Siempre subrayo que la transición energética de una economía que usa fósiles a renovables es un proceso que seguramente no va a concluir el 2030, ni el 2050; porque el petróleo no se dejará de utilizar, quizá se disminuya, pero no se llegará al cero uso de combustibles derivados del petróleo. Pero sí se está acelerando, y se debe continuar, con el uso de energía renovable (generación solar y eólica) que demandará una serie de nuevos artefactos, piezas y partes para una totalmente nueva industria que gira en la economía.
En ese orden surgen los denominados minerales críticos para la transición energética como litio, cobre, tierras raras y el cobalto.
Estos minerales son esenciales para la fabricación de partes y piezas que conforman los nuevos productos de la tecnología de energía renovable y para enfrentar un futuro cada más electrificado de nuestra economía.
Por ello los Estados deben ser facilitadores para que empresas privadas que arriesgan inversiones puedan entender y conformar respuestas rápidas a crecientes demandas de nuevos mercados, tomando en cuenta volatilidad de precios, capacidades de suministro eficiente y así dar respuesta al mercado.
Mientras más inversiones existan en la transición energética, con más tecnología, los precios de los vehículos eléctricos y de la generación renovable, por citar un par de ejemplos, serán mucho menores y los costos de suministrar esa electricidad al mercado serán absolutamente manejables.
Muy recomendado el estudio permanente de Perspectiva Global de Minerales Críticos 2024 (de la IEA, International Energy Agency) que nos plantea perspectivas y evolución de la industria para la demanda y la oferta de minerales clave para la transición energética basadas en las últimas tendencias tecnológicas.
La nueva industria de la energía, que relato en mi libro Señor Chairman, estará moviéndose en derredor de la industria principal que es la electricidad y tendrá que ver, obviamente, con éstos nuevos modelos de negocios, de empresas que darán respuesta a crecientes y nuevas demandas de un mercado cada vez más competitivo.
Siendo así, habrán más empresas que estén utilizando éstos materiales críticos como por ejemplo el litio: utilizado en dispositivos electrónicos portátiles como smartphones, laptops, y principalmente en vehículos eléctricos para baterías de iones de litio.
Otro es el cobre, es considerado entre éstos materiales críticos, como fundamental para la industria eléctrica (para cables debido a su alta conductividad, para motores, generadores y componentes electrónicos; piezas y partes de sistemas solares fotovoltaicos y turbinas eólicas).
Otro mineral crítico para las nuevas industrias en derredor de la energía es el cobalto: componente crítico en aleaciones de alta resistencia: utilizadas en turbinas de aviones y otras aplicaciones aeroespaciales por su capacidad para soportar altas temperaturas.
El níquel, para nuevas baterías de níquel-metal hidruro (NiMH) para vehículos híbridos y para producción a escala de acero inoxidable, esencial en la construcción, infraestructura (edificaciones, carreteras etc).
Las denominadas tierras raras: que son escasos en la corteza terrestre y que son: lantano (La), cerio (Ce), praseodimio (Pr), neodimio (Nd), prometio (Pm), samario (Sm), europio (Eu), gadolinio (Gd), terbio (Tb), disprosio (Dy), holmio (Ho), erbio (Er), tulio (Tm), iterbio (Yb), lutecio (Lu), escandio (Sc) e itrio (Y); concretamente el neodimio y el disprosio para fabricación de imanes utilizados en motores de vehículos eléctricos, generadores eólicos y discos duros; para su utilización en pantallas de dispositivos electrónicos y en tecnologías láser, tanto para aplicaciones industriales como médicas.
Los minerales críticos a través de empresas privadas que arriesgan capital y tecnología van a ser nuevos modelos de negocios esenciales para la transición hacia una economía más verde y digital.
@BorisSGomezU