Entre octubre y diciembre de 2022 el Instituto de Prensa y Sociedad de Venezuela (IPYS Venezuela), una organización independiente fundada en 2002 para promover un mejor periodismo, se dedicó a actualizar el informe que denominan Atlas del silencio, publicado por vez primera hace tres años. El estudio, cuya segunda versión se acaba de conocer, bien pudiera ser una asignatura en los últimos años del bachillerato. Es geografía de la información.

Se trata de recorrer el país -sus 335 municipios- e introducir una nueva categoría: los desiertos de noticias en Venezuela. La actualización del informe indica que 7 millones de personas viven en zonas en las cuales la cobertura de hechos de interés público -por radios, televisoras, portales digitales y periódicos- es insuficiente o simplemente no existe. La cifra indica un incremento de 1,7 millones de personas con respecto al Atlas de 2020.

Desde luego, es el resultado de una política ejecutada con pertinaz desvelo. Desde 2002 hasta el presente se ha gobernado para implantar la «hegemonía comunicacional», cuya contraparte es subordinar y reducir la prensa, inhibir el debate político y acorralar el pensamiento crítico. A la «narrativa» que Lula da Silva recomienda crear al régimen de Maduro ya le salieron canas.

«Lo que estamos viendo, dice Marianela Balbi, directora de IPYS Venezuela, es la aplicación de un modelo de censura. Durante mucho tiempo hemos visto cómo han ido desapareciendo los periódicos, las emisoras radiales están asediadas y los portales informativos muchas veces son bloqueados».

Más de 40 portales informativos cerraron en Venezuela  porque para hacer efectivo el ingreso del usuario es necesario activar una VPN, red privada virtual que cambia la dirección IP a otro país y de esa forma se puede burlar el cerco de esta comarca de la que se adueñó el régimen de Maduro. Los lectores de El Nacional hacen uso de esa VPN para tener acceso al contenido de esta plataforma informativa.

Al revisar el Atlas del silencio se observa, por ejemplo, cómo  en el estado Zulia -63.000 kilómetros cuadrados y 5 millones de habitantes- es un inmenso desierto en el cual ya no circula ningún diario impreso y apenas sobreviven 10 radios y otros tantos portales. Una situación que se repite en Táchira, en Barinas, en varias zonas del centro y oriente del país y en otras próximas al área metropolitana de Caracas. La geografía del desierto informativo.

En Venezuela hay cortes de luz diariamente, se cae el servicio de Internet o es precario casi siempre, son bloqueados los portales molestos y vigiladas al extremo las radios insistentes, los diarios impresos son una excepción y los periodistas y editores perseguidos, hasta que se escucha el silencio. Es la geografía de la desinformación. La mayor sanción contra los ciudadanos impuesta desde el poder.


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