El viernes 14 de marzo llegó a su fin la serie Masters of the Air del canal Apple TV, tercera entrega de la cooperación entre Tom Hanks y Steven Spielberg (que incluye a Gary Goetzman) con guión de John Orloff. No se puede olvidar que Orloff escribió el episodio 2: “Day of Days” que correspondió al Día D de la serie Band of Brothers. A continuación les ofrecemos nuestra crítica, y siguiendo el 80 aniversario de la Segunda Guerra Mundial comentaremos un clásico del cine sobre los prisioneros de guerra (POW): The Great Escape (John Sturges, 1963); el cual relata, basado en el texto de uno de sus protagonistas: Paul Brickhill, la más famosa evasión que se dio la noche del 24 de marzo de 1944. La serie le dedicó buena parte de los últimos episodios al mismo campo donde ocurrieron los hechos: “Stalag Luft III”, pero sin ningún aporte para la trama ¡Qué gran diferencia con la fascinante historia y personajes del Gran Escape, los cuales quedaron en mi memoria desde que la vi por primera vez en mi infancia!
A principio del mes de febrero pasado describimos la gran emoción que nos transmitieron sus primeros tres episodios. La razón principal es el cuidado de cada detalle al reconstruir la historia de la “Bloody Hundredth”. La tripulación, pilotos y personal de los aproximadamente 35 B-17 que formaron el 100th Bomb Group de la Octava Fuerza Aérea de la United States Army Air Force (USAAF); en su tarea de destruir la capacidad industrial del Tercer Reich. Aunque somos fieles a la “marca” Hanks-Spielberg, poco a poco la impresión inicial dio paso cierta decepción. Al menos se mantenía la excelente fotografía y banda sonora, pero carecía del gran atractivo que tuvieron las anteriores y que consistió en tener personajes convincentes. No nos lograron enganchar porque eran “planos”; o no evolucionaban con los acontecimientos, e incluso se les pierde la pista a medida que son derribados.
Los dos últimos episodios despiertan un poco el interés cuando aparecen los famosos pilotos afroamericanos de Tuskegee Armien en el 99th Fighter Squadron que terminan también prisioneros en el famoso campo alemán. Se lanza una mirada a las playas del desembarco en el día D, y con el final de la guerra parece que la trama se recupera aunque bastante tarde. Este episodio desarrolla el típico patrioterismo estadounidense con la respectiva “defensa” de la bandera, y estuvo bonito finalizar con la “Operación Chowhound” (1-7 de mayo de 1945). Nos referimos a la tregua que se llegó con las tropas alemanas ocupantes de Holanda para que los B-17 lanzaran comida sobre sus hambrientos habitantes.
Sin duda se pudo lograr algo mejor sobre un tema tan apasionante como el bombardeo estratégico sobre la Europa ocupada y la lucha por la superioridad aérea de los Aliados. Pero lo más importante sobre la reconstrucción cinematográfica de la Segunda Guerra Mundial es que esta cooperación que comenzó con Band of Brothers a principios del siglo XXI se mantenga y logre llenar tantos vacíos. Son muchas las historias del gran conflicto que faltan por ser contadas, y la mejor prueba de que la pasión por el tema no ha cesado es que en la última entrega de los Premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos (mejor conocidos como Premios Óscar), tres películas que lo tratan fueron premiadas. Oppenheimer (Christopher Nolan) ganó mejor dirección y película más otros 5 más de las 13 nominaciones que obtuvo. Mejor película animada: El chico y la garza (Hayao Miyazaki) trata en parte los bombardeos sobre el Japón, y la mejor película internacional fue The Zone of Interest (Jonathan Glazer) sobre la vida de la familia del comandante del campo de exterminio de Auschwitz. Y también el género bélico, aunque no de la Segunda Guerra Mundial, ganó otros dos premios: War is Over! (Dave Mullins) y 20 días en Mariúpol (Mstyslav Chernov).
En la que respecta a The Great Escape, la cual disfruté cuando era muy niño, y cómo era un estreno para la TV nacional todos mis amigos la vieron, y de inmediato empezamos a hacer túneles en los jardines para emular a nuestros héroes; debemos acotar que los prisioneros Aliados angloestadounidenses en manos de los alemanes no pasaron de los 300.000, de los cuales la inmensa mayoría eran británicos o de la Commonwealth. A diferencia de polacos (más de 700.000), franceses (inicialmente fueron 2 millones) y soviéticos (más de 5 millones); por solo nombrar los más numerosos. Son muchas las películas que han tratado la vida en los campos de prisioneros del Eje (para solo los oficiales el Tercer Reich construyó cerca de mil de estos), aunque conozco pocas que muestren el bando contrario
La acción fue una verdadera proeza al construir tres túneles en el campo “Stalag Luft III” ¡qué se había diseñado con las mayores medidas de seguridad para evitar fugas! El más extenso tenía 98 metros de longitud, y todos juntos permitirían, según lo planeado, la huida de 200 POW. El filme describe perfectamente la labor que requirió la cooperación organizada de más de 500 personas, teniendo incluso sistema de ventilación, entre otros. No estaría mal una adaptación mucho más realista, debido a que en los cincuenta y sesenta la mayor parte de las películas de Hollywood o incluso británicas, tendían a representar a los alemanes e italianos como tontos o incapaces. Al final, la escena que más nos gustó en nuestra infancia fue la que nunca existió: el escape del piloto estadounidense (Steve McQueen) brincando la cerca con una motocicleta. La realidad fue que de los 76 fugados la inmensa mayoría fue asesinada, no tanto en su proceso de recaptura como fusilados por órdenes de Adolf Hitler, una pequeña parte volvió a prisión y solo 3 lograron escapar.
En nuestra próxima entrega, que espero no demore tanto por motivo de “trabajos alimenticios”, trataremos otros hechos que se nos han acumulado en lo que respecta al 80 aniversario. Uno de ellos fue la invasión de Hungría por parte del Tercer Reich (19 de marzo de 1944) para evitar que esta llegara a un acuerdo de armisticio con los Aliados, tal como hizo Italia el año anterior.
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