El madurismo está cada vez más aislado en el plano internacional. Ni siquiera el ascenso de Alberto Fernández al poder en la república de Argentina, aunque este se encuentre llevando como vicepresidente a Cristina Kirchner, le permitió a la delegación que usurpa el poder en Miraflores hacer acto de presencia en la toma de posesión del nuevo mandatario de la nación suramericana.
Somos testigos de cómo los aromas de la pestilente bazofia que emana el madurismo en cualquiera de sus participaciones políticas ni siquiera son aceptados por la izquierda en América Latina, salvo aquellos que se impregnan de estos para ejecutar el terrorismo como forma de lucha en el asalto del poder.
En efecto, que Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, Jorge Arreaza, ni Diosdado Cabello, o que se haya designado un “embajador” que representara a Venezuela en ese acto de transmisión de mando en Argentina es un claro mensaje que Alberto Fernández está enviando a la comunidad internacional, en los términos de que si bien es posible exista algún tipo de acercamiento en algunos espacios de monitoreo político, este se encuentra condicionado porque el régimen acepte que debe volver sobre los cauces de la democracia, y tales cauces no estarán limitados en simples elecciones parlamentarias, sino que se hace necesaria una transformación general del estamento del poder que controla a Venezuela en sus diferentes estructuras de Estado por medio de elecciones plenamente libres.
Lo curioso en esta toma de posesión de Fernández es ver el maniqueísmo con el cual el madurismo ejerce una prostituida y lúgubre diplomacia cuando hace tres años sin haber sido invitados para una reunión del Mercado Común del Sur (Mercosur), cuya presidencia pro témpore se encontraba en el ejercicio de Paraguay, Delcy Rodríguez apareció en la sede donde se iba a desarrollar tal asamblea¹, es decir en Buenos Aires, y desde allí, no solo armó un escándalo, sino que aseguró que se meterían “por la ventana”², alegando entre otros exabruptos que ese era el derecho del madurismo a su “soberanía”.
Con tales hechos ocurridos en su momento en la propia capital argentina en los cuales el madurismo renegó por no haber sido “invitado” a una reunión del Mercosur, y que para ellos, era una violación al “derecho internacional” con ese putrefacto discurso repetitivo que tienen en todas sus presentaciones, pues ahora bastaría establecer que ante el rechazo que han tenido por parte de Alberto Fernández de no invitarlos a este importante acto político que marca el inicio de su gestión presidencial, tenemos que decir que los maduristas han tenido que meterse sus lenguas en lo más profundo de sus retaguardias, o esta vez al parecer el hecho de querer “meterse por la ventana” solo revela el papelón del madurismo cuando quieren imponer sus irracionales conductas políticas de adversar a todo aquel que no piense como ellos, y que por ende, no se subyugue en su retrasada visión y pensar ideológico.
El madurismo es una peste, una plaga, un escombro de basura ideológica y criminal que está aislado del mundo, aunque naciones distantes en lo geográfico intenten seguir brindado un apoyo cada vez más limitado y menos monetario como el caso de Rusia y China.
Por lo pronto, aunque Jorge Rodríguez haya sido recibido casi que en condición de limosnero político, después de horas y horas de lobby en la Casa Rosada para la suplicante foto de rigor, solo queda decir ¡Epa Maduro! ante el rechazo de Alberto Fernández de invitarte a su toma de posesión. ¿Por qué en esta oportunidad no enviaste a Delcy para que se metiera por una ventana de la Casa Rosada? Es obvio que esta vez el discurso de la ventana no era propicio para un nuevo capítulo de tanto ridículo político.
¹ https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-38325056
² https://www.youtube.com/watch?v=899yj-6K-hQ