En el denso tejido de la reflexión sobre el ejercicio del poder, el economista venezolano Asdrúbal Baptista nos legó una línea que enlaza las complejidades del poder político con las profundidades del alma humana, tomando como guía las obras inmortales de Shakespeare. En su análisis, Baptista nos recuerda que el poder, en todas sus manifestaciones, es un terreno de lucha donde se libran las batallas más feroces por el control y la influencia.
Es en este escenario cargado de simbolismo y drama que emerge la reciente decisión de la oposición democrática venezolana, liderada hoy día por María Corina Machado, de postular como candidata presidencial a la filósofa Corina Yoris. Esta audaz e inesperada jugada política ha sacudido los cimientos del panorama político venezolano, desafiando las convenciones establecidas y abriendo la puerta a nuevas posibilidades.
No es coincidencia baladí que en esa misma semana y antes que se diese el acuerdo de todos los factores democráticos, la profesora Yoris fuese electa por sus pares para ser individuo de número de la Academia de la Lengua ocupando el mismo sillón de Rómulo Gallegos, de quien ninguna presentación puedo pretender hacer.
En un momento histórico marcado por la crisis política y económica que asola a Venezuela, la postulación de Corina Yoris representa un rayo de esperanza para aquellos que aún albergamos fe en un cambio real y significativo del rumbo de nuestro país. Su valiente defensa de los valores de la libertad y la justicia resuena en quienes hemos trabajado por un futuro más luminoso para nuestra nación.
Desde los tiempos de Sócrates y Platón, los filósofos han desempeñado un papel crucial en la defensa de los principios fundamentales de la democracia y la libertad, habiéndose jugado vida, hacienda y libertad con la palabra y el pensamiento como únicas herramientas. En la estela de pensadores cuya relación con Venezuela ha sido profunda y significativa, Corina Yoris se erige como una voz valiente y comprometida en la lucha por un cambio verdadero.
Su postulación no solo desafía al madurismo, esa entelequia política que superó en desmanes a su antecesor, sino que también nos insta a la acción a todos quienes deseamos ver a Venezuela liberada de la opresión y el autoritarismo. Es hora de que el pueblo venezolano se una en torno a esta causa noble y justa, mostrando al mundo y nosotros mismos cómo la esperanza late en el corazón de la nación.
En este momento trascendental de la historia venezolana es imperativo que nos unamos en apoyo a la candidatura de Corina Yoris y trabajemos juntos para construir un futuro más prometedor para todos los venezolanos. Su valentía y determinación nos deben servir de inspiración para seguir luchando por un país donde la justicia, la libertad y la prosperidad sean una realidad para todos.
El autor es diputado, ingeniero electricista (Iupfan), MSc Finanzas (IESA), Master en Negocios Internacionales (Tulane), CAS Políticas Tecnológicas (ETH-Zürich). Twitter: @madrugonazo