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Método, objetivo y compromiso

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Se puede compartir un mismo objetivo sin comulgar con los métodos para alcanzar dicho fin. También es posible, y bastante común, tener un compromiso sólido por una causa sin tener idea alguna de cuál es el primer paso, o al menos el preámbulo para iniciar una campaña indefinida o borrosa.

Pareciera que un cuarto de siglo de comunismo, miseria y muerte, no ha sido suficiente para obligarnos a buscar o crear opciones diferentes al voto o a las idealizadas aventuras militares. El primero es una ilusión difusa que los totalitarismos usan de mera carnada para jugar con los ánimos de las masas, los segundos, no han dejado nada diferente a perseguidos, asesinados, torturados y procesos infinitos de purgas dentro de las filas armadas, que van desapareciendo a esa rara especie del militar con visos institucionales y cívicos.

Cuando una dictadura permea cada institución, cada capa social, ilegaliza valores y enaltece vicios, es tremendamente difícil salir de ella por las rutas tradicionales, incluyendo soluciones armadas, que aunque anacrónicas y propias de las antiguas repúblicas bananeras, en Venezuela parece ser una opción siempre deseada, quizá por ese impulso primitivo de venganza, de ver a una mano justiciera apretar y hacer sufrir al que apretó y causó sufrimiento.

Con el reciente asesinato de Ronald Ojeda fueron muchos los mensajes que quedaron rondando, unos emitidos por el régimen y su aparato criminal, otros sencillamente quedaron en el aire esperando que gente sensata los interprete, los procese y los haga llegar, espero que este artículo cumpla semejante misión.

Aunque la razón no discute con nadie, muchas veces es ignorada. Si algo debe reinar en las mentes y corazones de los venezolanos que nos mantenemos en la primera línea de batalla contra el régimen, es la prudencia, la cual debe amalgamarse con procesos creativos. Entre creatividad y suerte surgió el lamentable gobierno interino, que si hubiese sido llevado por gente sin hambre y de mediana solvencia moral, enormes victorias debería haber dejado.

No podemos seguir apostando a elecciones, que van socavando los ánimos democráticos de la poca ciudadanía activa que aún apuesta por el civismo ante la barbarie, tampoco se puede aupar movimientos militares, los cuales se han convertido en una fábrica de viudas, huérfanos, presos y torturados, porque entre aventuras y plebiscitos irán retirándose de vejez y aburrimiento nuestros dictadores, dejando siempre un vástago, un acólito, un heredero, a quienes tampoco podremos desatornillar de sus tronos aplicando las mismas ecuaciones con las mismas variables.

Hay que crear vías alternativas de participación, para hacer esto es primordial romper el primer anillo que envuelve y además mantiene en pie al espurio sistema político; los partidos de oposición que como los huérfanos de Dickens van peleándose por las migajas que deja caer el amo, sin dejar espacio para que otros se presenten como opción. ¿Cómo lograrlo? Teoría, práctica y actores sobran, unos bajo enfoque republicano, otros con el ejercicio de la justocracia, la gobernanza, la sociedad abierta, etc . Tenemos que crear nuevos espacios y sepultar lo inefectivo, ya basta de sepultar patriotas.

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