Un propósito con fuerte olor a engaño. A demagogia barata. Tal como ha ocurrido antes en diversas ocasiones con determinados anuncios oficiales sobre variados asuntos. Tal como sucedió después de que el mismo Maduro dijera una y otra vez que se dedicaría de lleno a recuperar la economía del país, por ejemplo. Un vano juramento. No solo no la recuperó. Al contrario, la agravó de una manera tal que la vida de la gran mayoría de los venezolanos se ha convertido hoy en un verdadero infierno. Gracias a sus políticas que han estimulado la dolarización, profundizado la hiperinflación y pulverizado el poder adquisitivo de la moneda nacional.
Ahora el usurpador promete resucitar lo que ha destruido con las políticas de su régimen: el salario de los trabajadores. Lo asume como una meta de vida en el año en curso, según sus propias palabras, después del anuncio de aumento salarial hecho por su ministro del Trabajo el pasado Primero de Mayo. Una declaración de muy poca credibilidad que seguramente habrá sido recibida con mucho escepticismo en la población, pues es lo que cabe esperar ante quien de manera reiterada no le ha dado la debida importancia a la remuneración del trabajo como elemento indispensable para la consecución de una vida digna.
No sabemos ciertamente sobre qué bases el régimen puede recuperar el salario tan a corto plazo. Con una economia en estado de precariedad. Con una actividad productiva desmantelada. Con la insistencia en políticas orientadas fundamentalmente a privilegiar la sobrevivencia de los trabajadores de la administración pública y de ciertos sectores de la población a punta de bonos y otras «dádivas» utilizados como parte de un mecanismo de control por quienes usurpan el poder. Con unas políticas concebidas e implantadas, además, a espaldas de las organizaciones sindicales representativas de los diferentes sectores laborale
Si nos atenemos a las declaraciones del actual ministro de Educación, dadas en una entrevista reciente por un canal de televisión, quizás encontremos allí la clave del sentido de lo dicho por Maduro. Con el salario, parafraseando lo expresado por ese funcionario, se puede «comprar lo mínimo», «determinadas cosas», más en unas ciudades que en otras; sin embargo, el mismo está acompañado de otros ingresos dirigidos a «defenderlo» mediante las diversas asignaciones que se realizan por «Patria». Por esta vía, la de múltiples bonificaciones, se pretende, entonces, recuperar el salario, fortalecerlo. Condenándolo de ese modo al estado de una permanente precariedad disfrazada, con todos los efectos perversos que ello tiene para el trabajador. Malos augurios, sin duda
No es en verdad la recuperación del salario lo que definitivamente Nicolás Maduro se propone como una meta de vida. Más bien, es la profundización de la destrucción salarial que sus políticas han venido impulsando con mucha fuerza. Para así mantener a raya a los trabajadores, bajo su control, a expensas de las migajas que el régimen usurpador les reparte para que puedan subsistir en una vida precaria.
Enfrentar ese propósito de manera efectiva, constituye un inmenso desafío para el profesorado universitario y los gremios de la educación y de los trabajadores en general del país. Unirnos en esta lucha es fundamental.
Noticias Relacionadas
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional