Los más aptos para percibir, analizar, deducir, argumentar, formular ideas o soluciones son adoctrinados (previa paga mercenaria) por cúpulas de salvajes con obvios y enhiestos fines. Glorificarán decapitaciones, linchamientos, el genocidio y la discordia en nombre de dogmas de profetas del imaginario popular o inicuos conceptos de estabilidad social. No procede, según la lógica-filosófica, nacer condenados sufrir hambrunas, insatisfacciones, enfermedades inducidas, torturas, arbitrariedad e injusticia. No concedo inmanente al ser racional la hostilidad y desconfianza. Nos esclavizan y arrean penitentes quienes dictan duro, transmutándonos impresentables.
En el curso de mi niñez, deprimido, ya advertía que nuestra especie destaca por sus prácticas punitivas. Sin causas genéticas sostenibles, minorías deciden quiénes, cuándo, cómo, dónde y hasta qué instante viviremos desahuciados. Libres o confinados en hospicios. Con nuestras ideas y razonamientos, categorías jurídicas inoculadas, penurias, emancipados o alegres, fugaces. Infante, percibía, atribulado, cómo, tan fácil, destacan y dominan los menos talentosos: empero audaces, sin escrúpulos al momento de buscar expeditas formas de cabalgarnos y sodomizarnos, infundir pánico.
Persuadí que nuestra especie no es humanitaria sino incorregiblemente lesiva y letal. Debe extinguirse tras previo perfeccionamiento de métodos sustitutivos de la violencia. Suspendamos la procreación de vástagos que recibirán mendrugos, afligirán y estarán condenados experimentar -de prisa- lo que igual sus ascendientes. Ilegitimo la tradición o legado cultural. Porque abundan esperpentos y expoliados en cada resquicio del mundo. Sólo quienes descienden de aventajados logran satisfacer sus necesidades fundamentales, experimentar una vida envidiable durante la brevedad de humillados y ofensores.
Soy un pensador-escritor de juicios emancipados por cuanto nunca concebiré inteligible ninguna autoridad írrita, celebradora de lo inicuo y la inequidad ante las normas para la cohabitación pacífica. No apruebo, ni lo haré, padezcamos penurias virtud a caprichosos edictos de malévolos. Desde el principio de los tiempos, el Universo ha sido un avistamiento que lo muestra hermoso, intangible y coloreado holograma. Empero, experimentamos vivir en eso fantástico y sonoro.
He querido, propugnado: salubridad, blindaje de la institución familiar, fomento y admiración hacia quienes eligen el trabajo honesto y no cometer tipificados crímenes, producir alimentos, generar tecnologías, estudiar distintas disciplinas del conocimiento. La investigación científica, tecnológica, el orden, instrucción pública o autodidacta discrecional (conforme aptitudes-anhelos y capacidades individuales), la libertad, justicia, probidad, inventiva, resguardo e inversión de riquezas colectivas. Castigos proporcionales a delitos contra seres humanos arraigados en distintos países o demarcaciones territoriales. Prédicas inalienables de la cultura y auxilio universal de la especie para el goce de la vida entre seres cooperadores, conscientes de sus derechos que igual deberes ante leyes no sujetas a interpretaciones de perversas y letales personas.
Las divinidades son prosopopeyas de antípodas de la racionalidad que suelen mantenerse inamovibles, en palco de coliseos, ante las atrocidades. Bogo a favor de la preponderancia de docentes e intelectuales en nuestro castigado mundo ávido de invenciones. Contendamos (sin espadas, fusiles o bombas) a favor de la justicia: equidad, fraternidad y solidaridad. Pujemos por una humanidad alejada de supercheros, idólatras, parásitos, resentidos y ponzoñosos. No arrastre la humanidad su impoluto corpus, como reptil, ante ningún patán que ruja en nuestra inmensidad libertaria, ansiosa de placeres, recreación o divertimentos. El hombre puede darse la tarea de reparar su historial de abominaciones, divulgadas heroicas e imposibles de corregir: está compelido erguir sabio, enmendar, socavar los cimientos del imperio de la satrapía. Terrible, dificultoso, ser (humano) donde sucesivos tiranos de imperios se multiplican en varios hasta cuando luce epopeya de filmes fantásticos derrotarlos.
Miro hacia el infinito para luego retomar mi postura ante la realidad que padezco. Señalo a otros, pero inculpándome de negligencia. Soy capaz de frenar la acumulación de barbaridades transmutándose infalibles monstruos. Proseguiré intentándolo, con palabras, enunciaciones de un adherente del solipsismo.
@jurescritor