Un factor decisivo en el control de la insurrección militar fue el mensaje televisivo del presidente Carlos Andrés Pérez. Debilitó, totalmente, la voluntad de combate de los insurrectos. Lo hizo, con riesgo de su vida, demostrando valor y dignidad. Unas unidades se rindieron sin oponer resistencia alguna; otras lo hicieron después de largos y trágicos combates con un doloroso saldo de 35 muertos entre soldados, estudiantes y policías. Eran jóvenes venezolanos que merecían vivir. Los responsables de esas muertes fueron los jefes de la sublevación militar, en particular el teniente coronel Hugo Chávez Frías. Se rindió, a las 6:30 am, sin combatir. Su misión era atacar el Palacio de Miraflores en apoyo de los grupos mecanizado y de artillería Ayala y Rivas. No lo hizo, dejó que sus subalternos combatieran, en condiciones de marcada inferioridad de medios, contra el regimiento de la Guardia de Honor.
Uno de los mitos creados después del 4 de Febrero fue el supuesto éxito alcanzado por el T.C. Francisco Arias Cárdenas en Maracaibo. En verdad, su actuación fue ineficaz y cobarde. Los únicos objetivos militares capturados fueron el cuartel Libertador, la base aérea Rafael Urdaneta, la policía del estado y el Comando Regional No. 3 de la G. N. Sin embargo, de manera inexplicable, abandonó el cuartel Libertador a las 6:30 am para trasladarse a la base aérea Rafael Urdaneta. ¿Qué ocurrió en ese tiempo? El grupo Gómez y los batallones Bravos de Apure, Aramendi y Venezuela rodearon el cuartel Libertador. El general Richard Salazar Rodríguez, comandante de la 11 brigada de Infantería y el T.C Rubén Calderón Matheus, comandante del Grupo Freites, ingresaron al cuartel Libertador y convencieron a los oficiales insurrectos para que depusieran las armas. El T.C Arias se rindió, sin combatir, a las 9:30 am.
El almirante Daniels y el general Jiménez empezaron a presionar a los tenientes coroneles Miguel Ortiz Contreras, Jesús Urdaneta Hernández y Joel Acosta Chirinos y al capitán Luis Valderrama para lograr su rendición. Era fundamental recuperar el control de las guarniciones de Maracay y Valencia y la base Francisco de Miranda. El efecto psicológico de esa rendición sobre las Fuerzas Armadas era muy importante. El general Jiménez telefoneó, a las 6:30 am, al T.C. Ortiz al Cuartel Páez. Le explicó la situación de Caracas, pero este no aceptó rendirse. Al general Jiménez le fue imposible comunicarse telefónicamente con el T.C, Urdaneta y el capitán Valderrama. El general Visconti me narró en su entrevista para mi libro lo siguiente: “El general Jiménez me ordenó, de parte del ministro de la Defensa, bombardear las unidades insurrectas. Le dije que eso era imposible porque ocasionaría una verdadera tragedia. Los aviones solo realizaron vuelos rasantes” (1). Así mismo, me explicó su previo acuerdo con Hugo Chávez de neutralizar el empleo de la aviación al producirse la asonada.
A las 10:30 am recibí una llamada del vicealmirante Daniels:
—Ochoa, una unidad de tanques del batallón Pedro León Torres tiene rodeada la base Libertador y amenaza con entrar a la pista. El general Visconti tiene en alerta sus medios aéreos. Está decidido a atacar a los tanques si estos rompen la cerca. Ha tratado por todos los medios de convencer al mayor Torres Number para que se rinda, pero no lo ha logrado.
—Daniels, ¿se le informó de la rendición del T.C. Chávez?
—Sí, pero no cree que es verdad. Está totalmente aislado. Sus medios de comunicación no funcionan. La única manera de negociar con él es trasladándose hasta el sitio en donde tiene desplegada su unidad. El general Visconti lo ha hecho sin éxito. También ha enviado a otros oficiales para tratar de convencerlo y también han fracasado.
—¿Alguna de las otras unidades insurrectas se ha rendido?
—No, el propio comandante Chávez conversó telefónicamente con el T.C. Jesús Urdaneta Hernández sin lograrlo.
—¿Qué piensan hacer?
—El Alto Mando Militar recomienda presentar, ante los medios de comunicación, al T.C Chávez para que haga un llamado a las unidades insurrectas pidiendo su rendición. Creemos que es la única manera de lograr que depongan las armas sin combatir.
—Estoy de acuerdo Daniels. Espera un momento. Voy a solicitar autorización al presidente Pérez para hacerlo.
Me trasladé al despacho presidencial. El presidente Pérez estaba conversando con un grupo de ministros:
—Presidente, una unidad de tanques tiene rodeada la base Libertador. No acepta rendirse y existen posibilidades de que dicha unidad trate de tomar la base. Si los tanques rompen la cerca y entran a la pista van a ser atacados por los F-16 y los demás medios aéreos bajo control del general Visconti. Se iniciaría un combate de consecuencias impredecibles. El Alto Mando recomienda presentar a Hugo Chávez en la televisión para que haga un llamado a que se rindan las unidades sublevadas.
El presidente Pérez reflexionó brevemente y me respondió:
—Ochoa, lo autorizo, pero antes graben el mensaje.
Regresé al teléfono a continuar mi conversación con el almirante Daniels:
—El presidente autoriza la presentación, pero quiere que antes se grabe para evitar cualquier mensaje inconveniente.
—Ochoa, no hay tiempo. El ataque a la base Libertador es inminente. Si no lo hacemos de inmediato empezarán los combates.
—Daniels, si la situación es tan grave, bajo mi responsabilidad, presenta, sin grabarlo, a Hugo Chávez ante los medios de comunicación,.
—De acuerdo Ochoa. (2)
El almirante Daniels, en la entrevista que le hice para mi libro, narró lo siguiente: “Después de la autorización del presidente Pérez para presentar al T.C Chávez en la televisión llamé al coronel Juan Antonio Pérez Castillo, jefe del departamento de Relaciones Públicas, y le ordené convocar a los medios de comunicación en el salón protocolar del Ministerio de la Defensa. Nos dirigimos hacia dicho salón el general Iván Jiménez Sánchez, algunos oficiales generales y almirantes y yo. Deseo resaltar lo siguiente: referente a la orden emitida por el presidente Pérez de que se grabara dicho mensaje, en ningún momento la intervención del T.C. Hugo Chávez fue a través de microondas. Los distintos medios grabaron el mensaje y salieron a llevar el correspondiente cassette a sus diferentes canales y radios”. (3).
El mensaje de Hugo Chávez fue corto pero impactante:
—Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital, es decir, aquí en Caracas no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien allá, pero ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre. (4)
Siempre he creído, y lo mantuve en la entrevista que le hice el almirante Daniels, que en su oficina se manipuló al Alto Mando Militar para lograr que se permitiera la presentación de Hugo Chávez en la televisión. Él nunca lo aceptó. Su opinión sobre la actuación de los oficiales que lo acompañaban en su oficina fue la siguiente: “Su actuación fue absolutamente leal. En todo momento trataron de colaborar en las decisiones que tuve que tomar. La situación militar no terminaba de normalizarse. Evaluamos la posibilidad de bombardear las unidades insurrectas, pero nos dimos cuenta de que dicho bombardeo tendría un elevado costo en pérdidas de vidas y material de guerra. De esa discusión surgió la idea de presentar a Hugo Chávez en la televisión para influir en la posición que mantenían los oficiales alzados. Pensamos que de esa forma lograríamos la rendición”. (5).
Por otra parte, no era fácil prever que tan cortas palabras iban a tener el impacto que logró en la opinión pública. Además, Hugo Chávez había traicionado su juramento, violado la Constitución y conducido a sus compañeros de aventura a arriesgar sus vidas mientras él permanecía a buen resguardo detrás de los gruesos muros del Museo Militar. ¿Evaluó el Alto Mando Militar con suficiente objetividad la situación militar? Estoy convencido de que sí. Era imprescindible lograr la inmediata rendición de las unidades insurrectas. El inicio de los combates hubiese comprometido la estabilidad del gobierno constitucional ya que era muy difícil determinar la reacción que podían tener muchos de los oficiales ante el hecho de verse obligados a combatir contra sus propios compañeros de armas. El espíritu de cuerpo y la camaradería eran valores muy arraigados en el estamento militar de ese tiempo.
¿Fue una ligereza mía no atenerme estrictamente a lo ordenado por el presidente Pérez de grabar dicha presentación? Creo que no. La certeza que me transmitió el almirante Daniels del inminente enfrentamiento entre la unidad de tanques que rodeaba la base aérea Libertador y los F-16 justificaba la urgencia de una decisión. No era posible regresar al despacho presidencial a discutir sus ventajas y desventajas. Tampoco es verdad que Hugo Chávez alcanzó la Presidencia de la República gracias a esa presentación. La popularidad obtenida como resultado de su aventura, fomentada por los medios de comunicación y poderosos sectores de la opinión pública, se desvaneció totalmente. A su salida de la cárcel en marzo de 1994 “sólo tenía 5% de popularidad, manteniendo tan bajo porcentaje hasta el año 1997”. (6) Su posibilidad de triunfo en las elecciones presidenciales surgió de los errores políticos cometidos, en 1998, principalmente la escogencia, por Acción Democrática y Copei, de Luis Alfaro Ucero e Irene Sáez como candidatos presidenciales.
1 – Ochoa Antich, Fernando, Así se rindió Hugo Chávez, Libros El Nacional, Caracas, 2007, entrevista al general Efraín Visconti Osorio, pp.111, 160
2,3 – Ochoa Antich, Fernando, Así se rindió Hugo Chávez, Libros El Nacional, Caracas, 2007, diálogos entre Carlos Andrés Pérez, Elías Daniels y Fernando Ochoa Antich.
4 – Jiménez Sánchez, Iván Darío, Los golpes de Estado desde Castro hasta Caldera, corporación Marca, Caracas, 1996, intervención televisiva de Hugo Chávez, p.172;
5 – Ochoa Antich, Fernando, Así se rindió Hugo Chávez, Libros El Nacional, Caracas, 2007, entrevista al vicealmirante Elías Daniels, pp. 170, 171
6 – Rangel, José Vicente, revista Bohemia, Caracas 1997.
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