Mi artículo para El Nacional titulado «Paroxismo correlacional» fue publicado el 10 de diciembre y allí reporté el co-movimiento, la correlación, entre la bitcoin US$ (BTC-USD), el Índice CMC Crypto 200 (CMC200) y el índice Standard & Poor’s 500 (SP500).
El CMC200 es un índice de precio promedio ponderado por volumen de las 200 principales criptomonedas en capitalización de mercado y en dólares estadounidenses, y que no incluye ni la bitcoin ni las stablecoins. Así, este índice proporciona información sobre el mercado de criptomonedas sin la influencia de la bitcoin ni de las stablecoins.
En mi artículo suministré cuantificados de la correlación de Pearson entre la bitcoin y los dos índices mencionados en 198 observaciones entre el 4 diciembre de 2020 y el 5 de diciembre de 2021: +0,71 entre el CMC200 y el SP500, +0,48 entre la bitcoin y el SP500, +0,93 entre la bitcoin y el CMC200.
Un mes después, el 11 de enero de 2022, en el blog del Fondo Monetario Internacional fue publicado un análisis similar pero sin cuantificados.
Más recientemente y con motivo del ahora prolongado descenso de precio de la bitcoin, han sido publicados otros artículos que hablan de la correlación entre la bitcoin y el SP500, sin embargo, ninguno de esos artículos aporta cuantificados de correlación.
De hecho, una correlación actualizada con los 21 días corridos de enero de 2022 revela: +0,74 entre el CMC200 y el SP500, +0,74 entre la bitcoin y el SP500, +0,98 entre la bitcoin y el CMC200. En otras palabras, la correlación entre la bitcoin y el mercado norteamericano visto a través del SP500, aumentó de +0,48 a +0,74. Así y dada la alta correlación, cualquiera de los factores que han mencionado distintos analistas que afectan al SP500 pues también han afectado a la bitcoin.
Para el 21 de enero de 2022 y con relación al 7 de noviembre de 2021, fecha en que la bitcoin alcanzó su máximo valor de 67.567 dólares, ya había perdido 46% de ese valor y se cotizaba en 36.457 dólares. Dado que entre las dos fechas mencionadas corrieron 75 días, ese 46% significó una pérdida de 0,61% por día. Definitivamente, una lenta agonía.
Más aún, el esperado «Death Cross» se produjo el pasado 13 de enero, cuando el promedio móvil de precio de 50 días cruzo bajando al promedio móvil de 200 días y durante los 75 días mencionados, el OBV (On Balance Volume) exhibió una tendencia descendente, en total fase y sintonía con el precio descendente de la bitcoin. El indicador técnico OBV relaciona el volumen con los cambios de precio que han acompañado este volumen.
También y para el 25 de enero, fecha en que escribo el artículo, el sentimiento que expresa el precio de la bitcoin es «miedo extremo», con el Bull & Bear Index de Aumento en 0,08, en el quintil más bajo de su escala (entre 0,0 y 0,20).
Las cifras mostradas y el precio de la bitcoin me permiten enfatizar la lección del mercado y retomar la conclusión de mi artículo del pasado 10 de diciembre con una actualización: el motor de la diversificación es la inversión en activos no correlacionados entre sí y quien ni siquiera se enteró de que la bitcoin, el resto de las criptomonedas y el mercado estaban juntos en un cuasi paroxismo correlacional, pues a la fecha tiene un boquete de casi la mitad del valor del que tuvo hasta el 7 de noviembre de 2021.