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Marco Tulio Bruni Celli: el último ideólogo de Acción Democrática

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Marco Tulio Bruni Celli nació el 8 de febrero de 1932 en el estado Anzoátegui.

Foto ©VASCO SZINETAR

 

Don Francisco Saverio Bruni debió haber sido admirador del célebre Cicerón para darle a su hijo el nombre de Marco Tulio, quien nacería en el pintoresco pueblo de Anzoátegui, municipio Morán en el estado Lara, de la formada familia Bruni Celli, educándose en distintas profesiones. Marco Tulio se haría sociólogo y abogado para el servicio de Venezuela en lo interno y lo internacional, todo expuesto en centenares de artículos, ensayos, libros, discursos, conferencias, declaraciones de prensa y entrevistas hoy fuente de investigación de su legado que pudiera titularse “Marco Tulio Bruni Celli: biografía de un intelectual”, todo en el marco de una de sus definiciones y sociológicamente más importantes.

«La libertad política, la justicia social y la participación efectiva constituyen los elementos esenciales de la democracia moderna. Aun cuando estos principios no tuvieron un desarrollo paralelo a través del tiempo, pues el proceso histórico señala que primero hubo que conquistar la libertad, luego cierto grado de justicia social, para después llegar a nuevas y más modernas formas de participación, la verdad es que allí donde los tres elementos han hecho su aparición tienden a reforzarse mutuamente al extremo de que, tal como lo señalan experiencias recientes, la debilidad de alguno de ellos pone en peligro la naturaleza y hasta la existencia de los otros. (Nueva Sociedad 70/Enero-Febrero 1984)

A partir de aquellas definiciones, Marco Tulio Bruni Celli militó desde su juventud en el partido Acción Democracia en el marco del proyecto de país de sus fundadores, comenzando a aplicarse entre 1945-1948 hasta donde se pudo y  dos libros suyos, “La revolución de octubre de 1945” y “ El golpe de Estado contra Rómulo Gallegos”. Al regreso de la democracia en 1958, un Comité Político Nacional (1979) ordenó la actualización de tesis política y sus principios programáticos a los fines…

“La modernización del Estado, la lucha contra la pobreza y la marginalidad, el fortalecimiento de los mecanismos de participación, el fortalecimiento de los partidos políticos y de los grupos intermedios, el balance y la colaboración de los poderes, el mejoramiento de las condiciones de vida, la superación de las injusticias sociales y el respeto de la libertad».

Lamentablemente, a partir de las décadas de los años ochenta, el partido dejaría de ser del pueblo. La corrupción, las desigualdades y las crisis económicas, políticas, educativas, laborales y de salud lo convertirían en una maquinaria solo para ganar elecciones, bajo un personalismo. Sobre ese particular MarcoTulio Bruni Celli promovió sustituir en los Estatutos de AD “la vieja concepción organizativa leninista del centralismo democrático por la de la ‘democracia interna participativa’” (El Universal, marzo 18 de 1988), convencido de que “el autocratismo es el enemigo de los partidos”, proponiendo el derecho a disentir en el partido”. Acción Democrática nació como una esperanza de redención social, como expresión de un nuevo país, como instrumento de cambio social, económico y política. “Sin embargo, internamente, como pareciera renacer los esquemas que precisamente el partido se proponía erradicar” (El Nacional, junio 15 de 1984), para lo cual era necesario reconocer el derecho a disentir en el partido. “Estar en desacuerdo con decisiones, proposiciones o puntos de vista de otros no solo es posible, sino también deseable y necesario para la buena marcha, la unidad y la evolución de las organizaciones políticas modernas” (El Universal, noviembre 11 de 1985). La corrupción fue un tema muy trabajado por Marco Tulio Bruni Celli. Para él, “la honestidad y el estricto cumplimiento de la moral administrativa y política han sido y son propósitos de Acción Democrática…Los partidos políticos democráticos —y el nuestro debe estar a la vanguardia— están en la obligación de castigar las desviaciones y actos deshonestos cometidos por dirigentes o militantes suyos” (El Universal, 8 de agosto de 1989), lo que llevó a la creación del Tribunal de Ética del partido, resultando finalmente un fracaso en sus propósitos.

La precedente y apretada síntesis del pensamiento político, sociológico y ético de Marco Tulio Bruni Celli es testamentaria, para el rescate de Acción Democrática, cuando se restituya la democracia venezolana hoy secuestrada por una casta militar y política de corruptos. ¡Vamos a difundirla entre el acciondemocratista de sentimiento!

Gracias, Marco Tulio, no te vamos a defraudar…

 

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