La última encuesta Datincorp acaba de señalar que 55% de la población votaría por María Corina Machado y 14% por Nicolás Maduro si las presidenciales fuesen mañana. 65% votaría por la candidata de la oposición en un escenario polarizado con Maduro, quien obtendría 15%, de acuerdo con el estudio de opinión pública efectuado el 25 de febrero. 70% de los consultados aconseja a María Corina Machado que, en caso de quedar inhabilitada definitivamente como candidata presidencial, apoye a otro candidato de la unidad opositora que esté habilitado. Si yo fuera María Corina mandaría a corroborar esto último y profundizar en lo que quieren sus electores y el pueblo a través de unos grupos focales.
El comando de María Corina Machado publicó link para registrar los “Comanditos con Vzla” y así organizar una campaña que llegue a todos los rincones.
Por el camino que vamos hay que agotar la presión para que pueda ser la candidata. De cualquier manera, en caso contrario hay que seguir la estrategia de Barinas que expulsó al régimen del bastión y estado natal de Chávez. Los factores mayoritarios de la oposición se unieron para salvar los diferentes obstáculos que iba sumando el desgobierno. Primero inhabilitaron a posteriori al ganador de las elecciones Freddy Superlano, quien presentó a su esposa como sustituta y que sin haber ocupado nunca un cargo público fue inhabilitada también de forma írrita. La alternativa democrática lanzó un tercer, cuarto y quinto candidato, siendo inhabilitados respectivamente, hasta que ya era un exabrupto vergonzoso inhabilitar a alguien más. En las elecciones que entonces se repitieron, la diferencia con la que se superó al madurismo se amplió de manera apabullante.
El voto ha desempeñado un papel fundamental en la transición política de gobiernos autocráticos a democráticos. En la propia Venezuela el fraude de Pérez Jiménez en 1957 y el terror que generó una elección que se transformó en un plebiscito y donde había que devolver la tarjeta opositora para asegurar que se había votado por el régimen prendió la mecha de la explosión. En Chile a pesar de que Pinochet pretendió desconocer los resultados, sus propios compañeros de armas lo conminaron a reconocer el triunfo opositor. En Suráfrica en las elecciones de 1994, después de décadas de apartheid, la oposición decidió participar y Nelson Mandela fue elegido presidente. Este evento marcó el fin del régimen segregacionista y el comienzo de una nueva era de democracia en Suráfrica. En Portugal, la «Revolución de los Claveles» en 1974 marcó el fin de la dictadura y el establecimiento de la democracia. Esto llevó a elecciones libres en 1975 y la redacción de una nueva Constitución en 1976. En Polonia, tras décadas bajo el gobierno comunista, las elecciones semilibres en 1989 dieron lugar a una victoria abrumadora del sindicato Solidaridad, liderado por Lech Walesa. Este evento marcó el comienzo del fin del comunismo en Europa del Este y el inicio de una transición a la democracia en varios países de la región. En estos y muchos otros casos, el voto jugó un rol crucial en permitir que la voluntad del pueblo se expresara y en la transición de regímenes autoritarios a sistemas políticos democráticos. Estos ejemplos demuestran cómo la participación electoral ha sido herramienta esencial para la consolidación de la democracia en diferentes partes del mundo.
En Venezuela la palabra la tiene María Corina Machado, que ha demostrado tenacidad y condiciones de sobra para servir a Venezuela como presidente. No hay duda que el pueblo de forma apabullante la eligió como la abanderada. Más allá incluso la escogió como su máxima líder para conducir una gran victoria. María Corina es la mejor expresión de la bella Venezuela por venir. Vamos hasta el final detrás de lo que decida. Ha reiterado que la única ruta es la electoral. El reto que tenemos es presionar dentro y fuera del país a fondo y así será nuestra presidenta.
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