Claudia Sheinbaum arrasó en las elecciones mexicanas del pasado domingo. El triunfo del partido izquierdista Morena retrocede al país a los años setenta. Tiempos de partidos hegemónicos, poder absoluto y dictaduras perfectas.
El peso se desploma. Los resultados electorales impactaron las finanzas. La Bolsa Mexicana de Valores cayó 6,11%, su mayor baja porcentual desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020. El peso cayó 4,4% con respecto al dólar.
La victoria de Sheinbaum ha hecho historia por romper esquemas en un país con una fuerte tradición machista. Sin embargo, detrás de este resultado está la mano populista de Andrés Manuel López Obrador y su proyecto de la Cuarta Transformación.
Apoyado en la frustración y el resentimiento. Como todas las izquierdas radicales, AMLO supo capitalizar y alimentar la marginación y el resentimiento de clases, mientras promovía programas sociales para 25 millones de familias.
Abrazos y no balazos. AMLO también pactó con el narcotráfico, redujo la cooperación con la DEA e incluso hizo gestos simbólicos como el abrazo a la mamá de El Chapo. Todo para garantizar un México a la medida de sus ambiciones.
La Iglesia pide diálogo y democracia. La Conferencia del Episcopado Mexicano hizo un llamado a cuidar las instituciones democráticas, promover la reconciliación y abrir las puertas al diálogo con todos los sectores.
Dictadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela festejaron triunfo de la candidata de AMLO. Miguel Díaz-Canel, Daniel Ortega y Nicolás Maduro saben que Sheinbaum representa la continuidad del respaldo a sus fracasados proyectos políticos y económicos.
Sheinbaum y su cercanía con el M-19. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, emitió una polémica felicitación en la que recordó la ayuda de Sheinbaum al movimiento guerrillero M-19, en tiempos de clandestinidad y violencia armada. “Desde muy joven ha sido una gran luchadora social”, afirmó Petro.
Rompe con la tradición confrontativa de AMLO hacia la OEA. Sheinbaum habló por teléfono con el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, mostrando moderación política con el foro al cual su partido llama “ministerio de colonias”.
Los candidatos ungidos se rebelan contra sus mentores. En Ecuador: Lenin Moreno confrontó a Rafael Correa, en Bolivia: Luis Arce a Evo Morales, en Argentina: Alberto Fernández contra Cristina Kirchner y más recientemente en Panamá, Mulino versus Martinelli. En México todavía está por verse.
La democracia se debilita en América Latina. Las últimas elecciones en la región han demostrado que los populismos, de izquierda y derecha, han cobrado fuerza, en cambio la democracia se cotiza a la baja.
Instituciones en riesgo. El partido Morena tendrá una mayoría calificada en el Congreso y facultades para hacer reformas al Poder Judicial y al Instituto Nacional Electoral. Control total para eliminar pesos y contrapesos.
Pese a la violencia y el miedo, México salió a votar. Más allá de un proceso electoral marcado por la violencia, es admirable que los mexicanos salieron a votar y que la institución a cargo del proceso hicieron una labor excelente.
Resistencia y la defensa de la democracia. Los próximos seis años no serán fáciles para México. Más concentración de poder, más corrupción, mayor presión a los medios independientes y sociedad civil. Tocará a la ciudadanía cuidar y defender sus instituciones, prevalecer ante el poder absoluto del partido hegemónico.
El autor es periodista exiliado, exembajador ante la OEA y exmiembro del Cuerpo de Paz de Noruega (FK).