Los venezolanos llevamos demasiado tiempo sufriendo la persecución política dirigida hacia quienes que se atreven a expresar desacuerdo o críticas sobre sistema socialista impuesto en nuestro país. Esta persecución se materializa tanto por vías legales, (detenciones arbitrarias y juicios injustos), como mediante vías ilegales (violencia perpetrada por grupos armados o movimientos organizados). Tanta persecución pretende silenciar y limitar el derecho humano fundamental a la disidencia política, sector al que altos funcionarios del gobierno pertenecieron en algún momento e incluso se les permitió participar en procesos electorales, a pesar de haber liderado golpes de Estado.
Ante tantos fallos y desgastes, los ciudadanos de a pie solemos olvidar que tenemos más poder del que creemos y a medida que transcurre el tiempo de un solo grupo en el poder, la resistencia cívica y el rechazo hacia los mecanismos de dominación también aumenta. ¿Cómo se puede capitalizar a nuestro favor el poder colectivo? Mediante acciones pacíficas, firmes y sostenidas que envíen un mensaje claro: rechazamos la persecución política.
Desarticular los mecanismos de persecución política es un desafío complejo y multifacético que involucra estrategias a nivel individual, comunitario e internacional. Generar conciencia pública sobre la persecución política es crucial. La movilización y protesta pacífica aumentan la visibilidad del problema y presionan al gobierno, aún cuando se hagan los desentendidos.
También es importante documentar los casos de persecución/acoso político y difundir esta información a nivel local e internacional. Las denuncias formales a organizaciones de derechos humanos y medios de comunicación también aumentan la presión y responsabilidad sobre los funcionarios que se prestan para realizar estos actos.
Hoy día, buscar apoyo y solidaridad a nivel internacional es más accesible que antes, debido al potencial de la gobernanza global. La intervención de organizaciones internacionales de derechos humanos, gobiernos extranjeros y defensores internacionales puede ejercer presión sobre los funcionarios públicos y proporcionar protección a los afectados.
Fortalecer las redes de apoyo local es fundamental. Comunidades y organizaciones locales pueden brindar respaldo emocional, asesoramiento legal y asistencia práctica a aquellos que enfrentan persecución política o son blanco de ellas.
Adoptar estrategias de resistencia no violenta puede ser poderoso. La desobediencia civil, la resistencia pacífica y otras tácticas pueden destacar la injusticia y generar apoyo público.
Utilizar el sistema legal para impugnar las prácticas de persecución política a través del litigio estratégico puede exponer la ilegalidad de las acciones tomadas por los perpetradores y buscar reparación para las víctimas.
Aprender y utilizar prácticas de seguridad digital puede ser crucial para proteger la información y la identidad de los activistas y defensores. Esto puede incluir el uso de herramientas de cifrado y la conciencia sobre posibles vulnerabilidades.
Construir canales de negociación y diálogo con las autoridades locales es una estrategia que debe hacerse con precaución y considerando los riesgos. Es importante considerar, que la gran mayoría de funcionarios públicos, también son afectados por el deterioro del sistema.
Fomentar la educación y la conciencia es un medio efectivo para prevenir la persecución política a largo plazo. Fomentar la conciencia sobre los principios democráticos y los derechos individuales puede fortalecer la resistencia a la opresión. La colaboración entre individuos, comunidades y organizaciones es clave para lograr una protección significativa.
La verdad es nuestra mejor arma contra la opacidad gubernamental, si resistimos de manera democrática, creativa, valiente y sostenida, demostraremos que los venezolanos no estamos dispuestos a rendirnos un año más en detrimento de nuestra libertad y nuestros derechos. Y algún día la persecución política terminará, cediendo paso a una Venezuela democrática que respete las diferencias y la disidencia política. No perdamos la esperanza.
La pregunta clave que los ciudadanos debemos plantearnos para resistir a la persecución política es: ¿Cómo podemos contrarrestar los intentos del gobierno para dividirnos y restringir nuestros derechos democráticos? La respuesta inmediata es entender que la inacción y la falta de empatía frente a la persecución política puede llevarnos hacia una consolidación aún mayor del poder autoritario, mientras se erosionan gradualmente las instituciones democráticas y los derechos fundamentales. Por lo tanto, es necesario condenar de forma masiva la persecución política y ampliar los escenarios de participación y también los actores. La persecución selectiva es fácil de aplicar, cuando los actores políticos disidentes actúan para capitalizar un protagonismo hegemónico.
¿Hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar nuestros derechos y libertades a cambio de una falsa estabilidad o seguridad? Los ciudadanos debemos valorar la democracia y estar vigilantes ante cualquier indicio de persecución política porque el gobierno interpreta el activismo ciudadano como una amenaza existencial; en tal sentido, el año 2024 requiere de una mayor concienciación y participación activa de todos los venezolanos dentro y fuera del país.
Finalmente, considero que la formación de coaliciones más amplias de rechazo social contra la persecución política, es una acción cívica que debe unir a vastos sectores sociales como familias, comunidades, organizaciones, gremios, iglesias, empresas, academias y medios de comunicación en una sola voz y de manera contundente, para apaciguar la furia de los represores, en la unidad de conciencia, ¡tenemos más poder del que creemos!
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