Hay que reconocer que el Senado del Reino de España trabaja un 13 de agosto. Por más que pueda molestar al senador Rafael Lemus, portavoz del PSOE en la Comisión de Asuntos Exteriores, que ayer se reunió y adujo en ella que reunirse en una fecha así es un error porque la ciudadanía presta poca atención al estar de vacaciones en su mayoría. Se equivoca Lemus. En estos días, y una vez superado el ridículo internacional de la refuga de Puigdemont, hay menos noticias y el triste espectáculo de ayer en el Senado capta más atención del común.
Como no puede ser de otra forma y era perfectamente previsible, quien, como nuestro titular de Exteriores, no denuncia el fraude y proclama la victoria de Edmundo González, está defendiendo al tirano. Eso es exactamente lo que ocurrió ayer en el Senado. Y eso fue precisamente lo que hizo nuestro nunca bien ponderado Napoleonchu, ministro de Asuntos Exteriores del Reino de España que sonreía con chulería y condescendencia durante la intervención de la senadora Alicia García González, portavoz de la mayoría absoluta de la Cámara Alta. Que la providencia conserve al titular del que históricamente fue el Ministerio de Estado su sentido de lo que es una política de Estado. Y ya, de paso, la cordura.
García González puso ejemplos a los que no respondió Napoleonchu, esencialmente porque eran incontestables. Empezando por denunciar la diferencia entre España y el Chile del presidente Gabriel Boric, que creo que no es ni de la derecha ni de la ultraderecha y que actuó con presteza y rotundidad para defender a la delegación de observadores de su Parlamento y procedió con firmeza para defender el honor de la democracia chilena. España, en cambio, miró para otro lado. Como bien dijo García, Napoleonchu y los suyos son muy valientes con los dictadores muertos, pero con los vivos no. Yo añadiría que con los vivos tratan de entenderse en el mayor número de terrenos que sea posible.
El portavoz socialista Rafael Lemus contestó al PP con un entusiasmo digno de mejor causa. Lástima que en su desbarre pro ministro llamara al candidato vencedor en Venezuela «Edmundo López» en lugar de Edmundo González. Sí, ya sabemos que hay un Leopoldo López padre y uno hijo. Pero el protagonista esta vez es otro. Y pasando por allí, Lemus hizo una defensa encendida de la actuación de José Luis Rodríguez Zapatero como gran conciliador y sacando a relucir cosas que nada tenían que ver con lo que allí se estaba celebrando. Como su mención a un caballo, sospecho que de origen tripolitano, que fue directo a las cuadras del Ejército. Se trataba de no hablar de lo que se estaba celebrando.
Memorable fue la intervención del señor Pujol de Junts que no entiende el porqué de la preocupación del PP y del PSOE por la falta de democracia en Venezuela cuando tampoco la hay en España. Les juro que así fue. España no es democrática porque no respeta los derechos fundamentales de los catalanes. «Llarena es un Tejero sin bigote» lanzó el tipo. No hará falta que les diga que el ministro del Gobierno que allí comparecía no hizo ni ademán de defender al juez injuriado reiteradamente. Menos mal que hemos recuperado la convivencia. «Lo que pasa en España es muy bestia. Alzamiento de las togas contra la voluntad popular» añadió Pujol. Y como veía que no provocaba reacción alguna afirmó que con Franco también había sesiones en esas instalaciones del Senado. No me quedó claro si es mentiroso o tonto. O las dos cosas. La sesión tuvo lugar en la sala Clara Campoamor del Senado. Las Cortes franquistas no se reunían en ese edificio. Sí lo hizo alguna vez el Consejo Nacional del Movimiento que, si a un extremista como Pujol le parece que era como un Parlamento, sólo le puedo aconsejar que vuelva a la facultad a estudiar un poquito.
Entrañable fue la intervención del senador del PNV Uribe Echevarría, que logró la adhesión entusiasta de Napoleonchu. Supongo que, más que nada, porque exigió a Maduro que reconozca el resultado. Pero no exigió a Albares que el Gobierno reconozca ese mismo resultado. Lo que más me conmovió fue su legítimo empeño en llamar al ganador venezolano por sus dos apellidos, González Urrutia. Ya que pasaba por allí, el nacionalista tenía que reivindicar la condición de paisano del venezolano.
La actuación de Napoleonchu ayer en el Senado fue especialmente penosa. Y avaló a José Luis Rodríguez Zapatero aduciendo que éste había defendido a Aznar cuando Chávez lo atacó en una Cumbre Iberoamericana en Chile. Sí y no. Zapatero defendió la dignidad de la Presidencia del Gobierno de España y quien de verdad cortó a Chávez fue el Rey Juan Carlos con su «¿Por qué no te callas?» memorable. A ver si lo haría hoy.
Artículo publicado en el diario El Debate de España
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional