Como ya es habitual en los últimos 8 años, el mercenario de la comunicación Ignacio Ramonet fue a Miraflores los primeros días de Enero de este año a recibir sus incentivos como operador propagandístico del régimen chavista. En su paso furtivo y rápido por Caracas Ramonet, como es costumbre, aprovechó para conversar con Nicolás Maduro y escribir una empalagosa apología ensalzando al tirano venezolano.
La pieza en cuestión jamás alcanzó el nivel de una entrevista sino más bien un testimonio público de irrefrenable adulación donde Ramonet, solícito, se postraba como alfombra persa para que Maduro pudiera caminar y contornearse con absoluta comodidad. En algún momento, maravillado y salivando por las respuestas básicas de Nicolás Maduro, el operador Ignacio Ramonet le diría en relación a la liberación de Alex Saab: “Fue una bellísima victoria, presidente. A través del mundo muchas personas se alegraron de esa liberación, porque habían militado por denunciar todas las falsedades que se dijeron…”
De todos los asuntos tratados en esa conversación hay uno de particular importancia para los venezolanos y es el que tiene que ver con la forma como el régimen chavista se prepara para encuadrar su fraude electoral de este año. Si acaso algo habrá que agradecerle al sablista Ramonet es que nos haya ayudado a captar las claves de lo que realmente está pensando el jefe de la macolla chavista sobre la perpetración de la farsa electoral.
El chavismo por boca de Nicolás Maduro, Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello ha insistido que este año habrá elecciones. Sin embargo, las acciones del régimen chavista han tomado caminos distintos y separados del discurso. Cada énfasis en la aseveración de que sí habrá elecciones viene acompañado de una serie de acciones que más bien indican que el régimen chavista se está preparando para suspenderlas o posponerlas.
Mientras la falsa oposición sigue envalentonada con su candidata en el carnaval electoral, el chavismo no solo mantiene oculta la fecha de los comicios sino que además se ha reservado el derecho de decidir hasta última hora quiénes serán los candidatos opositores habilitados para participar.
La indefinición y ambigüedad que rodean las elecciones que convocará el chavismo este año confirma que estas serán sin condiciones ni garantías en el mejor espíritu de burlar, como siempre, los acuerdos con la falsa oposición. Pero, por supuesto, ya sabemos que aunque el chavismo cumpla la formalidad de convocarlas según su propia pseudo legalidad esto no significa necesariamente que estas se realizarán.
Lo más probable es que la ilusa esperanza de la falsa oposición para unas elecciones competitivas se vaya diluyendo conforme pasen los meses de 2024 y el chavismo siga usando su tinglado jurídico-militar para violar sus propias leyes, bien sea suspendiendo en forma indefinida o posponiendo en forma sucesiva la elección presidencial con el pretexto de la supuesta confrontación con Guyana.
Tratando de aparentar cierta neutralidad, sin lograrlo, Ignacio Ramonet en el referido encuentro le prepara la cama a Nicolás Maduro para que este se mueva a gusto y diga lo que le plazca: “La oposición ya ha designado a unos nueve candidatos, al parecer. Y los analistas dan por descontada la candidatura de usted… Así que quisiera preguntarle si será usted, efectivamente, el candidato del chavismo a la elección presidencial de 2024?”
A lo que el candidato Maduro le responde: “Yo lo que te puedo decir es que es prematuro todavía. Apenas el año empieza. Solo Dios sabe… No Diosdado, Dios. Esperemos que se definan los escenarios electorales del proceso que va a haber este año, y estoy seguro que, con la bendición de Dios, tomaremos la mejor decisión.”
En entrelineas lo que está diciendo el candidato del PSUV es que este aun siendo la opción oficial del chavismo para seguir dirigiendo el gobierno no lo quiere admitir púbicamente, al menos no por ahora. ¿Por qué? Porque, según Maduro, los escenarios electorales aún no se han definido y las decisiones para definirlos aún no se han tomado.
Esto pone la convocatoria de las elecciones en manos de una serie de incidencias y factores todas las cuales dependen en su totalidad de lo que le convenga al chavismo con una muy frágil apariencia de legalidad y legitimidad, no tanto para impresionar a la llamada comunidad internacional como para persuadir a sus propias fuerzas armadas que ellos aún conservan cierta influencia política.
¿Por qué tendría Nicolás Maduro que embarcarse en el desgaste de una campaña para unas elecciones que nadie sabe cuándo serán o si efectivamente serán convocadas?
Gracias al lisonjero Ramonet ahora sabemos que el chavismo se pasará buena parte del 2024, o todo el año, jugando a la incertidumbre de unas elecciones que no cambiaran nada porque están diseñadas para que el régimen chavista cuente los votos y proclame sus resultados. Si ni siquiera Diosdado Cabello sabe la fecha de la farsa electoral chavista, mucho menos podrá esperar la falsa oposición para que le concedan unas elecciones competitivas. Sin embargo, muy a pesar de la incertidumbre y de la falta de condiciones y garantías para unas elecciones transparentes la falsa oposición seguirá pregonando la vía electoral como la única posible. La única para que el chavismo siga en el poder.
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