Hay una sola junta directiva de la Asamblea Nacional de Venezuela, presidida por el también legítimo diputado Juan Guaidó, quien al propio tiempo ejerce como presidente encargado de la República, de acuerdo con el juramento que prestó ante la Cámara el martes (7-1-2020), de conformidad con el artículo 233 de la carta magna.
La «directiva» írrita del bufón Luis Parra no existe, es ilegal, sin quórum ni votos. Se dice que impuesta con dólares de sospechoso origen en el marco de una llamada “Operación Alacrán”.
Todo el país decente pudo ver a los cobardes corriendo como gallinas cuando los 100 diputados de la dignidad entraron al recinto parlamentario con Juan Guaidó a la cabeza, líder valiente que increpó a la guardia pretoriana del régimen, que son los ciudadanos los que deciden con el voto quiénes son los diputados que pueden entrar al Palacio Legislativo, y no los esbirros militares del régimen que hoy desgobierna al país.
Da pena y vergüenza que los asustados diarios del régimen –como algunos idiotas– hablen de dos directivas porque la realidad es que la llamada dupla CLAP-PSUV carece de legalidad y ni siquiera tienen quórum para reunirse.
Una sola directiva constitucional, el martes 7 de enero, juramentó a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, como manda el artículo 233 de la carta fundamental, razón suficiente, amplia y bastante para ser reconocido por 56 naciones del mundo libre y democrático.
También este martes 7 de enero, el país venezolano fue testigo de un nuevo abuso de poder, cuando órganos militares y policiales, de consuno con grupos civiles afectos al gobierno, trataron de impedir la entrada de los diputados legítimamente elegidos por el pueblo a los recintos de la Asamblea Nacional.
La Fuerza Armada Nacional debe estar subordinada a los civiles. La FAN no está para definir una sociedad ni la estructura del Estado, al contrario, debe procurar la defensa del país. La disparatada “unión cívico-militar” promovida por el ch… abismo, es una total ficción.
No se requiere de mucho talento o filosofía para comprender cuándo un hombre es falso o hipócrita. Venezuela, desgraciadamente, ha sabido desenmascarar a muchos de sus líderes, que infieles a sus promesas, solo han vivido su egoísmo.
En ningún momento observé prepotencia ni cobardía en la actitud de nuestros diputados, sino la firme y decidida voluntad de ingresar al Hemiciclo o Casa de las Leyes, del presidente y demás diputados legítimos.
Entendamos de una buena vez por todas que la agresión ilegítima de la FAN, PNB y colectivos armados no puede ser atendida con humildad y mucho menos con sumisión perruna, sino con la plena convicción de ejercer un derecho y de defender al único poder público que en el país goza de legitimidad de origen y de desempeño.
Nunca he dudado del trabajo de la Asamblea Nacional, ni del ejercicio de los diputados ni de su directiva, lo cual ha conllevado peligro y persecución. A todo trance y riesgo. Negarlo es cicatería, envidia y mezquindad.
A estos delirantes que hoy dicen ocupar una directiva chimba, sin base constitucional, de suyo ilegítima, si les quedara un ápice de vergüenza, un mínimo de decoro, un leve grano de conciencia, no asistirían más al Hemiciclo de Sesiones de la Asamblea Nacional, ni se asomaran ni de lejos, y dieran paso a sus suplentes.
¿Se dan cuenta? De allí mi respaldo al cuerpo legislativo y a sus autoridades. El diputado Juan Guaidó preside el Poder Legislativo y sigue encargado de la Presidencia de la República. Así lo reconocen –insisto– más de 50 países en el mundo.
Fraude y farsa en contra de la legítima Asamblea Nacional que hoy rechaza el país decente y el mundo que nos mira. Eso quedó en evidencia, otro intento de golpe de Estado por parte de la peste chavista, empeñada en mantenerse en el poder a todo trance. Otra trampa parecida a la chapuza que mientan “constituyente” y a aquel fraude ocurrido el pasado 20 de mayo de 2018.
Confío en que se esté apagando la vela en su cabecera. Mi país no merece seguir viviendo esta tragedia, esta desgracia, mala hora que al parecer hace feliz a los responsables de la peste que la propicia y a su hatajo de cómplices conmilitones aplaudiendo. ¡Criminales!
Conviene resaltar el coraje, la valentía y la decencia de los diputados que no se vendieron, que pese a amenazas personales de cárcel, asumieron el riesgo de negarse a recibir un plato de lentejas. Queda claro que en Venezuela aún hay políticos con ética y decoro personales que pueden ver de frente a los ojos de sus hijos. Que los traidores son pocos, que los ganapanes son menos. A todas luces, Venezuela quiere, ansía, clama libertad.
Aplaudo, celebro y agradezco la dedicación y el empeño de nuestros diputados, por cambiar la triste realidad que hoy vive Venezuela, borrar la desgracia que nos asuela y mejorar nuestras ya diezmadas condiciones de existencia.
Menos mal no salvé mi voto en 2015.