OPINIÓN

Más allá de la “Cláusula Petro”

por Beatriz De Majo Beatriz De Majo

La movilización en contra de Gustavo Petro es alarmante. No hay agrupación política sobre suelo colombiano que no le haya dedicado lo más granado de su tiempo a argumentar las consecuencias de una eventual presidencia del candidato de Colombia Humana. Los cuestionamientos se basan en una miríada de razones que van desde su pasado como guerrillero y participación en gestas terroristas sangrientas hasta sus postulados doctrinarios en favor de los controles en el terreno de lo económico, su descolocada agenda social, su vinculación con las tesis y las actuaciones chavistas y maduristas, su enamoramiento del totalitarismo, y así sucesivamente.

No es un secreto para nadie que se habla a pleno pulmón en Colombia de una cláusula “anti-Petro”, que habría sido insertada en cantidad de compromisos contractuales entre particulares suscritos en estas épocas preelectorales que incluyen una disposición según la cual se suspenden las obligaciones de las partes si Gustavo Petro llegara a asumir la conducción del Estado.

Pero viene surgiendo una vertiente más solapada y menos agresiva que pretende erguirse como una solución o una alternativa a la izquierdización no solo de Colombia, sino del continente que está representada en las tendencias políticas de ultraderecha. Debemos reconocer que es poca la atención que estas corrientes están recibiendo de la ciudadanía a pesar de que van poniendo sus pininos, haciendo un surco y echando raíces mientras llega la hora de pasar a una acción más directa y agresiva.

Ello ya comenzó a pasar en la vecina Colombia. El partido político VOX de España, por ejemplo, ha decidido hacerle la contra al Grupo de Puebla y al Foro de Sao Paulo en nuestro hemisferio y para ello escogió un momento crucial de la política continental que es el que tiene que ver con las próximas elecciones del país neogranadino, para hacer allí un glorioso lanzamiento. Ayer y hoy se viene celebrando en el Hotel Radisson de Bogotá lo que se llama el “Foro Madrid” organizado por esta formación política española que se presenta a sí misma como la adalid de la democracia y las libertades y que pretende entre otras muchas cosas ―que valen la pena ser revisadas― contribuir a detener el avance del «narcocomunismo en la Iberosfera». El propósito, si fuera solo esto, sería plausible, pero se trata de bastante más. Este encuentro de líderes de ultraderecha en la capital colombiana está siendo un Foro Regional al que asisten, por igual, representantes de una alianza de partidos de derecha surgida en España y otros lideres del entorno latinoamericano.

La “Carta de Madrid” que los medios publicarán mañana es un primer paso para poner su pica en Flandres, y lo harán desde un país cuyas libertades podrían ser conculcadas a partir de la justa electoral de las próximas semanas.

El alerta continental tiene un buen “timming” pero nos debe mantener muy vigilantes. Tengámoslo muy claro: el crecimiento de la ultraderecha en el mundo en los últimos años es un proyecto de carácter transnacional. La arremetida contra las izquierdas continentales, de las cuales Gustavo Petro es un buen exponente, puede irnos echando en brazos, paso a paso, de los ultraconservadores. ¿No es eso lo que estamos viendo en estas horas en la propia cuna de VOX, en España?

El terreno es fértil y la capacidad de penetración de estas tendencias dentro de las sociedades es mayor cuanto más se ponen de relieve las debilidades y los entuertos de las propuestas y partidos de la centro-derecha. El drama más abultado del proceso eleccionario en la hermana república colombiana es, aparte de sus liderazgos endebles, la incapacidad de los partidos de producir un frente conjunto, de poner a un lado sus diferencias y presentar una propuesta salidora para el conjunto de la nación.