Hace unos días, 25 venezolanos le enviamos una carta al presidente de Estados Unidos, Joe Biden. En ella, tratamos los que consideramos son problemas importantes de nuestro país.
En primer lugar, quería agradecerles a todas aquellas personas que nos han ayudado a viralizar la carta. Su contribución ha sido vital para generar una discusión que Venezuela necesitaba que ocurriera. Ese es el objetivo, discutir sobre los problemas del presente y pensar en el futuro del país y cómo sumar esfuerzos para generar bienestar en la población.
La carta comienza haciendo un llamado al regreso a «negociaciones sustantivas y productivas para resolver la crisis venezolana». El país necesita que se activen las negociaciones en México. Debemos tener en cuenta que todo cambio político necesitará negociaciones y es fundamental que estas ocurran con respaldo internacional.
Así mismo, pedimos que «las negociaciones deben colocar los temas humanitarios al centro y avanzar en su solución con la urgencia que ameritan». Muy difícil negar que nuestro país no atraviesa por complejos problemas sociales y que los mismos no ameritan su atención inmediata, por lo tanto, solicitamos que en las negociaciones políticas se coloque el tema humanitario en el centro.
Por otra parte, le solicitamos al gobierno de Estados Unidos que negocie posiciones para el mejor interés del pueblo venezolano y que supere las presiones políticas internas en ese país que, hasta ahora lamentablemente, han obstaculizado el avance de las negociaciones.
¿Es serio pensar en la actualidad en resolver el conflicto político venezolano sin entender la necesidad de que ocurra una negociación?
También se le pide a la oposición «unificarse en torno a principios básicos y realistas que sustenten posibles acuerdos, además de no ser rehén de las voces extremistas que solo perpetúan el doloroso statu quo». Esta petición ha sido rechazada (algo esperado) por algunos grupos. ¿Está mal pedirle a la oposición cambios?, ¿no se le puede criticar a la oposición? Es obvio que quienes se benefician de lo que ocurre hoy en Venezuela no quieran cambios, pero para la inmensa mayoría de los venezolanos es crucial que sí se den esos cambios.
Un punto muy polémico ha sido el llamado a flexibilizar la política de sanciones hacia el país. Es entendible, muchos piensan (así se las vendieron) que las sanciones por si solas (al criollo estilo de las propiedades milagrosas de la sábila) generarían de forma instantánea un cambio político en el país (aunque la evidencia histórica indica resultados muy diferentes, como los casos de Irán, Cuba, Polonia, etc.).
En la carta se explica bastante claro: las sanciones económicas NO iniciaron la crisis económica/social del país, pero sin duda la exacerbaron (y negarlo es caer en absurdos). Otra cosa muy cierta: que luego de años con sanciones financieras/petroleras, las mismas no han logrado los objetivos prometidos (cambio en lo político), muy por el contrario. Entonces, pedir un cambio en una estrategia que ha demostrado ser ineficaz y que Maduro aprendió a sortear con “know how” de sus amigos, ¿está mal? Es indudable la necesidad de un cambio en la estrategia de “máxima presión”, ya hay suficiente evidencia de que esa estrategia no ha servido.
Increíblemente, el tema petrolero ha sido otro punto polémico.
En la carta se plantea el regreso de empresas petroleras occidentales, acción que mejoraría el sector petrolero venezolano, generaría empleos, promovería la producción local, etc, además de ayudar a tener más transparencia en el negocio petrolero venezolano (hoy nos enteramos de la producción venezolana por lo que publica la OPEP, debido a que Pdvsa tiene al menos 6 años que no publica actualizaciones en sus informes, por lo que al tener empresas occidentales produciendo petróleo en el país, tendríamos más información). ¿Por qué no se puede pedir el regreso de empresas extranjeras? ¿Qué tiene de malo?
La carta termina con este párrafo: Poner fin a la crisis en Venezuela y ayudar a construir el nuevo futuro del país, con pleno respeto al Estado de Derecho, las libertades económicas y la vigencia de los derechos humanos, nos compete y nos beneficiará a todos. Estas líneas ¿son criticables?
La invitación es al debate y a la discusión (pero por favor, lea objetivamente la carta, no se quede con las opiniones de otras personas). Lo que buscamos es generar discusión sobre cómo crear consensos para contribuir a atacar los problemas sociales, económicos y políticos de Venezuela.