El tricentenario de la Universidad Central de Venezuela representa una valiosa oportunidad para la justa valoración de sus amplios alcances en los ámbitos académicos, de investigación científica y vinculación social. La danza, como actividad de extensión universitaria, representa una labor sostenida en nuestra alma mater que cuenta ya con más 60 años de historia.
La UCV incorporó a su quehacer cultural la incipiente danza contemporánea venezolana en 1961. Primero, a manera de tímidos y dificultosos intentos por establecer una labor docente de forma sistemática y permanente y, también, procurando cumplir con una función en el orden de la difusión de esta manifestación artística. Todo ello trajo como resultado, el establecimiento de un movimiento que logró trascender el recinto universitario para llegar hasta la danza profesional. Así lo atestiguan numerosos bailarines, coreógrafos y maestros que alguna vez en el Aula Magna o en el gimnasio universitario encontraron la danza como profesión.
Conchita Crededio, actriz y bailarina venezolana, se convertiría en la iniciadora de esta manifestación escénica en los espacios de la Ciudad Universitaria. Ella, figura fundamental en la historia de la danza contemporánea en Venezuela, dictó las primeras clases a un pequeño grupo de curiosos estudiantes. Eran momentos en los que todo estaba por hacerse y la primera y esencial labor era la promoción y el estímulo a esta expresión de la danza, todavía en buena medida desconocida en el medio cultural venezolano.
En 1963, Crededio presenta en el Aula Magna su coreografía Caos, con música de Edgar Varese, buscando a partir de allí consolidar una agrupación, para la cual crea las obras Ciudad, música de Bulent Arel y Pesadilla, música de Boleslaw Szabelski, concebidas para una nueva presentación pública. El esperado concierto nunca se llevó a cabo por razones de tipo administrativo, manteniéndose la maestra al frente de su taller de formación hasta 1968, cumpliendo con la misión de sentar las bases de lo que luego sería una importante actividad universitaria.
La década de los años setenta trajo consigo la creación del Taller Experimental de Danza de la UCV, verdadero centro de inquietudes y factor de decisión para muchos de sus integrantes de continuar dentro de la danza profesionalmente. A finales de 1972, la Dirección de Cultura de la UCV programó un ciclo de conferencias en la Galería Universitaria de Arte denominado Cómo se hace la danza, iniciativa de Graciela Henríquez. De allí surge la idea de desarrollar un centro universitario estable de formación y creación coreográfica. Ello se sentía como una necesidad evidente. Así nace el Taller Experimental de Danza bajo la dirección de Graciela Henríquez, destacada figura de la danza escénica venezolana desde los inicios de su profesionalización, cuya sede fue inicialmente las instalaciones de la Dirección de Deporte, y estuvo integrado por 19 estudiantes, entre ellos Adriana Urdaneta, Abelardo Gameche, Laura Nazoa, Tito Silva, Flor Navarro, Alfredo Gerardi y Jorge Reventos, además de la bailarina mexicana Marta Quesada, quien también fungía como asistente de la dirección de la agrupación.
El Taller hizo su debut el 28 de febrero de 1973 en el Aula Magna. Ese día, el programa pautaba una demostración técnica de danza contemporánea, ejercicios coreográficos de los participantes y la presentación de la obra Invenciones, de Graciela Henríquez, con música de Milos Kabelac.
Al poco tiempo de esta primera experiencia pública, la dirección del Taller Experimental de Danza de la UCV fue asumida por José Ledezma, acompañado por Juan Monzón, quienes enfatizaron decididamente en el aspecto técnico en la formación de un bailarín. El Taller presenta en 1974, también en el Aula Magna, el concierto de danza llamado Siete estudios coreográficos, integrado por obras de Ledezma y Monzón, creadas sobre un amplio espectro musical: John Cage, Pink Floyd, Walter Carlos, Astor Piazzola, Terry Riley, Gabriel Fauré y Dámaso Pérez Prado.
Durante este período, el Taller Experimental de Danza participó en el Festival Universitario de Mérida, organizado por la Universidad de los Andes; el Congreso de Jóvenes Universitarios de la Universidad Autónoma de Bogotá, Colombia y la Primera Reseña Nacional de Danza, en el Teatro Nacional de Caracas. Asimismo, realizó actuaciones en la provincia venezolana y en programas de televisión producidos por el Ministerio de Educación.
El Taller Experimental de Danza de la UCV había alcanzado cierto grado de desarrollo y su deseo de ascenso a un nivel superior resultaba impostergable, por lo que Ledezma, acompañado de la mayoría de sus alumnos, se aventuró en la creación de una compañía profesional de danza extramuros universitarios. Nació así el Taller de Danza Contemporánea, hoy Taller de Danza de Caracas, que hizo su debut en 1975.
Grishka Holguín, reconocido como pionero de la danza contemporánea en Venezuela, toma a su cargo en 1976 la danza de la Universidad Central. En esa misma época, la UCV presenta la Semana Sonia Sanoja e inaugura la muestra de vídeo del Festival de Caracas con una actuación en vivo y la proyección de un documental sobre la fundamental bailarina venezolana, que contó con el guion de José Balza, la música de Alfredo del Mónaco, la narración de Luis Salazar y la realización de Danny Guarenas.
Holguín se dedica en un principio a la enseñanza exclusivamente, hasta que en 1981 reaparece el Taller Experimental de Danza con el nombre de Pisorrojo, que hace referencia a su pequeño local para clases y ensayos, bajo su dirección hasta 1996. Luego, la agrupación universitaria queda a cargo de Adolfo Ostos, a partir de cuya gestión se llevaron a cabo varias ediciones de Villanueva en movimiento, suerte de tributo a la síntesis del ideal de la integración de las artes que representa la Ciudad Universitaria, patrimonio de la humanidad. Hoy se mantiene al frente de Pisorrojo el bailarín Elio Martínez.
Otras iniciativas alrededor del arte del movimiento están representadas por Mudanza, agrupación dirigida por Reinaldo Mijares, dependiente de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales; Danfar, conducida por Laura Prieto, con sede en la Facultad de Farmacia; y Danza Contemporánea Aragua, adscrita al Departamento de Cultura de las Facultades de Agronomía y Ciencias Veterinarias de la UCV, núcleo Maracay, fundada por los bailarines Carlos Arenas y Julio César Alfonzo.
La danza de la UCV también ha hecho su aportación en materia investigación de la danza tradicional popular y contemporánea, con la creación en el año 1990 del grupo La Trapatiesta, bajo la dirección inicial de Gloria Núñez, conjunto que desarrolla proyectos formativos y de proyección de las manifestaciones de la danza popular, cuyo origen estuvo en el taller de danza desarrollado poco tiempo antes por la Escuela de Antropología. Ignacio Porras, Ruper Vásquez y Johnny Hernández han sido también sus directores.
En 1996 se llevaron a cabo las Jornadas de Danza Universitaria en la Sala del Teatro Universitario, con la participación de Adolfo Ostos (UCV), Marisol Ferrari (LUZ), Mireya Tamayo (ULA) y Betty Mendoza (USB), y en 1998, en la Sala E, las Jornadas de Reflexión sobre la Danza Tradicional Popular-La Tradición en la Globalización, con la participación como ponentes de Tulio Hernández, Yolanda Salas, Isbela Sequera Tamayo, Robzayda Marcos, David Ocanto, Guiber Mijares, Rodrigo Benavides, Alberto Vergara, Nelson Garrido y la investigadora mexicana Amparo Sevilla.
Los estudios académicos en danza fueron creados en Venezuela por Decreto Presidencial de Rafael Caldera de 1996. Sin embargo, desde finales de los años ochenta ya la Escuela de Artes de la Facultad de Humanidades de Educación había iniciado la incorporación de asignaturas teórico y prácticas en sus planes de estudios, hoy presentes en los niveles de pregrado y posgrado.
A esta historia de seis décadas debe añadirse la incesante presencia, hasta hace algunos años, de grandes personalidades y relevantes compañías nacionales e internacionales de danza tradicional popular, clásica y contemporánea sobre bajo las nubes de Calder.