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Negociar y luchar, luchar y negociar

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A fines del mes de mayo el congreso “Propuestas para el Plan País. Transición hacia la nueva Venezuela”, organizado por el Instituto de Ciencias Políticas de la UCAB, culminó con un acto particularmente lucido en el que se hizo entrega a la Asamblea Nacional, en la persona del presidente Juan Guaidó, de los resultados de las propuestas debatidas en 11 disciplinas en las cuales trabajaron especialistas seleccionados por las universidades UCAB, UCV, USB, UNIMET y Monteávila.

Como un valor agregado a la entrega de las conclusiones de un laborioso proceso presentado y discutido públicamente en las disciplinas de justicia, relaciones internacionales, administración pública nacional, sistema electoral, economía y energía, política social, cultura, ciencia y tecnología, educación, medios de comunicación, políticas públicas para la discapacidad, los asistentes tuvimos el privilegio de escuchar 3 interesantísimas intervenciones de expertos internacionales en materia de transición .

El profesor Abraham Lowenthal, reconocido por sus investigaciones sobre América Latina entre otros temas, autor conjuntamente con Sergio Bittar del libro de reciente aparición Transiciones democráticas, enseñanzas de líderes políticos, en el que se analizan las  transiciones hacia la democracia a través de 13 de sus conductores, hizo una muy interesante intervención de la cual subrayo las siguientes afirmaciones: la negociación está presente en toda transición pacífica. La importancia del apoyo de la comunidad internacional, a pesar de lo cual no le corresponde fijar la agenda. El papel de Estados Unidos no es participar sino respaldar estos procesos para una transición pacífica.

Genaro Arriagada e Ignacio Walker, dos destacados políticos chilenos con amplia experiencia como participantes del proceso y de los gobiernos de transición de su país, hicieron estupendas intervenciones muy alejadas de la pretensión de dar lecciones ni encasillar otras realidades políticas en el lente de la experiencia chilena, de las cuales quiero destacar resumidamente algunas enseñanzas.

Ambos hicieron un sincero y merecido reconocimiento a la persistencia de la oposición venezolana en esta larga y difícil lucha contra el creciente autoritarismo, resaltando la importancia de tener más confianza en lo que se está haciendo.

Para toda transición, enfatizaron, hace falta movilización y negociación. Ni una ni otra se bastan solas. En las transiciones no se obtiene todo lo que se quiere y con frecuencia hay que conformarse con decisiones indeseables. El éxito de la transición no está solo en derrotar al autoritarismo sino en lograr que permanezca y avance hacia la democracia.

Para esto hace falta, además de una estrategia liberadora, un proyecto de gobierno adecuado a las circunstancias, una dirigencia con sentido de realidad y que entienda que la unidad de quienes están involucrados en dicho proceso es fundamental para su avance.

Estos preceptos que parecen elementales siguen encontrando importantes tropiezos en Venezuela desde distintos flancos: los que recurrentemente claman por soluciones quiméricas (187,11. 187,11. 187, 11). La complacencia de algunos  activistas de las redes sociales cuando pescan un revés en la dirigencia opositora (léase Guaidó en este momento), a los cuales sumamos a los pretendidos ecuánimes que parangonan a gobierno y oposición, haciendo ver entre otras cosas que la dificultad de  encontrar la salida de quienes detentan el poder pareciera depender preferentemente de los errores opositores, más que de la naturaleza de un régimen que reúne características propias de gobiernos forajidos.

Tanto los demócratas venezolanos como la comunidad internacional que nos apoya dan muestras de haber obtenido gran aprendizaje en aquello de jugar en varios tableros. A pesar de la certeza del fracaso de Oslo debido a la renovada falta de intención de la representación de Maduro de cualquier fórmula que suponga correr el riesgo de perder el poder, el Grupo de Lima y el Grupo de Contacto se proponen el trabajo en conjunto para intervenir en la grave crisis venezolana. Paralelamente Guaidó continúa incansable recorriendo el país y recibiendo abrumadores apoyos.

No parece hora para lamentos y masoquismo inducido. Necesitamos renovadas energías y por supuesto espíritu unitario, alerta y crítico. Mucho de eso hubo en el Aula Magna de la UCAB.

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