El hecho palpable que jamás imaginó Rafael Correa en Ecuador en relación con su títere político Andrés Arauz, que siempre estuvo muy lejos de sus cálculos electorales, era de tener que enfrentar en un balotaje al líder indígena Yaku Pérez, que seguramente así sería llamado por ellos, si Guillermo Lasso hubiese llegado a la segunda vuelta.
Ante tal fenómeno político, independientemente de toda la guerra sucia que se ha desatado en contra de quien se ha convertido en legítimo representante de los pueblos originarios de esa nación, se ha hecho evidente el desplome y agotamiento de la demagogia seudoizquierdista, y por ende, solo les ha quedado la bazofia ideológica, donde incluso han tenido que recurrir a los ventrílocuos en sustitución de los payasos -¿será para no reír de sus exabruptos y no precisamente de sus chistes?- para divulgar la calumnia, la mentira y los «falsos positivos» elaborados desde los laboratorios mediáticos entre la propia nación de Ecuador, Cuba y Venezuela.
De hecho, han sido tan torpes, contradictorias y pusilánimes las declaraciones del correísmo-madurismo contra Yaku Pérez que estas han tenido insólitas y ofensivas palabras del español Juan Carlos Monedero -quien fue uno de los vividores de la renta petrolera venezolana en tiempos de Hugo Chávez-, el cual dejando entrever el más completo desprecio por nuestros pueblos originarios se atreve a decir con una frase pleonástica y llena de odio que Yaku Pérez no sería parte de los «indígenas reales»(1) – ¿acaso hay indígenas «irreales»?- porque de acuerdo con su verborrea, el ahora contendor de Andrés Arauz sería de la «composición de clase media».
O sea, que si analizamos las palabras del «socialista» español Monedero, los «indígenas reales» (citando su absurdo e ignominioso pleonasmo, figura literaria que devela escaso nivel cultural en quien la emplea, para fines no poéticos, ni de justificada habla cotidiana, sino política) tendrían que vestir de guayuco, y tener el arco y flecha en sus ropajes, y vivir eternamente en el medio de la selva amazónica o pueblos remotos, como forma anclada de «sociedad» que ellos conquistaron hace más de 500 años, y más despreciable sería decir que si un indígena asciende en su formación académica y desarrollo económico de esa «clase social» dejaría de serlo porque en su quehacer tendría que relacionarse con otros grupos sociales. Verbigracia, los rasgos fisonómicos, así como las raíces culturales, según la tesis de Monedero tendría una especie de desaparición absoluta porque un indígena vaya a la universidad, y decida en lo sucesivo estar en una ciudad, y convertirse en referente de un país. Suponemos que para Monedero y el grupo correista-madurista, Evo Morales o Rigoberta Menchú, por citar solo dos casos en América Latina, ya no son «indígenas» sino «indígenas irreales».
Para qué referirnos sobre el llamado «cambio de nombre» entre Pedro y Yaku que hace el propio Monedero y su claque. Acaso, piensa Monedero que somos tan pendejos para asumir su banal narrativa sabiendo que el nombre es arbitrario porque nadie decide al nacer cómo debería ser llamado. Si esto es así, pues ellos mismos que tanto han colocado en un pedestal a Muhammad Ali, este debería ser derribado de su estamento de vida porque decidió quedarse con ese nombre cuando no quiso volver a ser llamado Cassius Clay. El hecho de que Carlos Pérez haya sido llamado desde hace un tiempo y en lo sucesivo Yaku no solo es una clara identificación y respeto por sus ancestros, sino que ha sido la inmensa mayoría indígena quien ha asumido con su líder una semántica y praxis por la preservación y difusión de nuestras lenguas originarias, esas que Monedero las sujeta a la «clase social».
El cierre de estos ataques llega al paroxismo cuando se dice que Yaku Pérez es «imperialista», aunque no haya sido él precisamente quien haya vivido y estudiado en Michigan, Estados Unidos, como Andrés Arauz, quien por cierto, ni siquiera pudo votar por sí mismo por estar inscrito electoralmente en el exterior.
El correismo-madurismo ha caído en tanta desesperación que hasta Rafael Correa se atrevió a escribir en Twitter que había sido un «error» del órgano electoral haber dado cifras, porque según tan brillante economista, Guillermo Lasso terminaría siendo el otro candidato que llegaría a segunda vuelta (2). En otras palabras, el terror político que les ha surgido ante Yaku Pérez les ha trastocado hasta sus deseos más inocultables de «derecha».
Correa y sus derivados no comprenden en su «racionalidad política» que al atacar a Yaku Pérez en sus orígenes indígenas, más indígenas votarán por él, y que entre más «imperialista» intenten llamarlo, más factores de la derecha e indecisos también sumarán sus votos hacia el auténtico representante de la izquierda ecuatoriana que en Venezuela algunos llaman «trasnochada». A lo mejor, la izquierda de Correa se autodenomine la «despierta».
Hagan lo que hagan, digan lo que digan los dueños del circo de la seudoizquierda correista-madurista, su títere de candidato, y sus payasos, nada impedirá que el líder indígena obtenga en el balotaje una abrumadora victoria.
Por lo pronto, Monedero debe ir preparando para el 11 de abril su parafernalia discursiva de los votos de los «indígenas irreales» que llegarán marchando a Quito para jurar ante su bandera y Yaku Pérez la presidencia de la República de Ecuador.
(1) «Indígenas reales» cita pleonástica y ofensiva del español de Podemos Juan Carlos Monedero
https://twitter.com/EnClavePolitik/status/1358958294212120577?s=08
(2) Correa «explicando» que Lasso sería el contendor de Andrés Arauz en segunda vuelta y que fue error del CNE haber dado cifras…
https://twitter.com/jvivassantana/status/1358815896475729926?s=08