En suma hay que deshacerse del modelo del Leviatán, de ese modelo de un hombre artificial, a la vez autómata, fabricado y unitario, que presuntamente engloba a todos los individuos reales y cuyo cuerpo serían los ciudadanos pero cuya alma sería la soberanía. Hay que estudiar el poder al margen del modelo del Leviatán, al margen del campo delimitado por la soberanía jurídica y la institución del Estado, se trata de analizarlo a partir de las técnicas y tácticas de dominación. Creo que esa es la línea metódica que hay que seguir y que traté de seguir en las diferentes investigaciones que hemos realizado…Y creo que, históricamente, esa teoría de la soberanía -que es la gran trampa en que se corre el riesgo de caer cuando se quiere analizar el poder -… De hecho, soberanía y disciplina, legislación, derecho de la soberanía y mecánicas disciplinarias son dos elementos constitutivos de los mecanismos generales del poder de nuestra sociedad. A decir verdad, para luchar contra las disciplinas, o mejor, contra el poder disciplinario, en la búsqueda de un poder no disciplinario, no había que apelar al viejo decreto de la soberanía; deberíamos encaminarnos hacia un nuevo derecho, que fuera antidisciplinario pero que al mismo tiempo estuviera liberado del principio de la soberanía
Michel Foucault – Defender la sociedad
I Honduras: el trillado concepto de una “soberanía” para “confiscar” las ZEDE
Quien mejor que Michel Foucault para explicarnos el concepto jurídico en sus evoluciones y donde en América Latina, si una definición ha sido objeto de un trillado maniqueísmo ha sido precisamente hablar de “soberanía”, el cual en términos de evolución social y progreso de las sociedades se ha convertido en el Leviatán político-jurídico que sacude y trastoca las posibilidades de desarrollo de nuestras naciones; y máxime, cuando esa “soberanía” solo ha sido explicada en vacuos niveles epistemológicos y abstractos niveles filosóficos que en la praxis sólo tienen como propósito adueñarse de la inversión privada en tales territorios alegando supuestas “violaciones a la soberanía”.
De hecho, en Honduras desde que Xiomara Castro ganó las elecciones (2021), ha tenido un seudo discurso basado en una concepción “soberana” que solo ha generado y multiplicado los males sociales, porque en vez de buscar escenarios y estadios de máxima inversión internacional, éstas se han visto reducidas, más aún, cuando desde el propio año electoral, la Universidad Autónoma de Honduras (UNAH), introdujo un recurso contencioso contra las Zona de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) alegando una inexistente “usurpación académica -, cuando estas organizaciones, y concretamente Próspera apenas había comenzado sus operaciones en 2020, y en pleno Covid-19; lo cual sujeta la pretensión “jurídica” que siempre existió una orientación política-jurídica, y nunca en beneficio de la comunidad de Roatán, espacio territorial donde la mencionada zona económica comenzó sus millonarias inversiones.
Así, lo que inició con un disfrazado recurso civil; la Corte Suprema de Justicia -CSJ- tres años después, y justo cuando se aproxima el período electoral, emitió una “sentencia” que sin encontrar soportes de violaciones precisamente civiles o humanas, sólo publicó una larga astracanada de “principios” que mezclados con posiciones de “valores” sin explicaciones axiológicas, y menos en perjuicios territoriales o de conformación de también “supuestos Estados”, fue la más rancia “soberanía” el eje de lo que manifestaron estaría la “violación” de lo que ellos denominan “patria”.
Verbigracia, lo que realmente ha realizado Honduras con este tipo de absolutismo, propio de la edad media, ha sido imponer una desviación tanto cognitiva como jurídica, sobre los principios de progresividad de los derechos humanos; y más con una marcada visión y orientación antinorteamericana sobre Próspera, cuya única fundamentación ha estado en la consecución de sentar las bases de nuevas inversiones que a su vez, puedan servir de motor transdiciplinario en todos los espacios productivos y económicos, también articulados con los niveles de educación, conocimiento e investigación, cuyos integrantes asocian sus visiones con trabajadores y personas de la localidad; siendo éstas últimas las principales beneficiadas de todas las áreas, no sólo en la generación de empleos, sino con el efecto dinamizador de la economía que se ha dado desde el principio de ser una ZEDE.
En países como Honduras, la única validación transformada en una apología a la práctica seudo jurídica está en una aberración del término de “soberanía” para arremeter de manera constante con llamados gobiernos “socialistas” sobre la inversiones privadas, y por ende, apropiarse de manera “legal” – para ellos, como cúpulas del poder político -, pero que en esencia, sería una manipulación del estado de Derecho, violatoria en lo constitucional y todo el ordenamiento jurídico civil y administrativo, máxime cuando en los casos de las ZEDE, existen acuerdos internacionales con garantías de 50 años en la ejecución y desarrollo de las inversiones nacionales e internacionales dentro del espectro económico de éstas, y la consolidación de sus grupos humanos en términos de empleos e iniciativas de emprendimientos.
La “soberanía” se ha convertido en el eterno Leviatán de la praxis política hondureña, y sus ejecutantes en el Atila que arrasa las sociedades en conjunto y sus posibilidades de desarrollo integral.
II Asia y África apuestan por las ZEDE
Y mientras en Honduras aumenta la conflictividad por cercenar las nuevas inversiones internacionales, atacando las existentes desde las ZEDE, Asia y África aumentan estos proyectos de inversión, y plantean en sus estructuras públicas que se faciliten a todos los inversores privados, todas las prácticas que faciliten sus instalaciones y desarrollos en los distintos espacios de producción y servicios.
Por ejemplo; el presidente de Indonesia ha instado a sus autoridades a multiplicar la creación de Zonas Económicas Especiales {1}, entendiendo que éstas han sido las principales fuentes de crecimiento económico y social en el continente asiático, y desde esa connotación, destacan las palabras del ministro de Economía, quien señaló que las millonarias inversiones han consolidado en los últimos años más de 150.000 empleos en casi 400 empresas; razón por la cual, el gobierno de esa nación, en representación de un Estado moderno buscará con las ZEDE potenciar desde áreas productivas en lo agroindustrial hasta lo neotecnológico, cuyas ejecuciones están asociadas con políticas públicas que faciliten todas las nomenclaturas de inversión de estas formas de asociaciones estratégicas en beneficio de la sociedad.
Otra de las naciones que se ha abierto con las ZEDE está Etiopía, nación africana que ha sido azotada por crisis económicas y sociales, pero que también ha encontrado en estas iniciativas de inversión, posicionamientos para avanzar de manera positiva en beneficio de sus comunidades. De esta manera, Etiopía ha permitido con esta decisión que 10 de sus 13 parques industriales sean convertidos en ZEDE {2}; lo que equivale a decir, que Dire-Dawa la cual era el único territorio con leyes especiales, que buscaban atraer capitales foráneos, ahora ascienden a 11 las ZEDE en ese país, lo cual confirma que estas estructuras y organizaciones las que están permitiendo de manera gradual, en el corto, mediano y largo plazo, alcanzar máximos niveles de rendimiento económico, que se traducen en una mejor calidad de vida, y en consecuencia, en disminución de la pobreza y los problemas sociales de los países en vías en desarrollo.
En síntesis, resulta contradictorio que naciones en Asia y África dicten medidas para obtener inversiones millonarias a través de las ZEDE; en Honduras que ya existe un camino marcado e iniciado desde la (auto)restricción que afectó al mundo por la pandemia, y donde son evidentes y palpables los resultados, sea la “justicia” de la nación centroamericana la que se convierta en obstáculo fundamental para que inversiones como Próspera continúen sus planes de inversión y producción, así como de consolidación turística y biotecnológica lo que solamente perjudica a la sociedad.
Plantear una “soberanía” lejos del componente de esa sociedad como planteaba Foucault, es estar lejos del desarrollo de los pueblos y su gente. Honduras tiene un camino avanzando. Intentar paralizarlo, sólo perjudica a la propia nación.
@vivassantanaj_
Notas
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