Mi barco surca tus mares
ansiosos de mi
Yo hundo mis remos
hasta tus simas temblorosas
y enloquecidas por la quemante
pasión del sol del mediodía
Tus olas turgentes baten mis
velas a diestra y siniestra
y trambucan mi mástil enhiesto
y lo hunden hondo muy hondo
en tus lácteas profundidades
insondables y yo zozobro entre
los piélagos deseantes de tu móvil
cuerpo inquieto y sin mensura
Mi barco otrora indómito
insólitamente invicto de todos
los naufragios hace aguas
y se hunde de deveras abatido
entre los arrecifes de Scila y Caribdis
y se hunde lento y definitivo en el
fondo de los bautismos irreverentes
de los cuerpos calcinados por las
vehemencias irredimibles.