OPINIÓN

¡Ni la Simón Bolivar!

por Antonio Ledezma Antonio Ledezma
USB Actividades

Foto Archivo

Así es, ¡ni la Universidad Simón Bolívar! se salva de ese vendaval que estremece a las casas de estudios superiores de nuestro país. La USB lucha de forma aguerrida, decidiendo vencer a la ignorancia a través del espíritu que la constituye y que parafrasea su himno: “Inmutable e intrínsecamente de luz, de paz, de ciencia, de conciencia y de verdad”. La sociedad civil se organiza para mantenerla viva, @ALUMNUSB y @AEUSB (Asociación de Egresados de la USB) unen esfuerzos en defensa de su historia, tradición y propósito. Buscan transformar el dolor y la indignación en acciones, se recaudan fondos para la recuperación y mejoras de la planta física, se crean campañas informativas y de promoción de nuevas actividades, se buscan donantes y se mantiene la transparencia en el destino de todo el dinero recaudado a través de portales y redes sociales. Resiliencia y voluntad de la comunidad universitaria frente a los obstáculos de una ineficiente política pública.

La realidad demuestra que, como consecuencia de la política de la narcotiranía, la USB ha sido obligada a funcionar desde hace más de dos décadas bajo un régimen de insuficiencia presupuestaria que tenido como consecuencia no solo un escaso financiamiento del costo de los servicios, sino el impedimento para la adquisición de bienes de consumo y capital, disposición insuficiente de recursos para el mantenimiento de la infraestructura física y rigidez en el financiamiento de la estructura laboral, fijando bases de cálculos inadecuados e irreales, considerando la alta tasa de hiperinflación que vive la economía nacional e impidiendo nuevas contrataciones de personal.

En enero de 2020 se celebraron los 50 años del inicio de las actividades académicas de la USB. Una universidad experimental que se estrenó con el apoyo del presidente de la República Raúl Leoni, el rector Eloy Lares Martínez, 508 estudiantes de la cohorte 1969, 25 profesores y 15 empleados administrativos. Para la fecha, la “Universidad del Futuro” tiene el honor de haber graduado 3.538 de maestría y 485 de doctorado, 37.530 egresados de pregrado y 8.395 egresados de posgrado para un total de 45.925 títulos entregados por la USB a venezolanos que, gracias a su formación, han dado alimento a sus familias, han hecho inversiones en y para Venezuela y el mundo, han hecho ingeniería, matemática, biología, física y química; pero también filosofía, nutrición, política, arte, música, gerencia, literatura, arquitectura y urbanismo. Una inversión que el Estado no refleja cuando administra y decide el presupuesto de la universidad.

Daniel Varnagy habla en nombre de los egresados de la USB y como parte de su discurso señala cómo la USB decide vivir y luchar contra las adversidades, desafiando la oscuridad de los presupuestos aprobados e innovando en formas de gestión alternativas para protegerse de la sequía en la recepción de recursos por parte de quienes deberían ser su principal sostén.

Insuficiencia una realidad universitaria

Para 2021 la USB ha entregado 46.177 títulos universitarios, aun cuando la realidad administrativa que se vive día a día muestra que solo la voluntad de su capital humano la mantiene en pie de lucha. Han egresado 8.836 técnicos superiores universitarios, 28.907 profesionales de la ingeniería, arquitectura y urbanismo y 8.434 profesionales con títulos de posgrado (especialización, maestría y doctorado).

Las numerosas renuncias y jubilaciones del personal (académico, administrativo y obrero) por deficientes condiciones laborales afectan el desempeño institucional; además, los cargos de personal jubilado no pueden ser repuestos, siguiendo instrucciones del Ejecutivo Nacional. Entre 1998 y 2019, el personal docente de planta se redujo en 70% y se incrementó el personal contratado en 58%.

Si bien la matrícula de ingreso estudiantil se ha incrementado luego de la prohibición de la aplicación de la prueba interna en 2015 y en abierta violación a la autonomía universitaria, la prosecución escolar ha disminuido significativamente: entre 2010 y 2016, el promedio de estudiantes activos que no se inscribieron en cada período se estimó en 14%, mientras que entre 2017 y 2018, ese porcentaje se incrementó a 26%, registrándose el mayor porcentaje en 2018 con 31%. Entre las razones dadas por esos estudiantes se encuentran las siguientes: la difícil situación del país, la necesidad de ingresar al mercado de trabajo o continuar estudios en una universidad privada, debido a los paros y pérdidas de períodos académicos en las universidades autónomas por diversas razones. Se considera también que dado que, de ellos, 87% no era becario, 85% utilizaba el servicio de comedor para alimentarse y 65% utilizaba el transporte público. Pero la significativa pérdida sucesiva de eficacia y eficiencia de esos servicios ha impactado en el aumento de la deserción escolar.

Presupuesto 2021

La insuficiencia presupuestaria de la USB alcanza el 99%, pues el Ejecutivo Nacional solo aprobó para 2021 un monto de 610.976.455.787 bolívares.

La precariedad de los costos mensuales asignados a becas estudiantiles (720 bolívares) es absolutamente insuficiente, las preparadurías (1.080 bolívares) quedan vacantes y servicio de comedor (80.000 bolívares) hace imposible cumplir con los requerimientos nutricionales de los estudiantes. Adicionalmente el presupuesto para pago de personal, que corresponde a 61% del total, no incluye bono vacacional ni bono navideño, es decir, se le impide al profesor recibir 6 meses del ya paupérrimo sueldo.

Funcionamiento

Los gastos de funcionamiento, absolutamente deficitarios cuentan con recursos asignados que alcanzan para 6 meses a valores estimados del 2020. Destaca el servicio de Internet, cuyo presupuesto anual otorgado alcanza para cubrir tan solo un mes. Curiosamente, el Ejecutivo Nacional ha establecido la necesidad de prestar el servicio educativo online por motivo de la pandemia del COVID-19. Los desembolsos de recursos enviados por el Ejecutivo Nacional entre enero y febrero de 2021 alcanza apenas a 14% del total previsto para ese período.

Los servicios de mantenimiento, estimados para garantizar la cobertura de los 6 primeros meses del año, ahora alcanzan para un mes y equivalen a 21% del presupuesto anual. Las limitaciones presupuestarias impidieron considerar recursos para cubrir los gastos de inversión en los proyectos académicos y de planta física (52 edificios, 180.000 mts2 de construcción solo en la sede de Sartenejas), así como la disminución de pasivos. Se presentan severas limitaciones en la actualización y renovación del servicio de computación, sus equipos de soporte y demás dispositivos relacionados, lo cual afectará sustantivamente la labor docente y administrativa de la universidad.

Los laboratorios se están convirtiendo en espacios abandonados debido al deterioro de las instalaciones y equipos, por un lado, y a las jubilaciones, renuncias y reposos del personal académico y administrativo. Adicionalmente, las prácticas de carácter docente en los laboratorios se ven afectadas como consecuencia directa de las dificultades para conseguir insumos o no contar con servicios básicos, como energía eléctrica y agua potable, cuyas fallas en el suministro son cotidianas.

El deterioro de la vialidad para acceder a la sede de Sartenejas retrasa la llegada y salida de los transportes universitarios, cuya flota propia se deteriora cada día y su mantenimiento rutinario y mayor es casi imposible realizar. Asimismo, las limitaciones o falta de disponibilidad de transporte público en la zona disminuyen la posibilidad de traslado de los miembros de la comunidad universitaria. Este aspecto es particularmente sensible para la USB, dada su localización periférica en el extremo sureste de la ciudad.

Lili Steiner egresada de la USB, expresa en el blog de comentarios de la Asociación de Egresados USB el sentir de quienes estudiamos, vivimos y nos formamos en la USB: “Hablar, pensar o escribir de ‘la Bolívar’ genera infinita gratitud por el momento y por la transformación personal que vivimos. Gratitud por la generosa oferta de una educación de primer mundo, un sistema educativo de vanguardia con docentes, personal, infraestructura y recursos educativos de altísima calidad. Fuimos los beneficiarios de su visión y su modelo educativo, y donde quiera que estemos trabajamos para el logro de una sociedad más justa y promovemos el desarrollo armónico y sustentable de sus dimensiones sociales, políticas, culturales y económicas”.

Recordando lo transitado y sin explicación para el presente, insistimos en que es necesario seguir apoyando a la USB, con más fuerza y mirando hacia el futuro, porque la USB siempre representará una comunidad académica innovadora, participativa, productiva y plural, en permanente aprendizaje y desarrollo, comprometida con la excelencia y con Venezuela.

@alcaldeledezma