En el contexto de la política, el gran teórico de la mentira institucionalizada fue el doctor Goebbels, ministro de Propaganda del gobierno nazi, quien sustentaba en su teoría que toda mentira repetida mil veces termina por convertirse en una verdad. Pero, en un mundo globalizado por la era de Internet y de las redes sociales, las mentiras cada día tienen poco espacio, se desmontan por su propio peso y sustancia, derivándose poca efectividad en su perversa intencionalidad.
El chavismo, como todo gobierno autoritario, desprecia la justicia desde sus orígenes y toma una antipostura en la comprensión de que para que haya una democracia plena tiene que haber también legitimidad de ejercicio, que significa gobernar con ciertos límites, respetando la multiplicidad de opiniones que existen en una sociedad.
La revolución bolivariana liderada por Maduro gravita sobre el desgobierno, la corrupción, violencia selectiva, ineficiencia, la revolución bolivariana aquella que nació hace 25 años a caballo del caudillismo Hugo Chávez Frías, fracasó, el agotamiento de un gobierno que ilusionó a los pobres, la mayoría en el padrón electoral, ya no creen en discursos redentores y menos en sanciones económicas. Maduro se mueve en su ajedrez político electoral con pocos logros en la captación de apoyos electorales, solo le queda imponer una institucionalidad sectaria, menospreciando la significación de las libertades y el pluralismo político. Es una verdad verdadera, Nicolás no quiere escuchar y menos mirar la crisis económica y existencial de los millones ciudadanos venezolanos.
Estamos en un momento histórico electoral, las palabras de Savater tienen vigencia extraordinaria en estos tiempos, “una vez que un pueblo toma la decisión de cambiar, no existe fuerza que lo pueda parar”. Todos los estudios de opinión pública reflejan que la mayoría de los venezolanos quiere cambio, realidad que se conecta con una intención de voto de 74,2% y según la lógica esa motivación no se articula con una visión de refrendar un proyecto político que da muestra de un agotamiento en todos sus niveles.
El camino hacia las elecciones presidenciales 28 de julio no será fácil. Revelado por adelantado con las diversas acciones de CNE ante las inhabilitaciones de algunos aspirantes a la Presidencia de la República, la fórmula María Corina Machado-Edmundo González es la favorita para ganar los comicios. La impopularidad de Maduro y su gobierno inventan dificultades para sabotear unas elecciones transparentes y competitivas.
La popularidad del gobierno de Nicolás Maduro continúa bajando y sin paracaídas, según nuestras últimas encuestas revelan que más de 90,0% de los venezolanos consideran que la situación del país va por mal camino, una amplia mayoría ya no tiene confianza en que el actual gobernante pueda resolver los complejos problemas por los que transita Venezuela.
No obstante, el 29 de Julio es todo un desafío para la democracia venezolana, pero el futuro del país se moverá según diálogos, posturas, alianzas, estrategias, tácticas… política.
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