo siga en su despropósito político, salvo quienes chupan del poder igual que él.
Perdió el apoyo hasta del Foro de São Paulo, pues hemos visto como sus amigos le están dando la espalda, como el caso de Cristina Fernández de Kirchner, y los socialistas presidentes de Brasil, Chile y Colombia.
Hasta la presidenta electa de México, la socialista Claudia Sheinbaum, se unió al llamado de “enseñen las actas” que hace todo el mundo democrático y consciente.
A Maduro solo le queda, en el continente al presidente de Nicaragua –tan repudiado como él– y al gobierno cubano– el cual, como todo sabemos, hace tutelaje de Venezuela–.
Y, lo más sorprendente de todo es que Maduro se quiebra por todas partes; el barco está haciendo agua y pareciera que ellos creen que pueden flotar por sí mismos, cuando la verdad es que tienen un pesadí
simo collar encima.
Maduro no tiene gente, no tiene apoyo fuera del país y solo basa su poder en el control institucional del CNE y el TSJ y en su esclavitud política ante el poder militar. Pero, la pregunta es, ¿hasta cuándo durará eso?
Ya sabemos que el CNE y el TSJ –como siempre– están sujetos a la voluntad de Maduro; ya sabemos que no tienen nada que temer por ese lado. Sin embargo, ¿pasará lo mismo con las Fuerzas Armadas?
Hace unos días salió una noticia de un periodista chileno expulsado de Venezuela quien afirmó que los militares le habían confiado que sabían que Maduro perdió y que ellos mismo votaron en contra.
Iván Núñez, el periodista del canal de televisión TVN de Chile –quien estuvo detenido y posteriormente fue deportado de Venezuela– afirmó que militares venezolanos reconocen la derrota oficialista.
Entonces, Nicolás Maduro sabe que no da para más; sabe que su poder –mientras le dure– estará sujeto por todas las presiones a su alrededor.
En conclusión, es claro que a este régimen le queda muy, pero muy poco. Y más, sabiendo que nuestra “Dama de Hierro”, María Corina Machado, no se rinde ni se va rendir.
¡Falta poco para llegar hasta el final!