OPINIÓN

Murió Márquez… ¿Ahora qué?

por Beatriz De Majo Beatriz De Majo

Un año tenía ya desactivado Iván Márquez cuando su cuerpo no resistió más. El líder guerrillero que resultó gravemente herido en un atentado en junio del año pasado, vivía, antes de aquel entonces, pendiente de mantener su vida a resguardo de quienes deseaban hacerlo desaparecer de la escena. Quienes lo conocían de cerca sabían de la paranoia que invadía sus días y sus noches. Su deseo tampoco era el de vivir en Venezuela, a pesar de que el régimen de Maduro mantenía su existencia muy bien protegida y lo atendía en el “Hospitalito” de Fuerte Tiuna..

Desde el Acuerdo de Paz de La Habana en 2016 a esta parte, este sanguinario alfil de lucha guerrillera se había ocupado de hacer nacer y consolidar la Nueva Marquetalia, iniciativa sanguinaria al margen de la ley que se ocuparía de reunir a aquellos de las FARC que tampoco se sintieron cómodos con la paz de Juan Manuel Santos y con la interpretación que de ella hizo Iván Duque. La narcoguerrilla fariana, sin profesar desde hace décadas credo de ningún género, se seguiría fortaleciendo en esta Nueva Marquetalia con el jugoso negocio de la producción, procesamiento y comercialización de la droga, protegida y aupada desde lo más alto del gobierno venezolano.

Estas disidencias de las FARC causaron no pocos problemas al régimen que las protegía en Venezuela, toda vez que, al mismo tiempo, el ELN había ganado igualmente un espacio importante en los círculos de Miraflores. La frontera venezolana con Colombia, en virtud de esa enemistad, se convirtió en tierra de nadie donde proliferan hoy todo tipo de crímenes además de aquellos relacionados con la droga: asesinatos, reclutamiento forzado de menores, extorsión, secuestro, negocios sucios de todo color y, al propio tiempo, este grupo de facinerosos penetró grupos del estamento militar venezolano convirtiéndolos en actores y cómplices de sus fechorías.

Cabe preguntarse lo que será de la Nueva Marquetalia, ahora que su fundador y líder no se encuentra en el mundo de los vivos. Ya se habla del Zarco Aldinever para ser su sucesor, un muy trajinado dirigente que se maneja como Pedro por su casa en los avatares del narcotráfico que tienen lugar a través de la frontera colombo venezolana y que coloca la droga, gracias a la capilaridad venezolana, en los puertos del Caribe y de Estados Unidos. También está en fila para heredar las funciones del fallecido Márquez otro guerrillero desertor del Acuerdo de Paz, Walter Mendoza, amplio conocedor y actor principal de los tejemanejes ilícitos de esta guerrilla. Cualquiera de los dos que asuma el mando tendrá la venia del gobierno de Maduro, con lo cual se termina de armar el rompecabezas.

Maduro y el Alto Mando Militar apoyarán a quien trabaje para perpetuar el narconegocio dentro de la Nueva Marquetalia, pero les tocará seguir lidiando, al propio tiempo, con la enemistad entre esta facción y los ancestrales aliados de Miraflores, los secuaces del ELN. Esta confrontación cobra vidas de manera constante en las zonas de frontera y no pareciera que nuestras fuerzas armadas controlan la situación. A ratos apoyan a unos y a ratos a otros. Muchos de los ciudadanos asesinados en las reyertas en el departamento de Arauca son de nacionalidad venezolana en zonas en donde solo reina el caos y por lo tanto el silencio.

Cual de los dos lados de la ecuación favorecerá el equipo de Maduro es algo que forma parte de las decisiones más complejas y arriesgadas.

Ya lo anterior era suficiente cuando ocurrió lo inesperado. La desaparición de Márquez se viene a dar de la mano con las declaraciones del exgeneral venezolano Cliver Alcalá, quien acaba de declararse culpable ante la justicia norteamericana de proveer armamento a las FARC por órdenes de Hugo Chávez, y específicamente a Iván Márquez, el protegido de Maduro. Para Estados Unidos este último evento les provee de lo que necesitan para seguir persiguiendo al venezolano.

Gustavo Petro no mira todos estos toros desde la barrera. Con ambos grupos desearía negociar la paz, o al menos eso declara. De su sinceridad dudan muchos y a Maduro lo tiene como garante de las negociaciones con el ELN, pero solo Dios sabe cuáles oscuros objetivos lo animan.