OPINIÓN

¡Milei, sos un salvaje!

por Andrés Montero Andrés Montero

Foto AFP

Sorpresa generó el resultado de las PASO –primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias– en Argentina.

El fenómeno Milei resultó ganador en esta etapa, faltando varias vueltas a la pista para definir el ganador de las presidenciales.

Lo sucedido el domingo pasado, es el reflejo de un país desesperado, que busca algo nuevo. Lo primero es que los peronistas-kirchneristas-justicialistas o como se les llame, se vayan para la casa.

Eso lo quieren 2/3 de los argentinos. No más ladrones gobernando, no más «piqueteros» delincuentes, no más dirigentes flojos, no más parásitos del Estado, no más corruptos, no más «viveza criolla».

Milei es quien más directo habla, sin tapujos, sin buenas palabras. Se podrá discutir si será capaz de gobernar o no, si sale presidente.

Lo que no es discutible es que no se anda con rodeos y un porcentaje importante de los argentinos está podrido con Alberto, Cristina, Máximo y sus secuaces.

Un lindo país, el cual he visitado unas 100 veces, de a caballo, en bicicleta y en coche. Tengo bisabuelo argentino nacido en San Juan. Tomo mate, canto zambas y voy a la Rural de Buenos Aires.

Argentina no resiste más tibios, más buenistas ni más viudos de las Falklands o de la plaza de mayo. Un país que fuera top 5 en el mundo en ingreso per cápita, bendecido por Dios en ganadería y agricultura, merece más que estar arrodillándose todos los años ante el Fondo Monetario Internacional, prometiendo pagar sus deudas para después no pagarlas.

No se puede vivir de Maradona o de Gardel. Para que un país progrese hay que trabajar duro y no que los ciudadanos tengan que vivir de las limosnas del Estado.

Argentina y sus provincias, con congreso y ministerios en cada una, con miles de miles de miles de funcionarios sin control, apernados al gobierno de turno. Han desfilado en los últimos 70 años, centenares de ministros incompetentes, que han sido más comentaristas, que actores en políticas públicas racionales.

En los 90, empresarios chilenos abordaron Argentina con cuantiosas inversiones en distintos sectores productivos. Casi todos están de regreso en Chile, con malas experiencias. La burocracia, la extorsión y la corrupción los hicieron escapar.

Recuerdo haber ido a evaluar la compra de un importante frigorífico, faenador de carne vacuna. Tras la evaluación, concluí que el establecimiento valía cero. El cálculo se basaba en sus activos, sus resultados, sus deudas, sus contingencias y sus proyecciones. Lo que normalmente se considera en una valorización.

Tras hacerle nuestra oferta al vendedor-dueño, me dijo que yo estaba loco, pues no había considerado en la valorización que de ese lugar salió la carne que consumió la selección argentina de fútbol cuando salió campeona del mundo y que tampoco había valorizado una gran cineteca que tenía la planta faenadora y en un pasillo, una réplica de la Virgen de Luján.

Este ejemplo demuestra el mundo que viven algunos empresarios argentinos. En Argentina, probablemente, tendrán que llegar a un acuerdo la Bullrich y Milei para sepultar a los peronistas.

Mi proyección es que gobernará la Bullrich en acuerdo con Milei, quien exigirá una drástica reducción del tamaño del Estado y una firme lucha contra los mafiosos que sustentan al actual gobierno.

Será en la calle donde el nuevo gobierno tendrá que imponerse, pues asuma la Bullrich o Milei, los perdedores saldrán a boicotear cualquier medida que tome el nuevo gobierno.

La idea de Milei de eliminar unos cuantos ministerios parece extrema, pero es el camino que deberían seguir.

Esa medida también podrían exportarla a España o a Chile, en donde sobran funcionarios y sobran ministerios, empezando por el ministerio de la mujer, que es lo más absurdo del mundo.

Desde el exterior le deseamos lo mejor a los argentinos, a su gente de campo, a sus empresarios honestos y a quienes están dispuestos a dar la guerra contra los garrapatas que han chupado la mejor sangre de ese país para alimentarse sin trabajar.

Lo que esperamos es que esa linda zamba de Jorge Cafrune se haga realidad y florezca Argentina: «Zamba de mi esperanza, amanecida como un querer, sueño, sueño del alma, que a veces muere sin florecer».

Lo que requiere la Bullrich o Milei, para salvar a Argentina y parafraseando a Borges es afirmar: «Yo creo que es mejor pensar que Dios no acepta sobornos».

Artículo publicado en el diario El Debate de España