El nombre más adecuado para este artículo, tal vez, hubiese sido “Se busca un presidente”. Pero pensamos en la sapiencia de la “Nación Argentina”, a raíz de su ejecutoria en la “FIFA World Cup Qatar 2022” y el “balón de oro”, codiciado, sin lugar a duda, por todos los países del globo.
La Argentina, una de las economías más grandes del mundo, pero, también, “el granero más gigante”, hoy no escapa al prolegómeno de “la inestabilidad integral” que afecta al universo y, muy característicamente, a los países de América Latina. Algunas consideraciones apuntan a las crisis económicas, en algunos tan severas, que solivianta a pensar si permanecen todavía desde las guerras civiles. Algunas de las naciones, inmensamente ricas, con sus monedas carentes de valor y una inflación desmesurada. Con recursos naturales idóneos, la escasez alimentaria aguda y sometida a vaivenes de mercados negros. La violencia desbordada y la tasa de criminalidad inexplicable. Modelos autoritarios han sustituido a democracias, en principio estables, abusando de los mecanismos constitucionales. El colapso ha sido profundo y las migraciones frecuentes y numerosas, por demás, indetenibles. Una corrupción vertiginosa y masas de dinero no del todo lícitas, inocultables. Los partidos políticos afectados por la ausencia de democracia interna y, por ende, camino a extinguirse. Los pactos políticos, sostén de la unidad que la institucionalidad demanda, no existen. Las fuerzas armadas en roles desacordes con sus cometidos. Una eterna lucha contra un conjetural populismo, caracterizado por propiciar una división entre personas justas y una elite corrompida, lo cual termina en polarización, terrible y dañina. Países extraños, hasta en el contexto religioso, se convierten en explotadores de pueblos ricos, pero inocentes y hasta ignorantes.
Es en este contexto, triste, penoso y ya prolongado, en el cual pareciera tener pertinencia la frase ¡Se busca un presidente! Pero lo más preocupante es que será difícil encontrarlo. Y tal vez, si se le busca fuera de los políticos, a Messi y a Di María pudiera convencérseles.
La periodista del New York Times Estefanía Pozzo expresa que la economía argentina creció en el 2022 un 6,4%, pero registra niveles récords de inflación en 30 años. Los precios aumentaron en los últimos 132 meses 74,6%, lo que conlleva a que a una gran parte de la población se le complica poner un pan sobre la mesa. La gente reclama al gobierno un refuerzo de las políticas sociales. La tolerancia social, en peligro. Una bomba de tiempo, común en la totalidad de los países de America Latina, por lo que habría que concluir que la frase “Se busca a un presidente» pareciera no tener excepciones.
Se lee, asimismo, que “la trágica paradoja de la ruta electoral hacia el autoritarismo es la de que los asesinos de la democracia usan hoy las mismas instituciones de aquella –gradual, sutil e incluso legalmente– para matarla” (Cómo mueren las democracias, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt). Metodología, sin poder negar, a la mano de la humanidad entera. Y con pocas excepciones.
En el interesante foro Defensa de la democracia en las Américas, del Interamerican Institute for Democracy, Héctor Schamis dejó asentado que “la democracia es un método para llegar al poder, pero también, de cómo ejercerlo, puntualizando las diversas desviaciones, no tanto, en lo relativo a la primera condición, sino mucho más con respecto a la segunda, tipificada por una abundancia desmesurada de transgresiones constitucionales, las cuales desvirtúan la realidad democrática. Schamis ha vivido su propia experiencia, pues es argentino.
La prestigiosa revista The Economist alerta con respecto al “peronismo”, insertándolo en “la historia del nacimiento del populismo latinoamericano como movimiento de masas”. La venta de Perón “al servicio del verdadero pueblo argentino” y Eva con el remoquete “No quiero nada para mí. Solo quiero ser el escudo de Perón”. Y Nicolás Márquez, conferencista marplatense, califica en su obra a Perón “El fetiche de las masas” y Rosendo Fraga en el prólogo lo considera “el mito central de la República Argentina”. Y que su vigencia se proyecta no solo hasta nuestros días, sino que posiblemente también por algunos años o incluso décadas más. Para el prologuista la tarea que emprende Márquez es “desmitificar la figura de Perón, lo cual no solo tiene interés histórico, sino que resulta útil para entender el presente”. Así lo intentó Juan José Sebreli, anota Márquez, con respecto a Eva Perón, Carlos Gardel, el Che Guevara y Maradona. No dudas, por lo menos, en apariencia, que cuesta entender que la cultura no haya logrado imponer“el olvido al “peronismo”, allá en “el terreno llano que carece de árboles y vegetación densa”, “La Pampa” y el resto de la hermosa nación de Argentina.
La angustia de buscar a un presidente conlleva, asimismo, a identificar a un vicepresidente, pues la Constitución de la tierra de San Martín contempla la dupla “presidente y vice”, en aras de eficiencia en el manejo del país, cargo para el cual Lionel Scaloni propuso a Ángel Di María, aceptado por “Leo” con profunda alegría.
Messi no duda en proponerle a Scaloni la cartera de ministro para las Relaciones con “el Congreso”, compuesto, conforme al artículo 44 de la carta magna, por dos Cámaras, Diputados y Senadores.
Finalmente de los 26 futbolistas seleccionados para la Copa Mundial, se escogerían de mutuo acuerdo entre el presidente, vicepresidente y Scaloni, a 23 gobernadores”. Los 2 restantes de la nómina se mantendrían en la banca.
A los lectores de este artículo, el ultimo del 2022, les corresponde definir la tipología de este nuevo régimen político. De ellos depende su aplicación en el resto de “las Américas”.
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@LuisBGuerra