OPINIÓN

Milicias Bolivarianas Universitarias

por Rafael Rattia Rafael Rattia

A propósito de las más recientes estridencias militaristas de la revolución pomposamente autoproclamada “socialista”, se observan en el seno del bloque histórico político dominante algunas tímidas pero evidentes “fisuras” y “contradicciones” tácticas en relación con el enfrentamiento al enemigo imperialista a la hora de una hipotética incursión militar por una eventual fuerza multilateral.

Freddy Bernal, por ejemplo, ha dado muestras de elemental sentido común al reconocer públicamente que un enfrentamiento armado con fuerzas militares estadounidenses sería un “suicidio”.

Por otra parte, luego de la aprobación por parte de la espuria asamblea nacional constituyente de la reforma de Ley de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana que eleva a rango constitucional a la Milicia Nacional, a algunos “locadios” de la nomenclatura política-militar  del PSUV se les ha metido en la cabeza organizar a destiempo las fulanas milicias bolivarianas universitarias, algo parecido, mutatis mutandi, a las cívicas bolivarianas creadas por el general Eleazar López Contreras, en su momento destinadas a consolidar los planes y propósitos de la transición del gomecismo a la democracia.

Cada vez que efectúan elecciones estudiantiles universitarias el “madurismo”, fase superior del tardochavismo, sale con las “tablas en la cabeza”. Ha habido casos en que la fórmula electoral apoyada por la rimbombante “revolución de la dictadura del proletariado” no ha obtenido más que uno o ningún representante estudiantil a la Federación de Centros Universitarios y cero representantes al claustro universitario.

Es obvio que la venezolana es una “revolución” sin apoyo juvenil; por doquier se observan estruendosas manifestaciones de lo inocultable: la “chavo-madurista” es una “revolución” de vejetes trasnochados ideológicamente y ataviados (embutidos) en uniformes que los hacen parecer espantapájaros o risibles arlequines, que en verdad semejan sombras famélicas y macilentas cuyos rostros anémicos dan la medida del “vigor” anatomo-fisiológico de los milicianos.

En alguna ocasión Simón Bolívar, que de paso no es ningún padre de la patria (las razones las discutiré en una reflexión aparte), dijo: “Ecuador es un convento, Colombia una universidad y Venezuela es un cuartel”. Pues, no hay que hacer el mínimo esfuerzo intelectual para darse cuenta de que el plan político estratégico de la llamada unión cívico-militar bolivariana es regimentar cuartelariamente a la sociedad venezolana y militarizar a todos los estratos sociales uniformándolos e incorporándolos a un delirante modelo de disciplinarismo jerárquico-piramidal propio de los regímenes más oprobiosos que conoce la humanidad.

Dificulto que la Academia universitaria decline ante la bota militar bolivariana a pesar de la ditirámbica retórica patriotera fatua de antiimperialismo de la boca para fuera. La universidad va a continuar transitando los derroteros de la cultura cívica y civilista que la caracterizó durante las primeras décadas del ominoso siglo gomezalato y continuará izando las dignas banderas autonómicas y democráticas que flamearon en plena dictadura perezjimenista…

La universidad va a seguir resistiendo a los terribles embates de la nueva clase tecnoburocrática que hará todo que humanamente esté a su alcance para arrodillarla ante la clase militar comunista… La universidad, en su intrínseca naturaleza pluriversa, siempre estará en las antípodas del pensamiento único y regimentado.