Sinopsis situacional
La dolorosa crisis multidimensional que azota Venezuela, que pareciera ser interminable, obliga a reflexionar sobre la posición débil de los gobiernos e instituciones con relación a la búsqueda de la democracia de la nación y sus ciudadanos.
Todo el sistema internacional conoce el monstruo y su comportamiento desequilibrado, alejado de los parámetros pacíficos; no obstante, las acciones implementadas, a través de la diversidad de tácticas y estrategias adquiridas de las doctrinas diplomáticas han sido un estruendoso fracaso, demostrando la inviabilidad de las negociaciones diplomáticas, con quienes no obedecen a principios y valores expresados en ese campo.
El gobierno de Nicolás Maduro esquiva y evadirá toda posibilidad de acuerdo político, que signifique su desalojo del poder, estando dispuesto desde hace mucho a asumir las consecuencias, ignorar la larga cadena de acontecimientos que lo certifican ha sido una costosa ingenuidad, y para otros el trazo perfecto del diseño de la complicidad, eso que se atreven a llamar; pasar la página.
Ahora bien, el país ha enviado un poderoso mensaje a partir del 28 de julio, demostrando que experimentó la eclosión de un liderazgo coherente y honesto en la conducción y organización ciudadana para hacerle frente a la tiranía, liderazgo representado en María Corina Machado y complementado con Edmundo González Urrutia, que ha sido la bisagra entre MCM y la Plataforma Unitaria de partidos políticos, que otrora fue rémora de su propia consagración.
El dilema continúa manifestándose con la exigua efectividad de políticas internacionales, la ausencia de liderazgos que coordinen acciones contundentes más allá de falsos diálogos dilatorios y gananciosos para el sistema gobierno de Nicolás Maduro, y los intereses geopolíticos que representa, porque determinar su fuerza en su sola existencia, es un error innavegable en la actualidad, Venezuela es hoy el punto de convergencia entre Rusia, Cuba, Nicaragua, Iran, Irak, entre otros países, además de la relación insoslayable con organizaciones como las FARC y el ELN, conjugados a su vez, con la peligrosa participación del gobierno de España, quien actúa desde hace muchos años en el blanqueo de capitales de actividades ilícitas y de la corrupción de la mal llamada “Revolución Bolivariana.” que ha hecho metástasis en Europa, de la mano del Sanchismo y del ex presidente José Luis Rodriguez Zapatero.
Desafíos inmediatos
El liderazgo internacional debe colocar de relieve el socavamiento de la gobernabilidad en la región y su constante extensión, debe ser una observación rigurosa, determinada desde la acción epicentral que se ha ejercido desde Venezuela, desde su punto de convergencia con naciones y organizaciones que afectan la seguridad y la paz, actuando en detrimento de la libertad y la democracia.
La crisis humanitaria fluye sin contención. Colocar el 10 de enero como el hito de la democracia, asegurando la juramentación de Edmundo González, ha sido un error; la juramentación de facto de Nicolás Maduro en la primera fase supondría al menos un río de 2 a 3 millones de personas, apenas en el inicio de año, siendo Estados Unidos el destino mayoritario, al igual que Colombia y Brasil, que deben prepararse para mitigar los efectos de esta impactante migración, que no es posible detenerla con paliativos sociales a través de ayudas humanitarias de algunas instituciones y ONG, solo se detendrá si se logra el cambio político en Venezuela.
La violencia política y la persecución son ahora los principales elementos para salir del país, no es el hambre ni la crisis económica, es la necesidad de ser libre y estar a salvo. La violencia aumenta progresivamente a través de la detención selectiva de todos los dirigentes políticos de la democracia, la obligante clandestinidad para sortear las detenciones es también aislamiento y reducción de las capacidades organizativas y comunicacionales demostradas, que han sido un punto profundamente negativo en el espectro internacional para el gobierno. Lejos de diluirse, la violencia tiende a incrementarse con con la mirada puesta sobre la integridad de María Corina Machado. Su detención está a flor de piel, su destino debe ser considerado en este preciso instante, pues las consecuencias de un desenlace negativo serían arrolladoras para la nación. María Corina de ninguna forma puede desencadenar en un final como el de Alexei Navalny, de manera que las agendas internacionales sobre Venezuela con el ofrecimiento noticioso de solidaridad no son útiles para su supervivencia y mucho menos al país en la búsqueda de su libertad.
Conclusión
Los venezolanos logramos aglutinarnos en un liderazgo y reducir el apoyo popular al gobierno de Nicolás Maduro, una élite que secuestra la voluntad de todo un pueblo. Pero el sistema que representan no es un problema solo de Venezuela, es un asunto geopolítico y resolverlo necesariamente amerita decisiones de ese tenor.