OPINIÓN

Miami tras la elección de un alguacil (sheriff)

por Ariel Montoya Ariel Montoya

 

Comienzo por decir que desde mis años de infancia, en aquel viejo televisor en blanco y negro que mi papá compró y que era toda una novedad sobre todo para mis hermanas menores y para mí, allá en la década de los setenta en la vieja Managua, había escuchado la palabra «alguacil» o sheriff en inglés (esa persona encargada  en un juzgado, una alcaldía  o un tribunal de hacer cumplir la ley en los tribunales de los Estados Unidos de América) en la serie de la  pantalla chica Bonanza, en la que se narraban historias de vaqueros, maleantes y personas éticas con valores y ejemplos de solidaridad únicos, bajo la égida de Ben Cartwright y sus hijos en la bucólica y alebrestada Ponderosa en Virginia City en el estado de Nevada —y donde también vivió una temporada Mark Twain—; desde entonces y hasta en este mi segundo exilio vuelvo a toparme con dicha palabra que representa en sí un cargo importante en la aplicación de la justicia, siendo hasta ahora, 28 anos después que este importante cargo volverá a ser electo en el condado de Miami Dade.

Este importante cargo vendrá a establecer el inicio de una nueva era en este condado, el cual a pesar de ser uno de los más poderosos e influyentes en el periplo urbano político de esta potencia mundial,  enfrenta una diversidad de problemas sociales, a los que deberán sus autoridades en general dar soluciones. En ese sentido el equilibrio administrativo en la impartición de justicia incrementara, es de suponer, más transparencia, participación ciudadana y seguridad con la figura del alguacil en los caldeados asuntos que se cocinan bajo la tutela y aplicación de las leyes, perfeccionando el arbitraje legal en estas grandes ciudades que lo conforman.

El cargo del alguacil fue clausurado en 1996 por graves problemas de corrupción, pero ahora la Constitución de la Florida exige que este vuelva a ejercerse.  La última vez que el condado de Miami Dade convocó a elecciones para este cargo fue en 1960 y en 1996, ante la evidencia de diversos escándalos, desencadenaron en un referéndum que marcaría como nueva reglamentación que este cargo fuese nombrado por designación.

En todos los condados hay alguaciles, menos acá, razón por la cual está aprobado desde  2018 que se elija a este más otros cuatro cargos:  el de secretario del Condado, supervisor de elecciones, tasador de propiedades y recaudador de impuestos.

Las elecciones para el nuevo alguacil vienen también calentando motores, poco a poco las ciudades que lo integran empiezan a llenarse de propaganda con los rostros, nombres y distritos de los aproximadamente 20 postulantes a este cargo. Algunos de ellos lucen con sus cabezas calvas, brillantemente rapadas y otros con el típico “sombrero de campana” que también los utilizan los patrulleros fronterizos y oficiales de departamentos de policías tribales, muy parecidos también a los que usaban los marines en las intervenciones americanas en Latinoamérica a principios del siglo XX.

Pero estas elecciones en Miami traerán fuertes sacudidas a lo interno de las alcaldías, ya que los poderes del cargo no están claros del todo. En otras palabras, una vez electo el nuevo alguacil en esta nueva etapa, estaría por verse si el gobierno condal renuncia a todo el poder que actualmente ejerce sobre la policía.

El mandato popular ha aprobado que Miami Dade se una a todos los demás condados del estado para que el alguacil electo en 2024 ejerza su cargo a partir de enero de 2025. Esto significa un bajón estremecedor en la persona que desempeña el rol de alcalde condal, quien en este caso es la alcaldesa Daniella Levin Cava quien ostenta además de sus funciones naturales los  poderes de alguacil.

Todos ellos poseen trayectorias intachables, aunque no está exento de cometer en el futuro corrupción por parte de quien resulte electo, lo que dependerá de su conciencia. Pero si por la víspera se saca el día, esa camada de candidatos están avivando la competencia cívica electoral. Todos ellos han pasado por ser policías con amplias trayectorias, y prometen, como todos los políticos en campaña, desempeñar bien sus cargos, para mantener las calles, las  comunidades seguras y una mayor efectividad en la aplicación de la justicia. De estos según las encuestas son favoritos Joe Sánchez, Jose Aragu, Rosie Cordero-Stutz (candidata ya endosada por Donald Trump) y Mario Knapp, quien sostiene que este no debe ser un cargo para alguien con intereses políticos.

Lo bueno de estas elecciones a alguacil, a sheriff, es que se ven caras de hombres buenos no contaminados por la corrupción, que entendieron el mandato humanista como policías de propiciar el orden y el bien en sus comunidades, como miembros de la fuerza de orden pública, en su mayoría queridos y no odiados por la ciudadanía, como debieran ser los policías de todo el mundo y no, como en otros países, convertidos en verdugos y criminales de sus propios vecinos y connacionales. Ojalá que el candidato electo retome el legado bondadoso y honorable del patriarca Ben Cartwright en la serie Bonanza, al propiciar los valores de la familia para el condado de Miami Dade.

El autor es un poeta y periodista nicaragüense exiliado en Estados Unidos. Columnista internacional