Un silencio sepulcral y complaciente enmudece las voces de los presidentes de México, Colombia y Brasil. Ninguno de ellos se atreve a condenar la inhabilitación de María Corina Machado, ni las elecciones con sabor a fraude que cocina Nicolás Maduro desde el palacio de Miraflores.
Nicolás Maduro pateó la mesa de Barbados, cambió el libreto y anunció ser víctima de cinco intentos de magnicidio. Así se desató la furia bolivariana, 33 órdenes de arresto, inhabilitaciones, amenazas y persecución criminal a opositores.
Doble rasero. Hace tan solo unas semanas vimos a toda América Latina, izquierda y derecha, defendiendo al Presidente de Guatemala ante un intento de golpe. ¿Por qué ahora callan y miran para otro lado con María Corina? La maldita ideología es una maleta que pesa demasiado.
Se fulminó el acuerdo de Barbados y resucitó el dictador de toda la vida. Maduro en Venezuela, al igual que Ortega en Nicaragua, firma todo, pero no cumple nada. Todas las peticiones del dictador han sido respondidas, su testaferro liberado y ahora dobla la apuesta y va por más.
En América Latina el presidente de Argentina, Javier Milei, fue firme y frontal con la tiranía de Venezuela. Milei fue el primer jefe de Estado de la región en condenar la inhabilitación ilegal de María Corina Machado, haciendo un llamado a respetar el derecho a elegir y ser elegido.
Argentina reafirmó “su compromiso en defensa de la libertad, la democracia y los derechos humanos y espera la pronta celebración de elecciones presidenciales democráticas, transparentes, con participación plena de todos los candidatos políticos y con presencia de observación electoral”.
El Gobierno del Presidente Daniel Noboa en Ecuador, también condenó la arremetida preelectoral del régimen de Maduro. Insistió en que la inhabilitación contra Machado es contraria al espíritu y la letra de los acuerdos de Barbados, que busca garantizar elecciones libres y democráticas.
Los gobiernos de Paraguay y Uruguay también se sumaron al reclamo de elecciones libres, transparentes y competitivas. Al igual que otras naciones suramericanas ellos también han sufrido daños colaterales por los 25 años de dictadura chavista.
Estados Unidos ha dicho que está evaluando las sanciones contra Maduro. Esta evaluación evidencia que reimpondrán sanciones cuidadosamente seleccionadas. No todas. El dictador de Venezuela sabe que la migración y el año electoral de Estados Unidos juegan a su favor.
Un nuevo contexto. La última Cumbre de la Unión Europea y la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) anunció un replanteo de las relaciones con América Latina. Es decir, menos sanciones y más diplomacia. Maduro está claro de este cambio de seña.
Lo que se viene para Venezuela. En un contexto de pragmatismo internacional y guerra, Nicolás Maduro se va a salir con la suya. Habrá votaciones, pero no elecciones creíbles, únicamente candidatos de papel con opositores a la medida.
Aunque Maduro goce de esta nueva victoria pírrica, hay una derrota de la que jamás podrá escapar y que quedó evidenciada en las primarias pasadas. No importa cuántas elecciones repita o robe, seguirá gobernando bajo la sombra del fraude, la farsa y la ilegitimidad.
El autor es periodista, exembajador de Nicaragua ante la OEA y exmiembro del Cuerpo de Paz de Noruega.