OPINIÓN

Marco Tulio Bruni Celli: un pilar de la democracia y los derechos humanos en Venezuela

por Jorge Alejandro Rodríguez Jorge Alejandro Rodríguez

Venezuela despide con profundo pesar a Marco Tulio Bruni Celli, destacado abogado, sociólogo y defensor incansable de los derechos humanos, cuya reciente partida marca el fin de una era significativa en la historia del país. Su legado, cimentado en una vida dedicada al servicio público y a la defensa de los principios democráticos, deja una huella imborrable en la sociedad venezolana.

Nacido en Caracas, Bruni Celli construyó una sólida trayectoria académica que lo llevó desde las aulas de la Universidad Central de Venezuela hasta la Universidad de Cornell, donde obtuvo tanto su maestría como su doctorado. Esa formación intelectual fue la base para una vida comprometida con la justicia, la equidad y el bienestar colectivo.

En el ámbito político, fue un destacado miembro de Acción Democrática, contribuyendo tanto a la construcción ideológica del partido como a la representación de Venezuela en espacios internacionales. Era esa la calidad del entonces partido del pueblo, dirigido tanto por hombres humildes como por aquilatados intelectuales como Marco Tulio Bruni Celli. Como diputado en el Congreso Nacional, dejó claro su compromiso con la gobernanza y el servicio público. Su labor diplomática como embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas y la ex República de Yugoslavia reflejó su capacidad para construir puentes en tiempos de retos globales.

En el ámbito académico, Bruni Celli fue profesor de sociología política y sociología del trabajo en la Universidad Central de Venezuela, y autor de publicaciones fundamentales como El 18 de Octubre de 1945, una reflexión crítica sobre un momento clave de la historia política venezolana. Su liderazgo también destacó en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde, como presidente, supervisó investigaciones cruciales sobre la situación de los derechos humanos en Haití y Colombia, defendiendo siempre el estado de derecho y las libertades fundamentales.

Mi primer contacto con Marco Tulio Bruni Celli fue indirecto, a través de las conversaciones que mantenían mi padre, el embajador Jorge Rodríguez Díaz, y mi primo, el embajador Reinaldo Leandro R., en los años ochenta. Recuerdo vívidamente una en particular – en un ambiente poco académico pero sin duda intelectual como lo era la barra de L’Inferno. Siendo que mi padre era un socialcristiano que rara vez reconocía virtud política alguna en sus oponentes de Acción Democrática y que si bien mi muy querido primo y padrino era adeco desde la cuna aunque de una «corriente» que en ese momento se enfrentaba a la de Bruni Celli, aun a la edad que tendría, como 14 años, me quedó grabado cómo se referían a su integridad, su inteligencia y su compromiso inquebrantable con Venezuela. Esos relatos formaron en mí una admiración temprana hacia su figura.

Años después, gracias a su hija, la Dra. Josefina Bruni, tuve la oportunidad de comenzar a tratarle directamente. Fue en un embrionario grupo político, al que ella me invitó junto con colegas y amigos, donde Marco Tulio se convirtió en uno de nuestros primeros y más valiosos asesores. Su orientación y apoyo fueron cruciales, de suma importancia para nosotros comenzar a comprender el fenómeno político venezolano.

En 2004, cuando impulsamos los Comités por la Libertad de los Presos Políticos, Marco Tulio estuvo al frente, brindando el enorme respaldo moral que su integridad le otorgaba. Su compromiso con los derechos humanos no se limitaba a palabras; era un hombre de acción y participación, incluso en los momentos más difíciles para nuestro país.

La última vez que tuve la dicha de verlo fue el 17 de mayo de 2019, durante el homenaje a su amigo Carlos Canache Mata. Su presencia en ese evento fue un recordatorio de su inquebrantable lealtad hacia sus amigos y los principios democráticos que el doctor Canache y el doctor Bruni Celli compartían.

Hoy, al reflexionar sobre el legado de Marco Tulio Bruni Celli, debemos reconocer y apreciar el impacto profundo que hombres de su calado pueden tener en las naciones. Su ejemplo nos invita a continuar luchando por los ideales que defendió con tanta pasión: una Venezuela justa, libre y digna.

Expreso mis más sentidas condolencias a su esposa, la señora Sonia Rojas de Bruni Celli, a sus hijas y a todos aquellos que tuvieron el privilegio de compartir su amistad. Marco Tulio Bruni Celli no solo fue un defensor de la democracia, sino un faro de esperanza y convicción para quienes soñamos con un futuro mejor para nuestro país.

Su legado perdurará como una inspiración para las generaciones futuras. Descanse en paz, doctor Bruni Celli. Su lucha y su ejemplo seguirán vivos en el corazón de Venezuela.