No habrá cambios. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, mantendrá la política exterior ideologizada, irracional y confrontativa de Andrés Manuel López Obrador. Haciendo pequeño a un gran país como México.
Las pistas han sido claras. Sheinbaum ha restringido el trabajo diplomático del embajador de Estados Unidos, ha anunciado su ausencia de foros internacionales y ha escogido a un defensor enfermizo de Cuba e Irán como su nuevo secretario de Exteriores.
Sheinbaum dio un sombrerazo diplomático al embajador de Estados Unidos, Ken Salazar. No podrá comunicarse o reunirse con ningún secretario de gobierno sin consultar con Cancillería. Así trata México a su principal socio comercial y destinatario de 83% de sus exportaciones.
Diplomacia al estilo Nicaragua. Las medidas contra el embajador Salazar son casi similares a la diplomacia policial de Daniel Ortega. El dictador vigila, persigue y hostiga a todo el cuerpo diplomático. La Cancillería actúa como un cuartel y no una Secretaría de Exteriores.
Sheinbaum y el desaire a Biden. El líder de Estados Unidos anunció planes para un pronto encuentro con Sheinbaum, pero la discípula de AMLO dijo que no. “No tengo pensado reunirnos pronto. Somos muy respetuosos del proceso electoral de Estados Unidos”, afirmó la mandataria.
Cooperación en economía, cultura y comercio. La presidente de México publicó en X que conversó telefónicamente con su homólogo de Estados Unidos. Omitiendo temas de seguridad o migración, los que para ese país son fundamentales. El silencio sobre esto dice mucho.
La captura de Ismael “el mayo” Zambada y la molestia con Estados Unidos. La presidenta de México insiste en reprochar a Estados Unidos la captura del capo de Sinaloa, un operativo del que dicen no fueron tomados en cuenta.
El año pasado, la jefa de la Administración Federal Antidrogas (DEA), Anne Milgram, reveló que no reciben suficiente cooperación de México sobre decomisos de fentanilo, precursores químicos, arresto y extradición de narcotraficantes. Un tema preocupante.
México y el nuevo defensor de tiranías. Juan Ramón de la Fuente, tristemente célebre por su defensa al Estado terrorista de Irán y la tiranía de Cuba, ahora está al frente de la Secretaría de Exteriores. Más ideología confrontativa y menos diplomacia de alto nivel.
El alineamiento de México con el régimen de Cuba es grave y vergonzoso. México podría ser una voz relevante en la defensa de la democracia, pero prefiere seguir financiando y defendiendo a una dictadura con 65 años en el poder y más de 1,100 presos políticos.
El silencio cómplice sobre Venezuela. Mientras 50 naciones del mundo llaman a respetar la democracia y los resultados electorales en Venezuela, México sigue defendiendo a las instituciones corruptas de ese país. Los asesinatos, las torturas y arrestos de niños son totalmente ignorados.
La diplomacia de la silla vacía. Claudia Sheinbaum ha dejado claro que seguirá siendo una jefa de estado ausente de los foros internacionales. No asistirá a la Cumbre sobre Cambio Climático COP29 en Azerbaiyán, renunciando a su liderazgo global en el concierto de naciones.
Un sexenio con poca luz y mucha sombra. La política exterior de Claudia Sheinbaum podría convertirse en una trinchera de tiranos y violadores de derechos humanos. De sillas vacías y miradas al costado. Me gustaría estar positivamente equivocado. Veremos.
El autor es periodista exiliado, exembajador de Nicaragua ante la OEA y exmiembro del Cuerpo de Paz de Noruega (FK).
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