OPINIÓN

Nicolás Maduro & Vladimir Putin, aliados hasta el final

por Daniel Arias Alfonzo Daniel Arias Alfonzo

Existen sectores de la sociedad venezolana, que no entienden la interdependencia que existe entre el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela y la posición política de la federación Rusa y más específicamente, la de su líder Vladimir Putin, no solamente en cuanto a la situación de Ucrania, sino en cuanto a cualquier posición política, que se dicte desde el palacio del Kremlin en Moscú, debido a una situación estructural que hace de esta relación mucho más importante que la que se mantuvo durante muchos años, con la República de Cuba.

Para ello, debemos comprender que esta situación, es con algunas pequeñas diferencias, la misma relación político, económica y tecnológica que mantiene Rusia con Siria, Cuba, Nicaragua, Cuba, Corea del Norte (aquí la gran diferencia, es su posesión propia de armas nucleares), mientras que en un segundo nivel de dependencia, van otros países como Irán, Argelia, Yemen, siendo importantes referir que mantiene relaciones económicas y financieras muy directas con países prósperos como China, la India y Emiratos Árabes Unidos, lo que explica que estos 3 últimos se declararán abstencionistas en la votación de la resolución de  condena de la invasión de Ucrania, introducida por Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Pero, volvamos a los países económicamente con problemas y con grandes desafíos de orden político de origen interno y externos, que mantienen una relación estandarizada en los siguientes parámetros políticos:

1. Rusia es la fuente primaria y a veces única de dotación de armamento de alta tecnología para disuadir o intimidar a los gobiernos hostiles de países fronterizos y equipamiento policial para resguardar el orden interno de cualquier amenaza de desorden.

Este factor de seguridad llevado a lo externo, explica la importancia indiscutible de la alianza con Rusia para contener invasiones, como podría esperar el gobierno de Siria de sus vecinos Israel y Turquía, que la hubiesen invadido militarmente a gran escala, sino fuese por la presencia de tropas rusas, mientras que los gobiernos Nicaragua, Cuba y Venezuela, viven desde hace muchos años, esperando una invasión militar estadounidense, para lo cual solo fundamentan sus esperanzas de no ocurrencia, en la disuasión de disponer de modernos equipos militares y millones de milicianos entrenados para una Guerra Popular, donde se destacan los anuncios desde Venezuela de tener más de 63 mil unidades de defensa popular y 4 millones de milicianos, adiestrados en el Método Táctico de Resistencia Revolucionaria.

2. En el campo de las telecomunicaciones y el uso de la tecnología aplicada a la adquisición de información (inteligencia), Rusia tiene sistemas avanzados y capacidades comprobadas de uso de guerra electrónica, que han sido probados y usados desde hace tiempo.

Esta temática se ha vuelto muy importante para los gobiernos, desde que el uso del Internet inició la Primavera Árabe y luego se hizo pública la guerra abierta existente entre Israel y la República Islámica de Irán a través de computadoras. Hoy, en un mundo donde las redes sociales, sistemas operativos de computadoras y celulares, buscadores y correos electrónicos están muy inclinados hacia empresas estadounidenses, los países en eterno conflicto con Estados Unidos  dependen exclusivamente de Rusia en una situación de enfrentamiento total, donde se bloquearían redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram, sistemas operativos como Window (PC) y Android (celulares), además de que el cierre de Google implica el cierre de Gmail y la clausura de la nube, donde demasiadas empresas y hasta gobiernos  guardan su información, por lo cual la empresa rusa Kaspersky Lab y la plataforma rusa Telegram son las herramientas esenciales para suplir estas carencias en caso de ciberguerra o bloqueo global a Rusia y sus aliados de la tecnología estadounidense, dado que las empresas de la República Popular China, serian renuentes a asistir a países que le producirían la pérdida de sus mercados comerciales más valiosos.

3. En el campo económico y financiero es evidente que sin tener el peso de China, la Federación Rusa puede mantener “a flote” una serie de gobiernos muy deficientes económica y financieramente durante prolongados lapsos.

Rememorando la experiencia cubana que costaba un aproximado de 6.000 millones de dólares estadounidenses anuales a la desaparecida Unión Soviética, que se hundió por causas financieras y políticas, es importante señalar que hoy en día el gobierno de Vladimir Putin está haciendo un gran esfuerzo por dar asistencia técnico-financiera a países como Cuba, Nicaragua, Venezuela, Siria, a objeto de evitar que sus  economías caigan en un espiral descendente, que ponga en grave peligro su estabilidad política, a la vez que financia cualquier cantidad de proyectos de infraestructura y producción industrial en dichos países, que en condiciones normales, no tienen acceso a la banca internacional ni capital propio para financiar programas sostenidos de desarrollo económico, mientras que al mismo tiempo logra financiar dentro de Rusia una gran expansión de sus fuerzas armadas convencionales y nucleares, desafiando al bloque de países occidentales, mucho más poderosos económicamente.

Es por esta razón que la campaña mundial contra la Federación Rusa, después de su invasión a Ucrania, se fundamenta en detener sus capacidades financieras e industriales, para repetir lo ocurrido en 1991 con la Unión Soviética, si no se produce un proceso de negociación política entre los bloques políticos enfrentados.

4. En el orden ideológico y propagandístico, solo Rusia tiene los antecedentes históricos como heredero de la Unión Soviética para presentarse como rival de Occidente.

Muchas personas no entienden la importancia de la propaganda política y la necesidad dentro de ella de presentar un mundo simplificado en blanco y negro de buenos contra malos, lo que era muy fácil, cuando 30 años atrás se usaba el marxismo como arma de guerra.

Es evidente que la guerra de clases, el control de la burguesía y otros conceptos ya no son aplicables por funcionarios de “gobiernos revolucionarios” que tienen cuentas bancarias y propiedades inmobiliarias y hasta obras de arte, depositadas en países denominados “imperialistas”. Sin embargo, siempre hace efecto en algún sector de la población el “discurso antimperialista”, aunque luego no se pueda justificar, como ocurriese en el grupo de países No Alineados en 1980, tratando de justificar la invasión de Afganistán, de la misma manera que en el presente tratan de justificar la invasión de Ucrania, con razonamientos históricos, étnicos, culturales, políticos y hasta religiosos.

Por ello, quien no entienda la necesidad de los presidentes Nicolás Maduro (Venezuela), Bashar al-Assad (Siria), Daniel Ortega (Nicaragua), Miguel Díaz-Canel (Cuba), entre otros, de apoyar a Vladimir Putin en cualquier idea o iniciativa política (sin importar lo descabellada o acertada que sea) es porque no entendió este artículo y perdió su tiempo leyéndolo, por lo cual le hago pública mis excusas, ya que no fue mi intención escribirlo para que estuviese más allá de su comprensión…