OPINIÓN

Muchas alas, poco vuelo

por Armando Martini Pietri Armando Martini Pietri

Uruguay avión

Venezuela es una nación de agraciada heredad, tierra inmensa de hermosura, pero de poco vuelo, con gobiernos empeñados en ser empresarios del servicio de la aviación nacional e internacional obteniendo, a cambio, notables fracasos de considerables consecuencias. Para inicios del siglo XX, Venezuela no poseía un sistema de comunicación continuo ya que la geografía del país impedía el uso de vías férreas. Fue uno de los últimos países de América Latina que se incorporó al uso de la aviación como medio de transporte.

En 1929 llegó a Venezuela la Compañía General Aeropostal Francesa y comenzó operaciones. En 1933, fue nacionalizada y se convirtió en la Línea Aeropostal Venezolana. Fundada con inspiración francesa, caída en manos gubernamentales a pesar de lo cual voló al mundo, para estrellarse finalmente en patrocinio privado manchado con delitos graves.

Venezolana Internacional de Aviación, Viasa, fue creada el 21 de noviembre 1960 como  empresa mixta, 49% de las acciones propiedad privada y el 51% restante pertenecía al Estado. La flota, de las más modernas de América del Sur en su época. Era conocida mundialmente por ser la aerolínea de América con más aviones, con más destinos internacionales y por su excelente atención al público. Sin embargo, fue nacionalizada en su totalidad.

Un esfuerzo privado que creció lo que pudo, se ganó el reconocimiento y cariño de venezolanos y extranjeros. Con retrasos molestos e irritantes, pero con un servicio en tierra y cabina impecable, de excelencia, compitiendo con las grandes aerolíneas del mundo. Finalmente dejada en socorros displicentes de una empresa estatal española que no sólo la dejó sucumbir aislada y desconsolada en la triste soledad de los hangares, sino que ni siquiera nos devuelve el nombre.

Hugo Chávez, dejando de lado la empecinada iniciativa privada, con pequeñas pero activas empresas se empeña en crear y sostener una aerolínea bandera que recuerde a Viasa sin serlo, con el querido color naranja y un nombre forzado que incluye, pero no es Viasa. Conviasa.

Termina siendo usada como artefacto político del régimen; fachada de maniobra hasta que se convierte en una sociedad sancionada y, en consecuencia, de acción limitada. No contentos con ubicarla como aerolínea de extremos poniéndola a volar a destinos tan lejanos al estilo, gentilicio y territorio venezolano como Moscú, Ankara y Teherán, donde el régimen tiene discutibles e impugnables intereses ideológicos, pero donde los ciudadanos no militantes del partido oficialista tienen ningún interés turístico y de negocio.

Que el castromadurismo seleccionara a iraníes para que subsanen sus incompetencias petroleras no significa que lo estén haciendo con conocimiento de causa, sino que nos envuelve aún más con un país comprometido en una posición internacional pública que tiene a Venezuela como punto de penetración contra Estados Unidos dentro de su propia estrategia fanática político-religiosa.

Mucho menos comprarle aviones arcaicos, vetustos de excesivo uso, sobradamente desgastados y, de hecho, totalmente superados. Quienes son responsables de las decisiones sobre Conviasa las están tomando con un proyecto político ordenado por sus jefes, no con criterio de adecuada estrategia del negocio de comunicación aérea.

Hasta los rusos antes de Ucrania optaban por aeronaves de modernos diseños aeronáuticos, con tecnologías de avanzada capaces de producir eficientes aeroplanos de alcance corto, mediano, largo, de carga y pasaje, retirando del servicio a los pesados, poco rendidores y obsoletos. Mucho menos, los ajados, corroídos y utilizados para transportes ilegales por iraníes.

Con décadas de uso a cuestas, el incautado por decisión judicial en Buenos Aires, Argentina, demuestra inequívocamente que las acciones no son ni inteligentes ni profesionales, no importa cuánto hayan costado. Son errores políticos y empresariales del régimen castrista, con dinero venezolano que aparte enreda a la patria de Simón Bolívar en una operación internacional que ha hecho sonar graves alarmas en el mundo.

Conviasa no es una aerolínea de servicios al turismo, negocios o intercambios internacionales, orgullo y beneficio del público venezolano. Es un problema nacido de la torpeza gubernamental.

@ArmandoMartini