OPINIÓN

Ni Barinas se salvó

por Antonio Ledezma Antonio Ledezma

Así lucen las paredes de la Unellez, antes blancas Foto Marinela Araque

La Unellez fue creada por decreto presidencial 1178 del 7 de octubre de 1975, respondiendo a un clamor de la ciudadanía de los estados relacionados con las actividades agrícolas y pecuarias (Cojedes, Portuguesa, Apure y Barinas) que encontró respuesta en el primer gobierno del expresidente Carlos Andrés Pérez. Pero no fue una simple correspondencia a un reclamo justo y eufórico de esas comunidades, también privó la estrategia de desarrollo nacional contemplada en el 5° Plan de la Nación que apuntaba a crear las condiciones para potenciar el desarrollo económico de esos estados, tomando en cuenta su entorno social y colocando a la naciente Unellez como plataforma estratégica para alcanzar esos objetivos.

La Unellez fue un modelo de universidad logrando alcanzar las metas fijadas hasta el año 2000 bajo la eficiente conducción de rectores nombrados por Decretos Presidenciales, tales como el Dr. Felipe Gómez Álvarez (rector Fundador), Dr. Rafael Isidro Quevedo, Dr. Humberto Jiménez y Dr. Ricardo Castro; posteriormente se estableció el proceso democrático para elegir sus autoridades, resultando favorecidos por el voto de los integrantes de la comunidad universitaria inicialmente el Dr. Clemente Quintero y posteriormente el Dr. Osmar Buitrago.

A partir del año 2000 el presidente Hugo Chávez manda a intervenir a la Unellez, bajo la supervisión de su hermano Adán Chávez (verdugo del aniquilamiento de la Unellez). Comienza así hasta la fecha, el deterioro y destrucción de la Academia, trayendo consigo la violación flagrante de sus estatutos de funcionamiento; nombrando más de una decena de «rectores» impuestos sin el currículum y perfil reglamentario, con lo cual la universidad terminó siendo un instrumento al servicio del régimen, sepultando los sueños y logros que en tan poco tiempo se habían conquistado.

Los profesores de la Unellez pasaron de devengar sueldos promedios de 1.000 dólares (antes de la intervención) para percibir hoy día remuneraciones en el orden de 7 dólares promedio. Los empleados y obreros de la Unellez tenían uno de los mejores sueldos y salarios (solo superados por los trabajadores de Pdvsa) en el estado Barinas, hoy día estos trabajadores reciben sueldos y salarios de hambre en el orden de los 3 dólares mensuales. La infraestructura de la Unellez sufre un gran deterioro y sus laboratorios carecen de dotaciones para su funcionamiento. La universidad en la actualidad es zona roja por los constantes atracos y robos de vehículos, porque las autoridades chavomaduristas le entregaron la «seguridad» a cooperativas integradas por activistas asociados a los colectivos.

Con el argumento de la masificación de la educación en la Unellez destruyeron la Academia sin desparpajo alguno, para sus efectos contrataron «profesores» piratas, donde se habla inclusive de mafias que presuntamente han vendido títulos universitarios como prácticas delictivas para lucrarse (10.000 dólares por títulos) obviamente con la participación de las autoridades universitarias que mantienen secuestrada a la Unellez, justificando la negativa de estos delincuentes en convocar elecciones para que la comunidad universitaria exprese su voluntad de cambio. Barinas dejó de ser un pueblo de conuco llanero al saltar a la luz del conocimiento gracias a hombres ilustres como Felipe Gómez Álvarez y Manuel Isidro Quevedo, pioneros rectores que de sus manos edificaron esa gran obra experimental denominada Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Unellez) permitiendo que los jóvenes barineses no tuvieran la necesidad de “enmochilar” para ir a otras universidades del país buscando alcanzar la sabiduría que otorga la universidad en su propia tierra.

Aun siendo un conjunto de núcleos entre Apure, Cojedes, Portuguesa y Barinas, fue el núcleo Barinas sede del Rectorado y el de mayor envergadura con más de 300 hectáreas para la praxis de la enseñanza, donde esta universidad experimental llegó a ser un modelo para Latinoamérica, con diversidad de pensamiento en el área agrícola y pecuario que proponía la base científica de un progreso sustentable de la región. Después de 45 años de su fundación, hoy solo quedan remembranzas de un pasado exitoso, las instalaciones están en total y absoluta ruina, el espanto de unas aulas cuya soledad asusta, y la indómita presencia de la indolencia que caracteriza la barbarie.

El deterioro de las aulas es evidente | Foto Marinela Araque

La Unellez llegó a ser bandera de la enseñanza pública, además del esfuerzo de la iniciativa privada en el contexto de la democracia moderna. Barinas creció y se desarrolló con la Unellez, superando inclusive a Mérida en oferta de número de aulas, y en su mejor momento se contó entre otras con la Universidad Santiago Mariño, Fermín Toro, Santa Inés, Santa María e Isaac Newton, transformando la nomenclatura independentista de ciudad marquesa en Ciudad Universitaria; todo ello igualmente despojado por el Estado venezolano, unos vía expropiación, otros por persecuciones políticas y otras simplemente como política de Estado.

La Unellez, después de 21 años de intervención del gobierno chavomadurista, no es ni la sombra de lo que fue, acabaron con la Academia y en consecuencia con la excelencia de sus egresados universitarios, convirtiéndose en un reducto político del régimen.

Al restaurar la libertad y la democracia en Venezuela, debemos iniciar urgentemente la reconstrucción del aparato productivo del país, y es a través de la Unellez enclavada en esos cuatro estados llaneros, que servirá de base en la elaboración del Plan Estratégico Nacional del Sector Agropecuario, por contar con los profesionales y técnicos de primer orden, como también con la tierra y la experiencia de productores forjados por el sacrificio y la entrega a esta noble causa.

@alcaldeledezma