I
Recibo un mensaje de texto en mi teléfono. De parte de la Unicef: “Cualquier enfermedad hace a las personas vulnerables física y emocionalmente. Sé amable y brinda palabras de aliento”.
Aunque es un asunto de sentido común, pienso en mí misma. Aceptar que uno está pasando por un proceso de sanación es bastante duro para una persona que jamás ha querido sentirse vulnerable. Ni siquiera con una gripe.
Imagino el pánico que siente alguien cuando le dicen que tiene covid-19. Pero no imagino a nadie que se exponga conscientemente a ser contagiado. De allí que se reafirma lo que señala la psiconeuroinmunología: no somos culpables de enfermarnos.
II
Claro, eso depende de en qué país te agarre la pandemia. De dónde seas originario. Sobre todo si eres de un lugar gobernado por regímenes autoritarios a los que la verdad les parece un delito.
Aquí en Venezuela hace años que se aplica la ley de que eres culpable hasta que nosotros lo digamos. La inocencia no existe, ni siquiera se presume.
Si eres opositor, más rápido te la aplican. Pero en estos días de desespero se les hace pagar incluso a los rojos que no son de su bando, así que cualquier persona puede acabar presa o imputada por la Fiscalía, que es lo mismo.
Cualquier aberración en el sistema de justicia es pequeña si se compara con lo que hace el régimen en Venezuela. Ya es mucho decir que tenemos un fiscal que se burla de los connacionales que regresan desesperados al país huyendo de las consecuencias de la pandemia.
III
Es el mismo fiscal que anuncia una medida de encarcelamiento (esa pendejada de medida privativa de libertad es un eufemismo chavista) para alguien que se contagió de covid-19.
Una manera bastante burda de evadir la responsabilidad. Para eso son unos maestros los del régimen.
Señor fiscal, ¿de quién es la responsabilidad de aplicar los mecanismos de despistaje temprano en el aeropuerto internacional?
Eso es como pedirle a los supuestos líderes comunales de Catia que repartan permisos de movilidad. Menos mal que les dio por allí y no por poner a la policía del régimen a arrastrar a la gente por los moños cuando los encuentran en la calle. Y es que estos copian todo lo malo que hagan los chinos comunistas.
El problema de Venezuela es el tipo de pandemia. Si algo se ha probado en estos 20 años de tragedia es que el venezolano se niega a morir. En este país el sector económico más golpeado por el covid-19 es el informal, con el que la mayoría se rebuscaba.
Ahora le sumamos la falta total de gasolina. Estamos en el punto álgido de la peste chavista y ni asomo de vacuna.
@anammatute