En el vertiginoso mundo de la política, es imperativo que los líderes comprendan que los electores no son simples marionetas susceptibles a la manipulación. El respaldo en encuestas o la acumulación de «me gusta» y «likes» en redes sociales no garantizan el triunfo; es hora de reconocer que la verdadera batalla se libra en las profundidades de la Venezuela desfavorecida, aquella que carece de acceso a las redes sociales e Internet, que sufre interminables cortes de energía, escasez de agua potable y de gas doméstico, y enfrenta largas jornadas para llegar a su lugar de trabajo.
Más allá de las luchas electorales, es esencial que Venezuela encuentre soluciones efectivas para superar la encrucijada de problemas que pone en peligro el destino de la República. Debemos evitar caer en manos de intereses extranjeros, ya sean estadounidenses, rusos o chinos, siempre y cuando sus acciones sean legítimas y no comprometan la vida de los venezolanos. No deseamos seguir siendo un escenario para pugnas de poder ajenas, con las cuales el pueblo no está de acuerdo.
Esta última década ha dejado al descubierto la crítica situación del país, y es responsabilidad del gobierno, Fuerzas Armadas, partidos políticos, sociedad civil, organizaciones no gubernamentales y aquellos que deben brindar bienestar de la nación, encontrar puntos de convergencia para preservar la República.
La clave radica en que los factores democráticos se comprometan a diseñar una estrategia unificada, respaldada por una clase política fuerte, capaz de resistir las influencias extranjeras que comprometen nuestro futuro y el destino de los venezolanos. La unidad de criterio y propósito se erige como la única garantía para superar esta etapa oscura en la historia de Venezuela.
Desde Unidad Visión Venezuela, reafirmamos nuestra disposición a construir los espacios de entendimiento que el pueblo demanda y merece. Es hora de mirar más allá de las encuestas y las redes sociales, de calzarse las alpargatas y sumergirse en la realidad profunda y desnuda de Venezuela.
Para forjar un camino hacia el renacimiento de Venezuela, es imperativo que los actores democráticos se comprometan a la construcción de una visión compartida. Esto implica dejar de lado las diferencias partidistas y centrarse en los valores fundamentales que unen a la nación. El diálogo interno debe convertirse en un pilar esencial para consolidar una estrategia colectiva que aborde las crisis económicas, sociales y políticas de manera integral.
La educación y la conciencia ciudadana son herramientas cruciales en esta travesía hacia la unidad. Es necesario empoderar a la sociedad con información objetiva y promover una participación activa en la toma de decisiones. La construcción de una ciudadanía informada y comprometida no solo fortalecerá la democracia, sino que también será la base sólida sobre la cual se erigirá el futuro de Venezuela.
Al final del día, la lucha por la soberanía y el bienestar de la nación demanda una colaboración sin precedentes. Los desafíos actuales requieren soluciones inclusivas y sostenibles, y es mediante el entendimiento mutuo y la acción conjunta que podremos superar la adversidad. Solo a través de una unión verdaderamente vinculante podremos construir el puente hacia un mañana más próspero y justo para todos los venezolanos.
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