Vivimos una constante guerra sin cuartel, una guerra sin control en la que los líderes no tienen el tiempo necesario para meditar con el equilibrio del caso. Estamos aludiendo, ni más ni menos, a un “sálvese quien pueda”. La pregunta que debemos hacernos, así como la necesaria respuesta, son fundamentales. Lamentablemente, no hay duda de que, en tan singular escenario, el avance requerido no se está llevando a cabo; por el contrario, nos estamos desplazando por un camino peligroso que puede conducirnos a una crisis todavía más profunda, lo cual es mucho decir.

En mi modesto parecer, la mayoría de los venezolanos no cuentan con el tiempo ni los medios necesarios para leer, conocer en profundidad y meditar sobre todo lo que se dice y especula. Se avanza entonces con la precaria guía del “como vaya viniendo, vamos viendo” de la muy popular y vieja telenovela venezolana Por estas calles. Se trata de un desplazamiento en extremo peligroso y oscuro que puede conducir -con mucha suerte- por la ruta correcta, aunque con más probabilidades al despeñadero.

La triste realidad es que la historia política venezolana ha estado minada de “golpes bajos”. Ello explica el consabido “quítate tú para ponerme yo”. Sin embargo, insistimos en resaltar que el período democrático que arrancó con el gobierno de Rómulo Betancourt y concluyó con la segunda presidencia de Rafael Caldera ha sido, a pesar de las limitaciones que se experimentaron, el más relevante de nuestra historia patria. Lo que vino después de la mano de Hugo Chávez y aún persiste en nuestro país es una distorsión perversa del deber ser.

No miente la realidad actual. Ella está ahí, frente a todos nosotros, dejando constancia de la exorbitante emigración que experimentamos y que no se detiene. Salvo en los países de extrema izquierda, no hay nación que no cuente con la presencia de los venezolanos. Lo más significativo es que, salvo muy escasas excepciones -como es el caso de los integrantes del perverso “Tren de Aragua”-, nuestros compatriotas son respetados y muy apreciados afuera, lo cual habla muy bien de nuestra singular idiosincrasia.

La conducta maleante es entonces un campo ocupado por quienes no están dispuestos a adaptarse. No se olvide que, en 2019, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) incluyó a Tareck el Aissami en la lista de los 10 prófugos más buscados, bajo acusación de «narcotráfico internacional».

Una sola verdad termina imponiéndose: no hay nada nuevo bajo el Sol.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!